Cap. I de la Transacción española , una mirada a un pasado cercano y recuperable 

 

Este periodo inmediato a la muerte del General Franco el 20 de noviembre de 1975, llamado oficialmente, “la Transición española”, está repleto y formado hoy en innumerables tópicos y leyendas urbanas sin definir ni estudiar, y así, no pudiendo calificarlos como pedagógicos ni verdaderos análisis para su estudio, y como prueba de su falta de veracidad, podemos ver que son diferentes relatos dependiendo de quien los cuente, estas “historietas” para mentes cándidas, nos llevan más bien, consciente o inconscientemente, hacia una pérdida de identidad y del legado histórico del pueblo español, que mediante supuestos erróneos, creencias y juicios personales, confusos y capciosos, tanto histórica como empíricamente, no han sido superadas aún por la sociedad en nuestros días a causa de la ausencia de su estudio científico.  

A falta de un análisis político e histórico, metódico y sistemático, que ningún intelectual o pensador ha realizado sobre este periodo en España, ni tampoco en el extranjero, como también el malogrado y pobre estudio didáctico en los centros de enseñanza y docencia de la experiencia fáctica que se base en su desarrollo o cronología, estando hoy aún sin describir ni definir el contenido político de las relaciones de poder, que nos haría entender y darle un sentido genuino para todos los españoles, así como también nos facilitaría tener una idea más clara de la realidad sociopolítica actual para poder entenderla, es una evidencia que este periodo, desde 1975 a la muerte del dictador hasta 1978 donde se aprueba en plebiscito una Carta otorgada como documento jurídico a la que hacen llamar constitución, precisa de una análisis o una consideración rigurosa y objetiva, al menos instructiva, para poder hoy entender y explicar todos los acontecimientos que nos rodean en el ámbito público en España y también para dar un salto hacia el futuro.   

Aquellas recalcitrantes historias y tópicos, hecho mitos sin ser míticos ni relacionados con lo mitológico, y sin la pretensión de entrar más profundamente en el desarrollo del concepto de mito político, en los supuestos tiempos de cambio a la Libertad y a la Democracia, nos cuentan aquello de que: “los políticos, en la transición, llegaron a un acuerdo, en reconciliación y concordia, para evitar un mal mayor como el de una nueva guerra civil”, la “sopa de letras” o el famoso “ruido de sables” que Santiago Carrillo anunció para enmudecer a su propio partido y a la oposición a la reforma. Oposición que, traducida en la Junta Democrática de España creada y organizada por el jurista Antonio García-Trevijano Forte, mostraba en los medios unos visibles óptimos resultados con esperanzas puestas en una ruptura con el pasado dictatorial. Ese hecho se reflejaba en la prensa y los medios de la época con los gritos de “Amnistía y Libertad” en las calles. Mientras ese tópico tan resonante que perdura en las casas de los españoles que dice que: “hicieron lo mejor que se podía hacer y que hoy es preferible continuar así porque es evidente que otra cosa supondría un desastre“, España hoy, se encuentra en uno de sus peores momentos desde su trágica Guerra Civil. El hecho real se hace mito para que pueda concebirse como verdad la mentira fundadora, produciendo en la sociedad una serie de reacciones y conductas colectivas automáticas e inconscientes, desubicadas de la realidad, verdaderamente irracionales, basadas en falsos arquetipos todos hoy sin explicar mediante un análisis o método científico de los hechos, que, según nos muestra la evidencia empírica, responden más a un entramado sociopolítico y económico, fundamentado en el consenso político, en el que está hoy sumergida la sociedad española. 

Para deshacer el falso mito de la “transición española”, solo hay que considerar que no es un relato igual para todos, que están implicados intereses oportunistas e ideológicos para su explicación, usados hoy, de hecho, para la propaganda partidista, lo cual, le aparta de la definición propia de ser un mito. El mito sólo puede ser mito si es explicado de la misma forma por todos. Y como tantos falsos mitos a lo largo de la historia han dejado prueba de su intención, guardar y preservar el poder, entendido como momento explicativo y condicionador de las acciones políticas y del pensamiento y moral popular posterior, el falso mito de la “transición española“, desvincula y distorsiona la realidad de aquellos acontecimientos. Enunciados como: “se hizo lo que se pudo”, son una falacia y una demagogia que los españoles han creído, y quieren creen aun, para tranquilizar sus mentes del gran engaño, y es que, esa parte del falso mito se deshace pensando que, lo que se pudo hacer vale y es creíble cuando lo que se debió de haber hecho no era posible, pero como veremos en nexos capítulos, lo que se debía hacer, se pudo haber hecho y no se quiso hacer; lo que vino a posterior, es decir, la corrupción sistemática y el crimen de Estado, es el resultado que delata y pone en relieve el esquivo. España permanece 42 años después en una gran mentira que nació en tiempos de esperanza y de oportunidades, convertida en un falso mito que define a la sociedad española con la propia mentira que funda el Régimen actual. Mito que no responde a la realidad fáctica, que se escapa de poder dar sentido auténtico a la vida de los españoles, y que, más que ser núcleo de un hecho fundador, es una mentira fundante para mantener ese falso mito y con él la vida pública de los españoles. Sin siquiera ser verdad parcial para ser ideología, el mito de “la transición”, revela en su discurso un método político dentro de la legalidad vigente, para conducir a la sociedad española a una continuidad del Régimen anterior mediante una reforma política y una Monarquía impuesta por el mismo dictador

La decadencia y desastre acual de la sociedad española se resume básicamente en los términos y conceptos que provienen de aquellos tiempos de esperanza del pueblo español, donde la sociedad respiraba esperanzas de ruptura, lugar donde, si acudimos a buscar un mito, nos encontramos con la sorpresa de la realidad reformadora, de la continuidad legal de régimen, con el escollo para la ruptura con la dictadura, y que derivó a los españoles a refrendar en un plebiscito una reforma de lo que existía antes con otras formas más sofisticadas de dominación. Se pasa de la Dictadura al Estado de partidos como forma de gobierno sin ruptura legal dentro del Estado, se permanece en el mismo Estado administrativo que había con Franco. Todo lo que hoy tenemos es consecuencia de aquellos pactos y tramas perpetradas por la clase política del momento.  

Dicen, camuflando la verdad, que “se pasó a una democracia con muchos fallos“, que no era la “democracia perfecta“, que debía de reformarse según avanzaban los acontecimientos, toda excusa valía y servía, y sirve aún, para tapar aquellas tramas y pactos y esconder la realidad al pueblo español. Parece ser que el mito se ha olvidado del primer presidente del Tribunal Constitucional, Manuel García Pelayo, quien trae de la doctrina alemana, de después de la II Guerra Mundial, más en concreto del Tribunal Constitucional de la jurisprudencia de Bonn, el término que define técnicamente a la forma de gobierno que existe hoy en la actualidad en España y en toda Europa, menos en Francia, Suiza e Inglaterra, denominada Estado de partidos, o Partidocracia en términos más vulgares. Una realidad demostrable mediante documentos, hemerotecas y hechos irrefutables que hoy se pueden contemplar y están a la luz, como dice el titular, en un pasado cercano y recuperable.  

Las infinitas declaraciones del jurista y pensador Antonio García-Trevijano, uno de los principales protagonistas de este proceso constituyente en España, líder de la oposición a la dictadura, difamado y condenado al ostracismo por el Régimen actual de partidos, pueden sin duda aclarar muchas cuestiones que hoy día permanecen apartadas del conocimiento de los españoles, y que son expuestas también al rechazo de aquellos reformistas que, sin pudor y con oportunismo, mantienen la mentira hecha mito de la transición española, aquella que fue, en términos políticos, una transacción de poder, donde, como expresaron sus propios artífices, “se pasó de la Ley a la Ley” de Franco (Torcuato Fernández Miranda). Un examen desapasionado y objetivo nos puede llevar a ver mucho de lo que en ese periodo ocurrió verdaderamente, sin ideologías ni cerrazón. España necesita un estudio y un análisis político-jurídico clarividente de todos los pasos del proceso y desarrollo, como también de las relaciones de poder del momento transaccional. Aquí en esta web nos comprometemos, en una serie de capítulos explicativos sin contenido ideológico o doctrinal, de manera objetiva, a realizar un análisis sociopolítico mediante la descripción de hechos y secuencias empíricas reales al amparo de los propios protagonistas, de la prensa coetánea y nos haremos cargo de explicar los actos jurídico-legales llevados a cabo, así como los movimientos sociales y las relaciones de poder, entre personas y entre los partidos políticos, con el único afán y objetivo de esclarecer y aclarar la amalgama de creencias e ideas capciosas sobre este importante momento de la historia de España. 

Si pensáramos por un momento que todo en política es mentira, todo cobraría un sentido genuino“.

(Antonio García Trevijano

 

HR Antonio, 2 de febrero de 2021.

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