Los partidos políticos
Lo que haremos en este artículo, uno de los muchos en el que hablaremos de los partidos políticos y sobre todo los partidos políticos en España, es señalar cuál es su naturaleza, esto es, lo que son y su relación en la estructura de poder; y cuáles son sus principios y hablar por cómo obran, que es lo se refiere a las emociones que los mueven. El desarrollo de este artículo se refiere, no al funcionamiento de los partidos políticos en su esfera interior (sobre este tema desarrollamos otro artículo, enfocado en la Ley de hierro de las oligarquías de Robert Michels), sino a cómo funciona la estructura de poder del Régimen en vigor basada en el poder único y supremo de las facciones estatales, comunmente conocidos como partidos políticos, con relación a los partidos. Todo lo que oímos realmente en los medios y en la propaganda estatal en España es totalmente incierto, mera propaganda partidista apoyada y seguida gracias a los tópicos y creencias infundadas por la propia propaganda y una larga educación desde las instituciones a varias generaciones de individuos. Hoy en día la sociedad española no es capaz de definir de manera homogénea la situación política ni el verdadero funcionamiento de la estructura de poder que les gobierna. Hecho, el de los partidos políticos estatales en España, fundado y forjado en el farolillo de la mentira y la traición de los principales jefes de los grandes partidos a sus principios para formar una oligarquía y liderar la cúspide del Estado mediante el consenso político (la reconciliación o concordia de la propaganta del Estado), donde la corrupción cotidiana es el sustento de la funcionalidad de la estructura institucional y es fundante del hecho, es decir, se necesita de la mentira y de la corrupción para que se pueda funcionar y así evitar destapar esa mentira que lo fundó, donde las emociones y sentimentalismos ideológicos de los individuos son la carne de cañón y la demanda para que el Estado fabrique mediante la propaganda partidista la oferta política. Una mayoría de los españoles siguen pensando que, en las urnas, pueden ellos elegir o decidir algo sobre su futuro político, pero lo que muchos no se han dado cuenta es, que siguen refrendando en las urnas cada cuatro años las listas de diputados que acoplan los jefes de partido para las campañas electorales, hecho que da lugar, dependiendo de los votos captados, a los múltiples pactos y consensos para el reparto de poder, puestos y riquezas. A pesar de ser el desangre físico, mental y moral de la sociedad española y, ya que, al no haber Libertad Política, jamás nadie de los que haya llegado al poder ha cumplido una sola palabra de lo prometido en su programa electoral, aun siendo así, la terqueza de la sociedad española, sola de su orgullo y corrupción moral en sí misma, continúa como decimos dándole el poder a quien les avasalla, les miente y les roba, lo que conocemos como servidumbre voluntaria.
Sobre la naturaleza de los partidos políticos estatales y lo que son.
Como naturaleza de estos, los partidos políticos nacen en el siglo XVIII, donde tras un constante progreso en la lucha entre las clases burguesas y clases bajas de la sociedad para alcanzar el sufragio en contra los sistemas liberales o parlamentarios, que tenían limitado el margen de emancipación a finales del siglo XIX principios del XX, encuentran un avance en el ámbito socio-político para terminar como instrumentos de acción política de los individuos a consecuencia de la libertad de asociación. En un primer momento, nacidos en la sociedad civil para formar o representar la voluntad del pueblo ante el Estado. A partir del período de la postguerra y tras una larga lucha en el siglo XIX, especialmente en las constituciones alemana e italiana y prácticamente casi todos los países de la Europa continental, los partidos toman un rumbo prácticamente opuesto desvinculándose de la sociedad civil y pasando a formar parte del margen estatal, más en concreto desde La República de Weimar a principios del siglo XX en Alemania. En el caso de España y tras el fin de la dictadura franquista, se produce un pacto entre agrupaciones opuestas y enemigas durante la dictadura y previa a esta en la Guerra Civil, para repartir el poder del dictador en cuotas; estos pasan a ser agrupaciones políticas entronizadas en el Estado, pagados por el Estado, órganos permanentes del Estado, (el Tribunal Constitucional de la Jurisprudencia de Bonn define a los partidos estatales como órganos permanentes del Estado en la forma de gobierno de Estado de partidos o Partitocracia vulgarmente hablando), o como se definían a finales del siglo XVIII y siglo XIX por grandes pensadores políticos como James Madison, Edmund Burke o Alexis De Tockeville o John Stuart Mill, facciones. Podemos decir que ningún partido representa ni puede representar a la sociedad civil, siendo en su forma natural elementos de la sociedad civil y nacidos en esta como consecuencia de la libertad de asociación, que en su origen se fundaron y sirvieron como puente entre los ciudadanos y el Estado (entre la Nación y el Estado), en cuanto estos se desmarcan de la sociedad civil, los partidos estatales, dejan de representar a esta porque no residen en ella, cada uno es y se debe a quien le paga. El hecho de este desvío, no solo físico y funcional sino moral y fundacional y, al abandonar estos su estancia en la sociedad civil y pasar a pertenecer al Estado, aparte de producirse una traición moral al pueblo que es donde deberían residir también sucede que, rechazan los intereses del pueblo por defender los intereses del Estado, con lo cual, no necesitan tener ideologías de ningún tipo, ellos ya tienen el poder, no precisan ni les importa poseer ninguna forma de ideológica. Un ejemplo que se refiere a la propaganda del Régimen es decir que hay izquierdas o decir que hay de derechas; en primer lugar los partidos estatales de izquierdas no existen, este hecho no solo se refleja en la filosofía política de todos los tiempos, sino que simplemente, entendiendo que lo que venimos llamando la izquierda política es aquella parte de la sociedad o del pueblo que forma un movimiento de carácter revolucionario, es decir, para buscar un cambio político, y que tal movimiento surge y reside únicamente en la sociedad civil representando y dando la cara por el pueblo ante el poder, por lo tanto, cuando hablamos de partidos estatales directamente estamos liquidando toda idea de que desde ese partido surja o permanezca cualquier tipo de revolución para cambiar nada ni tenga en absoluto nada que ver con movimientos de la sociedad civil. Cuando los partidos son estatales como ocurre en España y en una gran parte de países en Europa, la izquierda y la derecha no existen, existe una oligarquía de jefes de partido dentro del Estado necesariamente en consenso; en otros capítulos hablaremos y daremos a este término infinidad de explicaciones y ejemplos para llegar a comprenderlo y llegar a saber de qué se trata este concepto, el consenso político, tan inusual en el diccionario político de otros países como Inglaterra o Estados Unidos.
Que los partidos políticos sean estatales supone que no haya Libertad Política, porque la voluntad general no la forman las mayorías mediante el ejercicio de su Libertad Política que es el voto, la forman y la constituyen los partidos, sin ningún elemento de representación sino mediante la identificación de los individuos con estos. ¿Por qué no hay Libertad Política?. La Libertad, muy lejos de lo que la mayoría de los españoles entienden por libertad, no es algo que nadie otorgue o conceda desde un poder superior, no son derechos o libertades individuales que nadie te ceda, no es algo que se tenga que salir a la calle a pedir en un primer momento, la Libertad, es pura y únicamente una conquista colectiva de toda la sociedad o de una mayoría de esta, de no ser así, no es ni será jamás libertad, será otra cosa, pero no Libertad. Los partidos al estar y residir en el Estado tienen ya el poder, han pasado de ser movimientos sociopolíticos y residir en la sociedad civil a ser órganos estatales con una naturaleza jurídico-constitucional u órganos del Estado; no es el Estado el que tiene a los partidos políticos, son los partidos los que tienen en sus manos al Estado. Ojo con el Estado, en España, allí donde en la dictadura de Franco había un solo partido estatal, ahora son varios partidos que se suceden el poder del Estado cada cuatro años; poder legitimado de la Victoria del General Franco en la Guerra Civil y, que al no haber habido ruptura con el Régimen anterior, ese poder sigue legítimo y vigente y está repartido en cuotas en proporción a los votos captados, esto es, un sistema de votaciones plebiscitario o sistema proporcional de listas. (Ejemplo del Sistema de proporción de listas en la foto).
Sobre el poder y la oposición entre los partidos.
Al haber un pacto, un consenso y, al residir todos dentro del Estado, no puede haber política entre ellos, me refiero al disenso político verdadero o a la oposición política; oposición hubiera si el partido que aspira al poder estuviera fuera del Estado o si la lucha por ese poder, o la pura política, estuviera fuera del margen estatal, por lo tanto, no hay nada que elegir cuando todos, por su naturaleza, son órganos del Estado. Además, se produce un fraude de carácter institucional y constitucional, pues sucede que aquel partido que pierde el poder y deja el gobierno en funciones continúa dentro del Estado aún, dentro y participando de dicho reparto de los poderes del Estado en lugar de salir del juego y volver como es natural a la sociedad civil. El carácter plebiscitario del sistema de votación se basa en la ratificación de listas de empleados de partido e impide que haya elección de ningún sujeto político, no es el individuo con derecho a sufragio el que elige al comisionado parlamentario, los diputados son elegidos por el jefe de cada partido, tampoco hay una lucha por el poder ni la puede haber porque, como venimos diciendo, ya tienen ellos el poder.
¿Dónde y cómo se sucede la lucha por el poder, es decir la política, si todos están dentro del Estado y ya tienen el poder?, este tema se refiere a la propaganda partidista. Tal lucha por el poder no existe, no hay ni puede haber política, es la estructura de poder y la forma de gobierno, el Estado de partidos, que rotundamente prohíbe que haya política en España; esto consiste en el hecho fundante del consenso político, que se resume en mantener la mentira, el circo y un teatro del que todos precisan para que todos ellos sigan allí, básica y precisamente hacer que parezca que hay política aunque no la pueda haber, ya que he señalado que dicho consenso la evita y la prohíbe. Lo único que podemos observar realmente es una disputa de carácter competitivo entre los oligarcas o jefes de partido y toda la clase estatal por el dinero, la fama y los cargos, pero nada más. Por eso todos estamos acostumbrados a ver esa típica llamada a la participación desde todos los miembros de la clase estatal en los medios e instituciones; ¿a qué se debe?, se debe porque es la participación lo que a dicha clase estatal y al propio Régimen de poder les da más amplitud de reparto, es decir, más poder y legitimidad ya que el voto es y se resume en fuerza; por el contrario a lo que temen, o mejor dicho aún, lo único que temen, y mucho además, es la abstención. Cuando allí donde hay democracia la abstención no tiene efectos ningunos, cuando hay una oligarquía de jefes de partido dentro del Estado la abstención es letal para cada uno de ellos, quiere decir esto, que no solo la legitimidad de ellos temblaría, sino la del Régimen entero, porque si hay algo de lo que dependen las oligarquías, o mejor dicho, de lo único que dependen, es de la participación ciudadana, de ahí la necesaria llamada a las urnas en cada evento electoral. Se puede decir con esto que, el funcionamiento moral de los partidos estatales es de aparentar o parecer algo que no son. Para que esa propaganda partidista dé fruto se precisa del engaño, vender la ausente oposición mediante colores, símbolos y logotipos convertidos en facciones y que desde el mismo Estado se fabrican para que los individuos se hagan principales partícipes precisamente de ese fraude y de la mentira institucional, e identificados con dichos logotipos y colores, acudan a las urnas sin ser representados, únicamente para dar fuerza y mayor capacidad de reparto a las facciones estatales; es la voluntad general lo que se pretende interpretar por dicha identificación de una mayoría plebiscitaria con las listas de empleados de partido que aplica el jefe de partido en las listas de los eventos electorales.
En resumen, en cuanto a la naturaleza de los partidos y para saber cómo funcionan estos en relación con la forma de gobierno y el Régimen de poder en vigor, es decir, lo que son y pretenden ser, diríamos que son órganos o facciones del Estado que viven y se sustentan del Estado con dinero del contribuyente, por ley, y que una vez y habiendo sacado los votos necesarios en un proceso electoral de votaciones ya habrían conseguido entrar dentro del Estado y empezar a ser financiados, como decimos por ley, por el Estado con dinero del contribuyente; dinero que también lo usan para sus programas y campañas preelectorales. Lo paradójico de este asunto es que sólo los partidos que han recaudado un número de votos mínimos necesarios, podrán entrar dentro de ese reparto de poder y riquezas, y no sólo eso, sino que sin ese mínimo no estarán reconocidos por la legalidad oficial vigente, es decir, o se está dentro del Estado, o no se es legal; por este motivo se explica que no haya Libertad Política, puesto que ningún movimiento que nazca desde la sociedad civil, es decir, socio-político, puede intervenir en asuntos políticos ni siquiera hacer oposición a lo que hay. Tenemos que sacar claro de este párrafo aquí escrito que: no se puede considerar a los partidos representantes del pueblo o de los individuos o que tengan que ver con la sociedad civil, a todas aquellas organizaciones políticas que estén o residan dentro de los márgenes estatales, es decir, todas aquellas que estén financiadas con dinero del Estado o del contribuyente, además, sucede que, solamente la condición de civil obliga precisamente a no aparecer como elemento u órgano estatal. En cuanto a la oposición política real en el Estado de partidos, únicamente podrá haber y existir oposición política, como dijimos anteriormente, mientras sea cualquier organización o movimiento que venga desde fuera de la legalidad vigente reconocida por el Estado o a toda agrupación que se presente desde la esfera civil, nunca entre facciones dentro del Estado; siento un Estado de partidos como forma de gobierno que es lo que hay en España, habrá como vemos, puras competiciones entre la clase estatal por alcanzar cargos, riquezas u otros poderes, pero repito, esa competición se sitúa y queda siempre dentro del Estado, no tiene absolutamente nada que ver con los asuntos civiles ni públicos y no es oposición política.
Los privilegios económicos de las facciones del Estado.
Un ejemplo de lo que es y en qué consiste el privilegio de la financiación de los partidos estatales por ley, la tenemos en el pasado mes de enero de 2021; _ “El consejo de ministros aprueba el reparto de 52.704.140 euros consignados en los Presupuestos Generales del Estado de 2021 como subvención a los partidos políticos con representación parlamentaria para atender sus gastos de funcionamiento”_.
Esta cifra se mantiene congelada desde 2016, y su reparto, que se lleva a cabo de acuerdo con la Ley Orgánica de 2007 que regula la financiación de los partidos, se realiza en función del resultado obtenido en las elecciones al Congreso de los Diputados celebradas el 10 de noviembre de 2019.
Por tanto, el PSOE, es el que recibe la mayor cantidad, 14,3 millones de euros (a los que hay que sumar 1,7 millones de euros del PSC), seguido del PP con 11,7.
Para determinar la subvención de las subvenciones se tiene en cuenta tanto el número de escaños como el de votos obtenidos por cada formación.
Las distribuciones del crédito entre las diferentes formaciones políticas con representación en el Congreso, idéntica a la del pasado ejercicio, es la siguiente:
FORMACIÓN CUANTÍA
PSOE-14.383.030,44 euros
PP-11.714.463,64 euros
VOX-8.074.684,52 euros
UNIDAS PODEMOS-4.864.385,82 euros
CIUDADANOS-2.967.992,27 euros
ERC-1.659.817,53 euros
PSC -1.789.791,79 euros
JUNTS PER CATALUNYA. -1.193.863,46 euros
EN COMU PODEMOS-1.171.982,79 euros
PNV-867.504,12 euros
EH_BILDU-665.817,44 euros
MAS PAIS_EQUO-594.018,95 euros
CUP-469.434,30 euros
EN COMUN UNIDAS PODEMOS-381.659,90 euros
MES COMPROMIS-313.617,72 euros
PP_FORO-294.563,91 euros
COALICION CANARIAS_NUEVA CANARIA-286.112,23 euros
BLOQUE NACIONALISTA GALEGO-230.190,17 euros
PRC-153.046,17 euros
TERUEL EXISTE 79.723,02 euros
Sobre los principios de los partidos estatales y las emociones que los mueven.
Siendo un partido estatal el enemigo número uno de la sociedad civil y habiéndose desvinculado de ésta, ya no tiene nada que ver con los ciudadanos ni les representa ni tiene los mismos intereses ni les puede tener; hablamos de los principios de los partidos políticos y en lo que obran, y es que, cada uno se debe a quién le paga. Con lo cual, se precisa de algunos principios fundamentales para la funcionalidad del Régimen y de la estructura de poder. Sobre los principales principios de los partidos estatales; uno es el del engaño y la mentira en cualquier manifiesto, explicación de cualquier acontecimiento o discurso en los medios. Recalco algo necesario para entender que todo es mentira, esto responde a la ausencia de Libertad Política. Es preciso mentir para poder funcionar, siendo la mentira fundadora y fundante del Régimen, nace y se mantiene de una manera constante y necesaria para que se pueda funcionar y así mantener apartada de la ciudadanía la gran mentira en la que está envuelta de tal manera que no se destape el verdadero hecho fraudulento que los gobierna, como no hay Libertad Política todo lo que vemos es falso, casualmente siendo coscientes de esto, todo cobra sentido en el Estado de partidos. Con arreglo a esa mentira y para mantenerla, se precisa de otro de los principios fundamentales en el que se sostienen los partidos, esa es la apariencia; apariencia que los partidos reivindican en forma de ideologías a través de los medios estatales, esta propaganda partidista está basada en los sentimientos y emociones de las personas mediante logotipos, colores y otros símbolos. La propaganda, es naturalmente necesaria para que los principios fundamentales de los partidos permanezcan presentes en todo momento, pero no hablamos de una propaganda que esté basada en la realidad de los partidos y su objetivo, hablamos de una propaganda sujeta al principio de apariencia; por ejemplo, hablar de ser comunistas o socialistas o vender la idea de republicanos o demócratas, de izquierdas o de derechas. Si nos fijamos, todos viven y reciben su pedazo del pastel en cuotas que proviene de la monarquía, como hemos dicho anteriormente, cada uno es y se debe a quien le paga naturalmente, y el tipo de monarquía donde residen los partidos estatales es la Monarquía de partidos en su definición correcta, no constitucional o parlamentariacomo nos tienen enseñados; puesto que en España no hay constitución y no es el Rey quien designa al presidente del gobierno, tampoco es parlamentaria, pues el poder no está en el parlamento sino en los partidos; para entender esto hay que identificar un hecho, y es que las leyes no se hacen ni se fabrican en el Parlamento, al Parlamento ya se llevan hechas las leyes que se van a dictar. Hablamos también de una monarquía preparada y diseñada por Franco, de origen franquista. Lo primero que tiene que hacer un partido político para querer estar dentro del Estado y vivir de lo que este le presta es estar corrompido moralmente, el hecho se da una vez que un partido político acepta ser financiado con dinero público, porque está diciendo que no le interesa para nada lo que a los ciudadanos les ocurra o atañe, está diciendo que sus intereses y objetivos son únicamente intereses de partido y atendiendo al Estado y no públicos. Esta corrupción y malversación es lo que fácilmente les permite llevar a cabo la Carta Otorgada de 1978, llamada equivocadamente constitución. La religión de un partido político desde que entra en el Estado es el engaño. No existe otra forma de funcionar que no sea corromperse cuando un partido pertenece al Estado, es la forma más sencilla y clara de ver el fascismo y el totalitarismo delante de nuestros ojos. La moral de un partido estatal no es ni puede ser representar las ideas y lo que le atañe a un ciudadano, eso es lo que se aparenta, para eso, debería estar anclado y residir en la sociedad civil y no en el Estado, esto es, ser financiado únicamente por sus socios y no con dinero público, ya que eso es delito, aunque a las personas en España les parezca normal de tanto verlo y convivir con este hecho; no solo es delito el estar financiado con dinero del contribuyente, sino que se produce otro delito y es el de fraude electoral, ya que se entran en competición con los demás partidos con una diferencia de dinero muy notable entre ellos. Lo único que les preocupa de las personas es su participación en las urnas, algo que en tiempos preelectorales cantan y predican con tanto cariño y entusiasmo entre los individuos en sus mítines, programa electoral que luego, y tras llegar al poder o conseguir un puesto en la clase estatal, se olvidan como por arte de magia. Es un fenómeno, el de no cumplir con lo prometido, tan sencillo de explicar como que no hay Libertad Política, si hubiera Libertad, todo eso que prometen tendrían que cumplirlo irremediablemente, a no ser que quieran desaparecer de su cargo de un periquete, esa es la gran diferencia de que haya Libertad a que no la haya, por eso la infinita mentira de los programas electorales y falsa propaganda que más adelante señalaremos.
¿En qué consiste el teatro y la mentira de los partidos estatales?. Realmente es algo de Perogrullo, se precisa mantener una apariencia constante en todo momento, una ficción y un teatro fingido. Es tan obvio que hartos ya de verlo en los medios estatales de la radio, la televisión y la prensa y tantas veces dicho y repetido por estos, los individuos se han hecho la oreja a tales mentiras y barbaridades en el ámbito político. Hablamos de la apariencia y de lo que pretende la clase estatal en general parecer que son. La primera y más grande mentira de todas es hablar de democracia, término que en España brilla por su ausencia. No puede haber democracia porque lo que hay en su lugar es un Estado de partidos como forma de gobierno; al igual que en Alemania este sistema tapa la mentira mediante la exageración de decir que es la mejor democracia, en España se tapa la mentira mediante el engaño, la apariencia y la confusión. Veamos pues dónde reside la mentira en la verdadera definición que se puede encontrar en la descripción que establece el Tribunal Constitucional de la jurisprudencia de Bonn alrededor del año 1956: Gerard Leibzhold (persona que vemos en la imagen), es el gran jurista y director del Tribunal en esa época. El Régimen que hay actualmente establecido en España, se define como Estados de partidos, lo que el Tribunal Constitucional de Bonn nos dice sobre esta forma de gobierno es: _”que los partidos se han convertido en elementos a integrar del edificio constitucional, han pasado de ser elementos del plano socio-político a un plano jurídico-constitucional en función de órganos del Estado y se insertan en una serie de factores basado en la integración de las masas en el Estado“_ , Gerard Leibzhold, nos define así en su obra, defendiendo este régimen de poder lo siguiente: _”Hemos llegado a las mejores de las democracias, (y hace referencia al Contrato Social de Rousseau diciendo que es mejor que la democracia de Rousseau), el principio de la Democracia de partidos o el Estado de partidos que conduce a la voluntad general no es el de la representación política, esta voluntad solo nace bajo el principio de identificación de las masas con los partidos, no se pretende representar a nada ni a nadie”_. La segunda y gran mentira también, una de las más grande de todas, es hacer creer a los millones de siervos voluntarios que se acercan a la urna a votar sin saber que no eligen nada y cínicamente crearles la ilusión, que por un día en su vida eligen y deciden algo. No sólo es en las declaraciones del Tribunal Constitucional de Bonn donde podemos aclarar este hecho, también podemos salir de la confusión si nos vamos al Art.6 de la Constitución de 1978 en España, donde se reconoce los principios de la norma suprema alemana, que dice: _”los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumentos fundamentales para la participación de las masas en la política. Su creación y ejercicio son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley, su estructura interna y su funcionamiento deben de ser democráticos“_, (detengámonos en este punto, y es que se sucede otra mentira y otra prueba más de que no hay constitución y de que no se ha cumplido jamás ni ha estado en vigor nunca, y es que a razón de la teoría, la única teoría que hay con arreglo al funcionamiento interior de los partidos, la de Robert Michels y su Ley de hierro de las oligarquías, que funciona y se puede aplicar en toda situación y momento, nos señala que no hay ni puede haber ninguna organización, asociación o partido que funcione en su interior sino es mediante una jerarquía o una estructura piramidal de poder, con lo cual, este art.6 de la Constitución de 1978, no se ha podido llevar a cabo ni ha estado en vigor nunca). García Pelayo, primer presidente del Tribunal Constitucional de España, confiesa claramente que la forma de gobierno establecida en España en la Constitución española, la actualmente en vigor, es el Estado de partidos, donde aclara que: _”El Estado democrático ha de configurarse como un Estado de partidos debido a que solo estos pueden proporcionar al sistema estatal los elementos capaces de configurarlo democráticamente, la movilización electoral de la población, el ascenso al Estado de las orientaciones políticas y las demandas sociales debidamente sistematizadas, programas de acción política, como las personas destinadas a ser titulares o portadores de los afanes políticos estatales“_. Este es, otro dato más para salir de la confusión y la mentira. Tercera y gran mentira también, y es un tanto similar a la anterior es hablar de constitución, otro término totalmente inexistente en España. No se puede hablar de constitución porque lo que hay como documento jurídico en su lugar es una Carta Otorgada, una Reforma de las Leyes fundamentales del Reino franquista de la que todos los partidos en su día pactaron de espaldas al pueblo, que no participa absolutamente en nada más que la de refrendar lo ya escrito y redactado en un plebiscito y no en un referendum como se debe de hacer en el caso de una verdadera constitución; para que realmente tuviera que haber una verdadera constitución tendríamos que estar hablando de la existencia real de una verdadera separación de poderes Legislativo y Ejecutivo, que es lo que naturalmente y principalmente constituye una constitución, es decir, separar la Nación del Estado. Para que este hecho se dé se precisa de dos urnas, esto es, la separación de poderes es en origen, con elecciones por separado; una urna para el Representante de distrito que formará parte de una Cámara de representantes que representan a la Nación (Legislativo) y, por otro lado, la elección en circunscripción nacional del presidente del gobierno (Ejecutivo). El hecho que produce la participación de las personas en las urnas en el Estado de partidos, conlleva a la desaparición de la Nación haciéndola pertenecer y funcionar en relación con el Estado, la aparta de la sociedad civil. Es la monarquía, la que naturalmente tiene el papel moderador de ese poder reunido en los partidos estatales como sucede en todo régimen donde existe una oligarquía de partidos dentro del Estado, como sucede actualmente en España.
Sobre la propaganda.
Para poder mantener los principios de la mentira y la apariencia de los partidos políticos, hace falta una herramienta imprescindible, esa es la propaganda. Esta propaganda llevada a cabo por medio de todas las instituciones estatales como la radio, la televisión y la prensa, también en los colegios, institutos y universidades; no es un mensaje que conduzca a un objetivo real de los partidos o que nos diga de que se tratan los programas electorales partidistas, ni siquiera hace referencia a ninguna realidad social ni nada que ataña a la sociedad, esta propaganda se refiere a que debe realizarse necesariamente con un objetivo necesario y fundamental, y es mantener el engaño y la confusión, en toda situación y en todo momento cuidar y mantener esa apariencia o lo que se pretende aparentar. Por ejemplo, que los partidos se vendan como oposición política, no hay dicha oposición política real; fijémonos detenidamente en el detalle tan importante y que nos ayudará a entender la picaresca de la mentira y ese teatro del que hablamos; no existe oposición ninguna, no hay oposición cuando lo que hay es una oligarquía de jefes de partido en consenso, es el consenso político el que evita ese disenso y esa oposición real, para que se diera una oposición política, los partidos aspirantes al poder deberían estar fuera del Estado en la sociedad civil o simplemente esa lucha por el poder se debería de dar fuera del Estado. Remontemos al hecho fundacional del Régimen donde hay un pacto entre antiguos enemigos, ese pacto se basa sólo y exclusivamente en el consenso, inevitable y necesariamente tiene que haber un reparto, de hecho existen una cuotas que dependen de una proporción de votos, lo que hay en lugar de oposición es una competencia que queda únicamente dentro del Estado, de la que el pueblo no participa ni tiene nada que ver, entre oligarcas, también entre la clase estatal, pero eso no es oposición política.
Los principios de los partidos estatales y lo que los mueve debe de ir apoyado por el resultado de esa propaganda, destinada como decimos a mantener la mentira fundacional y fundante del Régimen. Por eso la propaganda no tiene nada que ver con la razón y si con los sentimiento y emociones de las personas. Estos sentimientos y emociones son los que hacen que una gran parte de los individuos se decanten por los diferentes logotipos y colores de la propaganda estatal y, mediante la identificación con estos y nunca la representación política, acudan de manera fanática, tradicional y como si de una religión se tratara, a las urnas. Propaganda también sujeta a la demanda del pueblo, es decir, la indignación, esa indignación que hace que el Estado fabrique más logotipos, partidos u otros órganos estatales para crear nuevas ilusiones a las masas. Por eso un indignado jamás puede valer para una acción de cambio real en política.
Los pactos y consensos.
El hecho fundacional del Régimen de poder establecido en España actualmente se elabora mediante el consenso político, que también es el hecho fundante, hasta hoy el Régimen se mantiene de la misma manera. Mediante pactos y consensos para adquirir y llegar al poder, a día de hoy y como todos ya sabemos, el gobierno lo forman dos facciones del estado que son PODEMOS y PSOE, pero podríamos poner cientos de ejemplos de pactos y de consensos, que lo único que son como definición y descripción dogmática y existencial repartos de poderes y riquezas; Ortega y Gasset dijo sobre el consenso que: _ “el consenso es el reparto del botín, donde hay consenso hay reparto de botín”_. Lo que los españoles llevan viendo desde hace 42 años es un largo parecer en el tiempo, dicen algunos que uno puede mentir mucho pero solo lo hará a unos pocos y no todo el rato, en España, se quiere aceptar así, o meramente el hecho de que ya se ha aceptado, que ya los ciudadanos españoles se han rendido a la mentira y se han acostumbrado a ella, es más, que directamente se participa con ella en plena naturalidad moral del pueblo español es un hecho. Pienso que tenemos casos, y hay casos para todo, pero lo que si podemos afirmar es que más de un 60% de los ciudadanos con derecho a sufragio votan a partidos estatales o votan en blanco que es lo mismo, están diciendo que están de acuerdo con lo que hay y que a pesar de la infinita corrupción y mentira, su opción es que les sigan mintiendo más y más. La realidad que se vive el pueblo español en cuanto a los pactos entre los componentes de la clase estatal se refiere a la constante y permanente traición de los partidos estatales, que al no existir Libertad Política y al pertenecer estos al Estado, solo pueden mirar por intereses de partido e intereses estatales y nunca por los intereses de los ciudadanos, de ahí los múltiples y constantes pactos y consensos, que llevan indefectiblemente a una traición a la sociedad, tapada con la apariencia positiva de la concordia y el consenso.
La moral del seguidor partidista y el votante en el Estado de partidos.
¿Qué moral puede tener un individuo que ha votado a un partido por lo que ese partido le ha vendido en su campaña electoral y a posterior ese partido pacta con otro y ese elector es traicionado?, ahora la pregunta que procede es, ¿qué necesita la moral del elector español que después de 42 años viendo lo mismo sigue acudiendo a la urna para que le sigan traicionando?, la pregunta del millón es, ¿Por qué vota uno?, ¿en función o en honor a qué o a quién?
Para ir terminando y hacer una pequeña reflexión y un resumen del contenido de este artículo, quiero volver al principio y volver a señalar que no pueden existir ideologías porque no hay Libertad Política. Un detalle que no quiero pasar desapercibido y que la propaganda del Régimen nos lo mete por los ojos es decir que hay Izquierda, eso es totalmente incierto. La izquierda política, es una idea principalmente que proviene de la lucha en libertad del pueblo y que procede sólo y exclusivamente de esa parte de la sociedad civil que pretende un cambio sociopolítico o una revolución, con lo cual, no puede existir jamás la izquierda cuando hablamos de partidos estatales. A pesar de que algunos se empecinan en decir que en España ha vuelto el comunismo y el socialismo, incluso lo califican haciendo referencia de repúblicas sudamericanas como Venezuela, tan incomprensible en política como decir que lo que hay en América es imposible que exista en España por el hecho que funda el Régimen de poder, aunque por sus principios y medios se asemejan dado que es la corrupción el factor del sistema para que estos funcionen en ambos. Tenemos que decir que todos los partidos son lo mismo, en primer lugar cualquier partido que entra a formar parte del Congreso de los diputados jura esta monarquía, es decir, naturalmente son monárquicos, todos sin excepción, se llamen como se llamen y prediquen lo que prediquen; eso por su naturaleza lo son, naturaleza real monárquica, puesto que es esa legitimidad que concede la misma monarquía para que puedan estar ahí, es un hecho, a pesar repito, de que prediquen lo que sea, ser son lo que son independientemente que ellos quieran vender otro cuento; un ejemplo lo tenemos en el Partido Comunista de Santiago Carrillo a día de hoy derivado en lo que es Izquierda Unida y actualmente Podemos, que ellos digan que son comunistas es una cosa pero que viven y llevan formando parte de una monarquía puesta por Franco 42 años eso no lo puede negar nadie, al igual que Esquerra Republicana, que republicanos lo serán de boquilla en apariencia, ser son monárquicos y viven de la monarquía como todos, pasa igual que Bildu, un partido estatal más, monárquico también, un verdadero colmo si nos ponemos ya que se puede oír cualquier cosa sobre ellos y supuestos ataques desde el partido al Rey o al Régimen, pero, no nos engañemos, es un teatro, ellos viven de la monarquía y muy bien además desde hace muchos años participando en y de ella; partido que llegó a ser Batasuna en su día, partido igual estatal y monárquico para el que no lo supiera.
En el pacto que firmó el consenso político de los partidos estatales, podemos contemplar un hecho y es como la ETA y como la Falange no estaban a favor de este pacto, no querían esa constitución hecha y elaborada a espaldas del pueblo, pero lo que sí tenemos claro es que la Libertad Política tampoco la querían. Hablar de centralismo, comunismo, fascismo, izquierdas, derechas, socialismos etcétera, meramente son calificativos banales que no valen para nada ni definen realmente nada si nos fijamos y nos detenemos a ver realmente lo que son por su naturaleza y sus principios, es pura propaganda. Porque no decir también que son todos partidos franquistas, dada su naturaleza, por supuesto que sí lo son, y hoy en día más que nunca. Facciones financiadas y entronizados en el Estado, órganos permanentes del Estado, que ya tienen ellos el poder repartido en consenso antes de ser elegidos y desde allí llaman a la participación en las urnas. Lo que hoy tenemos por su naturalidad por lo que es y, por sus principios por lo que obra, es puro franquismo, partidos estatales franquistas, una monarquía legitimada y legalizada por el dictador, _todo quedo atado y bien atado_, dijo el dictador en los medios del momento. El principio de la apariencia fundamenta el teatro y la propaganda del Régimen y, ocultado con la mentira y el efecto del consenso político, deriva en una manipulación del lenguaje en todas sus formas y que dicha manipulación del lenguaje dura hasta nuestros días, necesaria manipulación para ocultar de la vista la gran mentira que vive España desde hace 42 años y es que, no hay democracia y que nadie elige ni decide absolutamente nada en las urnas.
En artículos posteriores seguiremos hablando de los partidos políticos estatales, seguiremos aclarando términos y conceptos de la manera más clara y sencilla para que el lector pueda entender y situarse en el caso de tener dudas. Porque esto no se trata de opiniones, los hechos no son opiniones, un hecho es y lo es para todos, aquí como veis no se pretende entrar en valoraciones si no en describir hechos y definir términos. Ni tampoco podemos decir ni hablar de ideologías, puesto que una definición no es una idea sino algo existencial que todos pueden contemplar.
Espero como siempre que hayan disfrutado y les haya servido en provecho de su información e inspiración, un saludo todos y hasta el próximo artículo.
“Seguir votando en el régimen de partidos es seguir dando de comer en las urnas a la ignominia de los partidos estatales. Es seguir instituyendo amos sin tener nunca la posibilidad de elegir a nada ni a nadie, tampoco de decisión en el ámbito político y, además, continuar apoyando a la corrupción. Con el sistema proporcional de listas tendrán bien para repartirse, el votante, aunque muchos lo ignoren o crean otras historias y tópicos, es un siervo voluntario que instituye amos para no elegir nada, más que nada porque el sistema de votación no permite la elección de nada ni de nadie, es decir, votar sin democracia es de verdaderos tercos, o en otros casos oportunistas del momento y de fanáticos de las ideologías, no se puede cambiar nada en España porque no hay democracia, hay un Estado de partidos como forma de gobierno y todo lo que ocurre en cuanto a malversación y corrupción no es la clase política la culpable, es el pueblo que lo refrenda en las urnas, y así, como los partidos son órganos permanentes del Estado la izquierda y la derecha no existen, quedando en su lugar un teatro y un circo para que parezca que hay política, algo inexistente en España porque el consenso entre partidos lo impide“.
Nadie ha cambiado nada en 42 años en el Estado de partidos. El que ha venido nuevo, la falsa Constitución, la Carta otorgada del 78′, le ha permitido corromperse y terminar hasta arriba, no por ser de una manera u otra como persona, sino porque es el propio sistema el que hace que el que entre tenga que corromperse inevitablemente aceptando ser financiado con dinero del contribuyente. Nadie ha cumplido su programa electoral. Los frutos del Estado de partidos se pagan tan caro como que hoy en día, en pleno siglo XXI, las libertades individuales y derechos están desapareciendo como por arte de magia, no era Libertad, eran permisos otorgados, que igual que les dieron entonces, hoy les están quitando los mismos que les otorgaron en favor de su interés quedando una sociedad sometida al poder de los partidos estatales, no del gobierno sino de los partidos, porque como explicamos anteriormente no existe oposición ninguna entre ellos. Votar en el Estado de partidos perjudica a uno mismo y perjudica a sus iguales.
El resultado está claro 42 años después, una España arruinada que cada a vez peor y venga quien venga, lo hará peor que el anterior. ¿Cuánto más hace falta para ver que este juego no es justo?, un juego donde la opinión ciudadana es marginada. ¿Qué persona sensata y limpia de espíritu y moral quiere seguir jugando a esto?.
“Nunca el pueblo decidido ni ha elegido absolutamente nada, solo acata y refrenda de manera servil y obediente”.
HR Antonio, 4 de febrero de 2021