Imagen, (Cuando ya no brillaba el sol, Roma se tornaba en algo muy distinto).

 

Conceptos políticos IV. De la nación y el Estado  

  

La ignorancia de los términos políticos y la deliberada manipulación de los mismos, son barreras que impiden a los españoles comprender la realidad política en la que viven. Sin lugar a dudas, los dos términos que más confunden son “Nación” y “Estado”. Si ante una frase sencilla como esta: “la nación tiene derecho a elegir quién gobierna el Estado”, el extraviado intelectual que percibe esa información desconoce la diferencia del significado entre estos dos términos, no habrá entonces posibilidad de comprensión. En España, generalmente, se utilizan “Nación” y “Estado” como sinónimos o vocablos que expresan lo mismo; no lo son, nada más lejos de la realidad.

En todos los medios de comunicación escuchará a miembros de los partidos del Estado, de sindicatos, de la patronal o a tertulianos de los programas televisivos, prensa y radio, utilizarlos intercambiablemente sin el menor pudor, se trata únicamente de propaganda, no de verdadera información. No es de extrañar, pues, que los españoles no puedan entender la frase que mencionábamos e identifiquen la contradicción y, consecuentemente, la confusión que origina su mal uso.

Para salir de esta confusión es necesario definir e identificar cada uno de esos términos por separado. La nación es la reunión de los individuos que forman parte de ella, es decir, la nación es un conjunto de seres humanos que, mediante hechos históricos objetivos, forman parte de un mismo territorio en común, que han nacido allí. Existe Nacionalidad (pertenencia a una nación) y no puede haber “Estatalidad”, nadie puede pertenecer al Estado (como ocurre actualmente con todas esas personas que se entregan voluntariamente a las urnas apoyando a facciones del mismo, _ Integración de las masas en el Estado _, (doctrina original del fascismo y objetivo y fundamento político del Estado de partidos o Partidocracia actual en España y Europa).

El Estado (aquí se refiere al Estado entendido en su significado moderno que tiene origen en el Renacimiento) es la suma de las instituciones que lo componen. El Estado está gestionado por seres humanos, pero no está compuesto de ellos. Es la “personalidad jurídica” que representa a la nación frente a otros estados en la esfera exterior. Es un convenio o herramienta al servicio de la nación, para su defensa, seguridad y administración.

Definidos ambos, la frase comienza a tener sentido. La nación (los seres humanos que la habitan), tiene el derecho universal de elegir quién tiene que habitar en el Estado (instituciones) y quién dirigirlo (gobierno)”. Pero conviene definir y distinguir qué es el gobierno y cuál es su función para terminar de comprender esta aparentemente sencilla frase.

El Gobierno es el gestor de la maquinaria del Estado, es decir, en una democracia formal (sistema presidencialista), las personas elegidas por la nación para ejercer ese cometido de manera temporal (según marque la constitución). Su acción debe limitarse al poder Ejecutivo, siendo el Legislativo (crear las leyes) competencia única y exclusivamente de la nación. El Estado, excepto en las dictaduras y los estados de partidos o partidocracias (como actualmente en España), no es el que debe de legislar, ejecuta las leyes, pero no legisla. Así pues, la frase ya no tiene misterio: “La nación (los seres humanos que la habitan) tiene el derecho a elegir quién gobierna (las personas encargadas temporalmente de gestionar) el Estado (las instituciones)”.

Pero ahora surge un problema si comparamos esta sencilla frase con la realidad de España. ¿Es la nación (los españoles) quien elige al gobierno? La respuesta es NO. En España no elegimos al presidente, éste resulta del aparato del partido, que es el que confecciona las listas de los diputados, los cuales, eligen en la investidura a este como señal de lealtad a él (jefe de partido), que es el que les ha puesto en ese lugar. Los elige no por sus méritos o virtudes, sino por su obediencia o amiguismo (o quién sabe la razón); de ellos depende quién será el presidente del gobierno (su jefe). Por tanto, el presidente del gobierno en España se elige él mismo, se autonombra presidente del Ejecutivo. Los españoles votan, pero no eligen, refrendan listas que elige el jefe de partido, por tanto “la nación tiene derecho a elegir quién gobierna el Estado” deja claro que nosotros, los españoles, no tenemos ese derecho y por este simple hecho sabemos y es la prueba de que no disfrutamos de Democracia como forma de gobierno.

En España, la nación solo puede votar lo que desde el Estado se le ofrece, no tiene derecho a elegir quién gobierna el Estado. El poder se constituye desde el Estado, prueba irrefutable de que en España no hay democracia. Mediante el voto en España se establece la proporción de poder que tendrán las facciones estatales (mal llamadas partidos políticos) y la integración de la nación en el Estado que es la finalidad de la forma de gobierno del Estado de partidos actual. Para que la frase tenga sentido en España debemos cambiar la forma de gobierno existente, es decir, el Estado de Partidos actual, por una democracia Formal o Política donde “la nación tenga el derecho de elegir quién gobierna el Estado”. El hecho de cambiar de “partido” no cambia nada sobre la facultad y derecho universal de poder elegir quién gobierna. El hecho de votar en un Estado de partidos es el desprecio a la nación y delegar, como siervos voluntarios y no como ciudadanos libres, lo que le pertenece a la nación en aras de la maquinaria del Estado.

También en el Número XIX de octubre de 2023 de la Revista 2023 Libertad Política.

 

Del Art. “Hablando claro” redactado por Daniel Prieto, lunes 4 de septiembre de 2023   

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