(El Consejo de los dioses entre 1517 y 1518. 1038 Raffael, Loggia di Psiche, Villa Farnesina, Roma 03)

De la influencia del Estado en el pensamiento público.

El Estado, o el gobierno, no es de su incumbencia hacer conciencia en la sociedad de ningun asunto, ya sea con banderas u otros símbolos, a no ser que estemos delante de un enemigo y tengamos que marcar el territorio, si es el Estado quien hace conciencia, estaremos presenciando una dictadura.

Como es algo tanto de actualidad como permanente en la historia de todas las sociedades, no podía ser menos el señalar un asunto para mi relevante y cuanto menos importante para el desarrollo y evolución de cualquier sociedad, un tema de primer plano en todas las sociedades, en todos los momentos y de todos los movimientos sociales de la historia; se trata de la libertad de pensar y de opinar, un tema totalmente de actualidad y cotidiano, pero también un asunto que se remonta a siglos atrás; hablo de cómo a lo largo de la historia se han cometido persecuciones, detenciones y ejecuciones, donde se ha refutado o incapacitado la verdad mediante prisión, hogueras o torturas, debido a lo que llamó el filósofo Inglés John Stuart Mill, la presunción de inhabilidad; que consiste en la protección por ley o por coacción de la multitud determinadas ideas u opiniones.

 

Esto sucedía como un hecho normal a lo largo de la edad media y hasta entrada la edad moderna alrededor de los siglos XVII y XVIII, cuando la opinión ya no era condenada a la hoguera o torturas, pero, sin embargo, aún se seguían produciendo persecuciones legales a opiniones y distintas maneras de pensamiento. Un ejemplo de sucesos que acontecían después del período de Revoluciones, era la persecución, ya no causaba asombro las diversas opiniones que aparecían, en cambio, la continuidad de la estigmatización social a determinados pensamientos siguió, y sigue hasta día de hoy en pleno siglo XXI, pongo por ejemplo la incapacitación o dificultando el acceso a profesiones y trabajos de aquel que se desmarque de lo políticamente correcto. El hecho de que ocurra esto a día de hoy lo encontramos en el fenómeno del consenso político y a sus consecuencias en el pensamiento de la sociedad en España. Lo que hoy día estamos viviendo físicamente es la incapacitación literal del pensamiento, que por medio del consenso político, hace que el pensamiento en España se haga imposible o directamente esté prohibido, además, con la ayuda de la dictadura de la socialdemocracia impuesta y siendo un icono a seguir por prácticamente todos los partidos de masas, no sólo en España sino en toda Europa, hace que lo que predomine en la mente de la mayoría de los individuos sea una opinión muerta y sin criterio, un escepticismo sobre todo lo que nos rodea y sucede, lo impide la evolución y el avance de la inteligencia y el pensamiento crítico de las personas. Me refiero al amansamiento mental e intelectual, que anula la innovación u osadía moral de nadie, noquea el crecimiento como sociedad, deja todas las cabezas a ras, haciendo un efecto cortacésped, y al que destaca o sobresale se le corta de raíz. Eso hoy, en el siglo XXI. No se puede avanzar si las ideas no salen a la luz por miedo o porque se escondan y se aparten del resto. Es de una gran necesidad, y como ha sucedido y demostrado los hechos a lo largo de la historia, que cuando más se ha avanzado como sociedad ha sido cuando los individuos se han apartado del yugo de la autoridad y de la tiranía espiritual y mental de los gobiernos.

Estamos hartos de ver, censura y bloqueos, donde la imposición de la moralidad del Estado domina las mentes de la mayoría de los ciudadanos, dejando su expresión sin criterio, lo oficial es el Estado, anulando todo lo que, desde la sociedad civil, trabajos, estudios u otros proyectos puedan ayudar, independientemente, de la legalidad o aprobación de los órganos del Estado. Todo esto es nulo absolutamente. Y por miedo al qué dirá la opinión pública, a ser señalados o tachados de “no correctos”, la carne de cañón que refleja una sociedad a la postre del Estado evita vías de pensamiento audaces, fuertes e independientes y originales. Una sociedad, que sin razonar y sin pensar en las consecuencias que eso acarrea en el seno de ella misma, se adhiere y se rinde al Estado, ya no solo por costumbre, dada las numerosas décadas de sometimiento autoritario y despótico que ha sufrido la sociedad española a lo largo del siglo XX y lo que llevamos de XXI, sino también porque, es una sociedad que como vemos, sin discusión ninguna y examen previo, se lanza a participar y a refrendar su propia tortura, además con orgullo y presumiendo, siempre con su la sabiduría innata que la caracteriza, mostrando la pasividad y la debilidad espiritual y moral existencial que a la vista esta de cualquier persona sensata y se pare a hacer un exámen con criterio propio.

La educación de varias generaciones desde las instituciones y medios estatales es la causa de que todo un pueblo  esté guiado y sometido por creencias y supersticiones, es el sustento de una servidumbre voluntaria de aceptar lo que nos somete y nos avasalla mediante la participación en las urnas en apoyo al poder establecido. La sociedad española no se para en estudiar lo que ocurre a su alrededor, su fundamento y causas reales y existenciales, se admite y se acepta toda proposición venida desde arriba sin razón, estudio ni criterio de ello ninguno. La obviedad de cualquier cosa y asunto que nos atañe sea falsa o verdadera, es natural, lo que no es normal ni aceptable para esta sociedad es pensar y tener criterio. Un comportamiento cuanto menos irracional. Si se asume algo en calidad de fé o de creencias, pueden suceder varias cosas, o que se convierta en fanatismo, o que sea un pensamiento muerto ya que no se asume en conciencia ni se verifica por propia experiencia. Considero que sólo en una sociedad donde sea la Libertad Política fundamento de la relación entre gobernados y gobernantes y donde exista democracia, podremos garantizar la libre discusión y disputa, siempre por vía civilizada, y así hacer que la política sea real y exista como medio necesario para la evolución y crecimiento de la sociedad española, haciendo que la variedad de opiniones e ideas, tanto falsas como verdaderas, sean el mecanismo de prosperidad y progreso.


En España no se piensa por sí mismo, se piensa a través de otros o por medio de terceros. En mi opinión, haciendo honor al tema del que hablo, se renuncia al pensamiento directamente, cuya condición intrínseca es su libertad y la espontaneidad de su aparición y movimiento. Es por esto por lo que explico, la razón y criterio que doy a lo que quiero señalar especialmente en este texto. Si una sociedad que no reacciona, que no pone medios y que se deja llevar por lo políticamente correcto o por la opinión de la mayoría, es una sociedad moralmente y mentalmente muerta; es en su pasividad y su acción destructiva de sí misma donde podemos encontrar la causa de lo que aquí se expone.

Por esto y también porque considero un gran ejemplo para la comprensión y entendimiento de lo que hoy tenemos delante, con toda la actualidad que nos acontece y la cada vez más desaparición de derechos y libertades, creo y pienso que es de alta y amplia necesidad descubrir a un gran filósofo pensador utilitarista, quizás el más conocido pensador filósofo del liberalismo, John Stuart Mill, (foto). 

Pocas veces, o más bien nunca, nos han hablado de la libertad de pensamiento, estamos acostumbrados a oír hablar de libertad de expresión, de libertad de huelga, de reunión y de otras libertades individuales. Una táctica infalible de la clase política en España para aniquilar todo conato de libertad de pensamiento es la instauración del concepto “consenso”, (foto), (quiero hablar de consenso en este artículo como una herramienta del Estado para apartar de los ciudadanos la libertad de pensamiento que es de lo que trata este artículo, del término consenso en sí, procuraré profundizar en otros artículos), en el ámbito político. Un término que nos suena a todos familiar, debido a las tantas veces que lo hemos oído en los medios día a día, y que, al haberse vuelto tan familiar, obviamos y desatendemos las consecuencias de este. Este término tan usado en la clase política, mecanismo íntegro de la forma de gobierno en España, el Estado de partidos o Partitocracia, y lubricante para la oligarquía que existe dentro del Estado, es para la sociedad civil el mayor veneno para sus mentes, y ahora explicamos por qué. Que haya consenso quiere decir, que no hay disensión, que no existe la política, porque, el consenso, cuando lo aplicamos en el ámbito político, es un medio para confundir la mente y llevarla a un lugar de donde no pertenece, es decir, es dejar de ser lo que piensas, puesto que uno es lo que tiene en la cabeza y sobre todo en su conciencia, para ser algo que no se es, es un cambio o un chantaje mental a los principios de uno mismo, una transgresión moral de principios, lo cual, cualesquiera que sean los pensamientos de cualquier individuo, habiendo consenso serán automáticamente exterminados, además, sin que este se entere. Por ejemplo, que estemos hablando en España de partidos de apariencia republicanos y que permanentemente vivan y coman de una monarquía puesta por un dictador, explica las consecuencias del consenso, que son nada más y nada menos que haya un reparto de bienes o de poder que forja constantemente y en cualquier situación pactos entre oligarcas con apariencia ideológica distinta, y que esta apariencia o pensamiento que muestran sea totalmente falsa, y mediante el consenso, eliminan la disensión, es decir, que exista la política, para dejar en ficción lo que pretenden parecer, lo que provoca en la mente del individuo un destrozo y una aceptación de carácter metafísico de hechos inconcebibles al criterio y a la razón de ser. La libertad de pensamiento es la capacidad de elegir, es un principio moral, de conciencia individual, que mantiene las bases naturales de la mente de cada individuo, su manera de vivir, su manera de expresarse, de hablar, de actuar., y que de manera radical y mediante el consenso político, se ha conseguido torcer esos principios naturales de los individuos en la sociedad española. De manera que, podemos hablar de una mente torcida y una mente sedada de la sociedad en general. No es posible ni es natural en política aplicar el término consenso, puesto que es un término que está relacionado con el ámbito espiritual y moral, en cambio, en la política, que es la pura ciencia del poder, es la lucha por el poder literalmente (foto), hablar de reconciliación o de concordia, algo muy familiar de tantas veces escuchado, es una verdadera aberración y supone un impedimento de facto para el real y limpio pensamiento del individuo.

 

 

Resulta que, esa aversión y aceptación de la sociedad española por lo proyectado desde el Estado es lo que se ratifica y se ha incrustado en la cabeza de los individuos en España como algo normal y viable, que se haya aceptado los términos como por ejemplo, concordia, reconciliación, consenso.., quiere decir que en España, no existe el pensamiento libre, y de lo que existe es una mente, en el ámbito público, retorcida de toda naturaleza humana como es la forma de ser de cada uno en el ámbito público, distinta y diferente sencillamente de cada cual. Quiero decir con esto, que, si es el Estado quien dicta, sin oposición alguna ni juicio de la sociedad civil, sin ningún control de la razón de ser de la moral del Estado y lo que proyecta, sin pasar un examen de lo que desde el ejecutivo se dicta, podemos hablar de una carencia de raciocinio, o simplemente de fanatismo ciego de las ideas, que como venimos diciendo, al haber consenso no existen. Podemos hablar también de un conformismo enfermizo, que permite que la clase estatal campe a sus anchas, haga pactos, traicione, robe, avasalle, o haga sabe dios que, y que nadie de crédito ni responda como muerto al que le intentan reanimar. Ese conformismo, que a mi parecer es más que conformismo obediencia ciega, se traduce en algo sumamente mucho más peligroso aún, en mi opinión, que cualquier tiranía o despotismo planificado desde los gobernantes, y es el de la condena social, me refiero el de la condena de la propia sociedad contra ella misma. Me refiero a las creencias o convencimientos y pretensiones de una parte de la sociedad, o de una parte influyente de la misma, que de manera básica y en la práctica de tales aversiones, determinan la conducta del resto de los individuos que no piensan como ellos, entre la amenaza de sanción por ley por parte del Estado, o propiamente dicho por esa misma parte de la sociedad que arremete contra el que disiente de ella, realmente lo que tenemos instaurado en España, y a la vista está de cualquiera que no sea ciego o imbécil, es una dictadura de lo moral, que proviene de la falta de libertad de pensar y el condicionamiento de esa parte de la sociedad que refuta todo lo que no sea de su índole. Tenemos actualmente a la vista, por poner un ejemplo, sobre el asunto de las restrinciones y confinamientos por los estados de alarma ilegales e irracionales, o el uso de mascarillas sin conocimiento; el llevar mascarilla o no, algo tan natural como ser conscientes de que la responsabilidad de la salud de cada uno es personal y de cada individuo propia, en España, es motivo de conflicto en cualquier lugar de la vía pública donde no sea de agrado de alguien si no llevas la mascarilla puesta, totalmente irracional y lamentable.

Un tema, este de la libertad de pensamiento y la influencia del Estado en ella, para mí, importantísimo, que lo vivimos día a día, que es cotidiano, y que por ser familiar a la vez que desconocido y como anomalía social y política que es, pasa desapercibido para la mayoría de los individuos en España, pero que yo, como en este artículo y todos los que haré sobre este tema en concreto, trataré de desarrollar la realidad más clara y visible para todos en cuanto a lo que acontece dentro de nuestras fronteras y fuera de ellas.

HR Antonio, 29 de marzo de 2021.

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