(“Muerte de Julio César”, quien fué asesinado en la Curia de Pompeyo y que representa la tiranía en el seno del poder. Pintura de Vicenzo Camuccini, realizada en 1798).

 

El Estado de partidos. Los partidos políticos estatales 

 

Temas. Estado y Nación. Sociedad civil. Partidos societarios. Oposición política. Democracia. Dictadura. Voluntad general. Revolución francesa. Izquierda y Derecha política.  Representación política.

 

Pocos se dan cuenta que el hecho de que los partidos estén dentro del Estado supone que la nación no tenga un instrumento para defenderse y poder hacer oposición política verdadera ante el poder de este. Para poder entender mejor este artículo, es necesario considerar los conceptos en su significado propio, totalmente distintos, de Estado y nación. Los partidos, originalmente societarios, se originan en el seno de la sociedad civil como consecuencia inevitable de la libertad de asociación para defender los intereses de los distintos grupos sociales que surgen por la natural divergencia de ideas y clases.  

Hoy, de la misma manera que durante el siglo XX se aceptaba un único partido estatal en la forma de gobierno de la dictadura, hoy, la sociedad española admite que los partidos formen parte del entramado institucional y gubernamental dentro del mismo Estado, y sean financiados con dinero del contribuyente. En este caso, se cometen dos delitos de corrupción que podemos decir que son de los más perniciosos; uno el propio delito de aceptar ser financiados con dinero público, y el segundo delito, aún mayor, es el de presentarse a los comicios con una cuantía material que sus competidores no tienen.  

En términos jurídicos, un partido estatal tiene la misma cualidad que cualquier partido que estuviera en lo alto del Estado en una dictadura. En España, un partido único estatal lo fue Franco (Falange), hoy, son partidos varios estatales que constituyen con un movimiento de rotación, cada cuatro años, las legislaturas sin dejar de ser en ningún momento instituciones u órganos del mismo Estado, es decir, no se cambia al poder en los comicios. La condición, la naturaleza y la cualidad jurídica es estatal y nunca civil, precisamente de quien los individuos nos tenemos que defender. Una manera de gobernar, el Estado de partidos o Partitocracia vulgarmente hablando, trae consigo, como en el mayor de los totalitarismos, la “razón de Estado”, convirtiendo a su paso todo en dependencias administrativas estatales, dejando así a la nación marginada en cuanto a la cualquier acción, elección o participación en los asuntos públicos y de la política para un futuro. No existe libertad de acción en otro lugar que no sea el Estado.  

El propio término –Partido-, se refiere a una parte de un todo, que es la sociedad, que es de donde son originarios, y es por lo que deben de estar anclados en la sociedad civil y nunca en el Estado, como puente de unión entre ambos. Nadie puede discutir que el Estado es una Unidad de poder que no es susceptible a ninguna partición, es unitaria, es aquí donde encontramos la realidad de que no se puedan llamar partidos, ya que el Estado no se puede partir o trocear, y se les haya dado una definición técnica desde la sentencia del Tribunal Constitucional de Bonn como órganos del Estado, porque viven, operan y se desarrollan únicamente dentro del Estado. No existe, en un Estado de partidos o Partidocracia, una acción política legal que no sea la que existe dentro de la veda estatal. Una prueba para dilucidar la creencia generalizada, en España, de la existencia de una democracia como forma de gobierno. 

Además, que los partidos sean estatales, supone que no pueda existir izquierdas ni derechas evitando una verdadera oposición entre ellos, ya que, en esa situación estatal de residencia, o, mejor dicho, de posición política, ya poseen ellos el poder, ya están ellos en la posesión que es propia exclusivamente de la Derecha política. Este argumento es muy sencillo de ver y de entender. Es en la Revolución francesa donde aparece la adjetivación “Derecha e Izquierda” a las posiciones políticas existentes, la primera, constituida por el Rey (Luis XVI) (Monarquía), el Clero y la Aristocracia los cuales ocupaban las plazas del poder en el Estado, y la segunda, la Izquierda política, aquella parte fuera del poder y de los límites estatales, los cuales pretendían cambiar esa naturaleza de dominación siendo oposición política. Es por eso una equivocación la de considerar a la “Izquierda” como ideología. La Izquierda, o la Derecha, son posiciones políticas no ideologías. Hoy los partidos forman parte del poder, están ya dentro de las plazas de poder, esto es, del Estado que es quien los mantiene y los financia, no pueden ser servidores ni atender a los intereses de la sociedad civil.

 

El Estado de partidos

 

En una forma de gobierno como es el Estado de partidos que hay en España, y también en casi toda Europa, los partidos políticos se instituyen en un terreno que no es propio de ellos, de lo que puede o no ser legal. Solo por el hecho de su situación en cuanto al poder se refiere, del cual forman parte, evitan la libertad política. En una forma democrática de gobierno, los partidos son y pertenecen a la sociedad civil gobernada, y en esa situación de gobernados, emprender las acciones para llegar al poder, esto es, hacer política, o lo que es lo mismo, luchar para conseguir el poder. De igual manera, en aquel que ya estuviera en el poder, tras los comicios, perdería la situación estatal volviendo a su originaria posición política de gobernado perdiendo todo carácter estatal. Volvería a ser de “Izquierda”

Esto es una de las tantas pruebas para afirmar de manera rotunda que en España no hay democracia, ya que la libertad política de la sociedad española está retenida en poder los partidos políticos que hay dentro del Estado, sirven al Estado con una función identificativa y no representativa, ya que la representación no puede efectuarse mediante partidos políticos (ficciones jurídicas), sino por personas físicas. Es un movimiento de consenso, oligárquico, que cumple la función para desarrollar los objetivos políticos de esta forma de gobierno partitocrática, que no es nada más y nada menos que la integración de las masas en el Estado, exactamente igual que dicta la doctrina fascista de los principios de siglo XX en Europa, los gobernados no eligen, votan a órganos del Estado y refrendan las cuotas de poder. 

Se mantiene así la grandísima confusión de que los partidos representan al pueblo y a la “voluntad general” de la nación, cuando lo que sucede es que lo que se quiere llamar voluntad general se refiere a la demanda de esa parte de la sociedad indignada que se convierte mediante la propaganda partidista en la oferta política para los gobernados. La “voluntad general” es la integración de los que votan en lo estatal. Lo que es del Estado, es también de la nación en forma de gobierno elegido a mayorías en una democracia, pero no sucede a la inversa, que lo que es de la nación no le pertenece al Estado, pues la nación es previa al Estado que utiliza a este como convenio o herramienta para la defensa, la seguridad y la administración de los ciudadanos que son la nación, mediante el gobierno en funciones que es el Ejecutivo. Por lo tanto y a razón de la democracia, el marco y los límites del Estado es de incumbencia de la nación cuando se habla de elección de presidente de gobierno (Elecciones presidencialistas), y los partidos son y se originan en la sociedad civil, no para estar en el Estado, sino para defender los intereses ante este de la sociedad. 

En el primer momento en que los partidos se desmarcan de la sociedad civil aceptando ser financiados con dinero público y entrando a formar parte del marco estatal, es decir, se convierten en órganos permanentes del Estado, aniquilando cualquier alternativa que no sea la que marca la veda legal del Estado evitando así la libertad política, están traicionando a la sociedad gobernada y, aunque la propaganda sea confusa y nos quieran inculcar mediante su propaganda ideas capciosas en cuanto al funcionamiento de las facciones estatales, jamás un partido de esta índole podrán mirar por los intereses de la nación ni tampoco representarla; lo primero porque se ha desvinculado de esta, y segundo porque cada uno es de quien le paga y le mantiene. 

 

“En España nadie elige absolutamente nada en la urna, sucede un reparto de cargos, dinero y poderes según la proporción de votos”. 

 

Los partidos estatales se han convertido en órganos permanentes del Estado, o facciones, y que hagan lo que hagan, roben, prevariquen se corrompan o maten, seguirán ahí arriba manteniéndose con nuestro dinero, a base de que los españoles les mantengan con sus votos en las urnas legitimando esta manera de gobernar. 

 

Benito Mussolini 1923; “Todo dentro del Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”

 

“Millones de personas han votado o tienen la intención de votar a los partidos con más corrupción en sus espaldas antes de cada comicios en este período de Partitocracia”.

 

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Antonio HR, sábado 9 de octubre de 2021.

 

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