(En la imagen principal, pintura del autor Joan Genovés, “Las caras tapadas”).

 

La sociedad perdida. Cap. XI. El Tribunal de la verdad

 

Temas. Sociedad. Ética. Corrupción y conciencia pública.

 

No es necesario tapar la corrupción, porque está impregnada en la conciencia de los españoles, saben que es necesaria para que el Régimen de partidos pueda funcionar y se han acostumbrado, como enfermos crónicos, a ella. Saben que no son las personas que aparecen en cada proscenio de la función partidocrática las causas; saben que la forma de gobierno es la que produce y necesita corrupción. Que no es ocasional o puntual, sino que es lo que da equilibrio a la vida pública. 

 

 

Se ha cambiado de partidos, los pactos, el consenso, han sido la tragedia moral de los españoles y la mentira electoral, y se sigue votando. Realmente como verdaderos idiotas y descerebrados, que al ver que poner la mano en el fuego quema, andan descalzos sobre las ascuas. Los Decretos/Ley han instituido la corrupción impune y libre de cargos, los Tribunales juiciosos son una comedia propagandística, y se vota igual, se echa más madera al fuego con infantes ilusiones y propaganda para atrasados mentales. Repito, no para ingenuos, ingenuos ya no hay, eso hace 25 años, a estas alturas todos sabemos muy bien que quien entra ahí es para robar. La humildad personal está prohibida por las instituciones del Estado de partidos. A estas alturas todos somos conscientes, en esto estamos de acuerdo. 

El haber participado en la corrupción tan descaradamente, con tanta animosidad, por creer ser “español de bien”, que es insoportable el peso de la conciencia, y es tal la impotencia que son tan incapaces y tan cobardes, que la verdad es un tabú. Entiendo que no la intenten cambiar, pero al menos díganla. Es tal el grado de soberbia con la que emprenden el día a día los españoles que son capaces de cargar en la conciencia la mentira que condena a sus hijos y ha condenado a sus padres. 

No tienen el valor de ir tras la elaboración de una constitución, de un periodo de libertad Constituyente, ya que España no tiene constitución, eso que tiene, que es una Ley fundamental no está en vigor, no es vinculante, no es aplicable o practicable por ningún juez, no sirve ni ha servido nunca, en cambio, se vota de igual forma. 

La gran mentira que asola a la nación española no la hacen los políticos, ya no está detrás del escenario, la mentira es la propia realidad pública, sellada para siempre en la conciencia de los españoles. Y es que en España no hay democracia, porque si no, no habría este grado de corrupción y se dirigía la verdad. Existiría el respeto, que es propio de la libertad

La desgracia es que no hay nadie en España que manifieste el más mínimo interés por la verdad, por las causas verdaderas, ni que se oponga a esta forma de gobierno degenerada. Siempre hay una excusa para no hacer nada. Dentro de poco no habrá comisiones de la investigación, no habrá telediarios, no habrá prensa, sólo urnas de borregos encadenados. La mentira se ha instalado en el lenguaje de las propias causas, de los falsos mesías, charlatanes y youtuberos que alzan la voz en nombre de la libertad y la democracia con la aquiescencia del propio Régimen al que dicen combatir. Es mentira hasta la indignación, antes había ingenuos, hoy nadie puede negar la evidencia, hoy las quejas son mentira. No se quejan de la corrupción, lo que quieren es esconder su conciencia torcida y la mentira de la que no pueden dejar de ser cómplices, porque reconocerla les pondría ante el Tribunal de la verdad como verdaderos culpables. 

Decir la verdad condena al que la dice, como me pasa a mí, como les ha pasado a otras personas ya y como les pasará a aquellos que la digan, siempre aparecerán tergiversadores, cínicos y demagogos para taparla, o si no, el ostracismo es la lengua de la miseria, la indigencia y el desamparo moral que habla en voz alta alrededor de ella.

¿Con quién de todos te quieres corromper y carcomer por dentro? Vota y púdrete bien y mucho, y dile a tus hijos que se pudran también votando contigo, miéntele y dile que no hay solución, que “es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”; dile que, si te tiene que robar alguien, que te roben “los tuyos”, o “que vote al mal menor”; dile que si “los rojos” y que si “los fachas”; dile que “el dinero todo lo cura”. Pero dile también que eres un cobarde, un miserable y un pobre idiota que vota a la corrupción, sin libertad ni democracia, sin elegir nada y sin estar representado. Eso díselo también a tus hijos si quieres ser sincero con ellos, para que sepan al menos, por qué lo que se han encontrado da tanto asco.

 

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Redactado por Antonio HR, jueves 17 de abril de 2024.

 

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