La Transacción política Cap. VI. Ruptura Democrática

 

Todo se explica, políticamente en España, si torcemos la mirada y hacemos un ejercicio necesario para salir de la “teoría oficial” sobre la mal llamada “Transición española”, que no explica nada en términos didácticos y científicos para poder hacer una comprensión auténtica que le dé un sentido verdadero y coherente al transcurso de las relaciones de poder. Si observamos detenidamente la historiografía del momento, manifiestos, prensa, hemeroteca, televisión, declaraciones personales y hechos tanto legales como irrefutables, reconocidos y empíricos, todo lo que hasta hoy generalmente se entiende que ha sucedido en este período de la historia de España, tópicos, leyendas urbanas, creencias y supercherías, se derrumbaría en cuestión de segundos como un castillo de arena; despejando la actual confusión, basada en lo subjetivo, para dar sentido a la vida pública de los españoles de estas últimas más de cuatro décadas. Dar para atrás no significa remordimiento, no tiene ningún sentido crear melancolía y sería inútil que fuese por indignación, sino que, es preciso, inteligente y necesario, cuando es metódico, acceder al origen de la situación actual y entrar en detalles de manera descriptiva del germen de la vivencia partidocrática para poder entender el porqué de su desarrollo. Sin este ejercicio, el de dar causa lógica en términos jurídico-políticos a lo que sucede hoy, no sería posible para nadie hacer un análisis político con espíritu científico de este período (el cual, nunca nadie ha realizado tal empresa hasta la fecha), por lo tanto, seguir como hasta ahora fuera de la realidad.

Para que los pactos entre los herederos de Franco en el poder y la fuerza política de oposición clandestina tuvieran una justificación para la opinión de el gran movimiento popular que estaba del lado de la “Coordinación democrática” y del Partido comunista, para provocar miedo en las filas, que en ese momento y según los datos a los que podemos acceder de la hemeroteca, con esperanzas puestas y espíritu decidido para una ruptura, tiene que ser Santiago Carrillo el que anuncie, sin existencias de pruebas al respecto, un peligro de guerra que no existía; el famoso “ruido de sables”, que torcía la mirada del camino hacia la “Ruptura Democrática” y de la Libertad Constituyente, traicionando así los principios que su partido, los cuales había venido defendiendo durante décadas de dictadura, causa que firmó con el número 6º el Partido Comunista para subscribirse a las 14 condiciones de la Junta Democrática ideadas por el abogado Antonio García-Trevijano. Esta idea de unir a todos los partidos clandestinos de oposición al Régimen, que el Conde de Barcelona, Don Juan de Borbón, tenía que aprobar en Le Monde, fue abandonado por Don Juan, debido a las presiones y problemas con su familia en su estancia en el exilio en Estoril, y fue traicionado también por todos los partidos políticos clandestinos sin excepción que habían firmado tal empresa, incomprensiblemente por el Partido Comunista, que venía sujeto a torturas, exilios y fusilamientos durante la Dictadura. Razón por la cual, después de este escenario consensual, muchos son los socios del propio partido, opuestos a aceptar la Monarquía de origen franquista y la Reforma política, que abandonan la militancia.  El jefe del Partido Comunista acepta pactar con el poder franquista, acepta la legalización, acepta la Monarquía puesta por el Dictador y se adhiere a la Reforma política legal de las Leyes fundamentales del Reino de Franco, que es la Carta otorgada actual, traicionando así al principal protagonista de la acción contra Franco y contra la Reforma, Antonio García Trevijano, creador y coordinador de la Junta Democrática en el verano de 1974, y que posteriormente sería la Platajunta, tras la unión con la Plataforma de Convergencia en 1976, líder de la oposición al General Franco.

La solución para pasar de la dictadura a la democracia, la ofrecían los herederos de Franco que traicionaron los principios del Movimiento, véase Fraga Iribarne o véase Adolfo Suárez ministro General de La Falange. Una parte de los afines al General Franco y a la Dictadura se negaba a traicionar al Movimiento del 18 de julio, véase Blas Piñar y el partido político Fuerza Nueva entre otros generales militares y grandes mandatarios. Fraga y Suárez o los Democristianos como Antón Cañellas, apostaban claramente por el oportunismo puro de la Reforma y del consenso político con los antiguos enemigos de la Guerra Civil. Mediante su ministro Fernando Abril Martorell, Adolfo Suárez llama al consenso al Partido Socialista Obrero Español de Suresnes, el de la Socialdemocracia alemana, el liderado por Felipe González, aunque Mújica, representante del partido, ya había manifestado anteriormente a los componentes de la Junta Democrática su deseo de pasar por lo que se llamó “la ventanilla de Arias” (Ley de asociaciones franquistas), y posteriormente, al Partido Comunista de Santiago Carrillo, para cerrar la veda legal con los partidos regionales del reparto del Estado.

La “Ruptura democrática” es una expresión creada y acuñada entre otras muchas por Antonio García-Trevijano, que nadie antes había utilizado en el diccionario político, tanto en España como en el resto de Europa. Inspirada en el pensador y filósofo de la ciencia Thomas Kuhn, el cual habla de “rupturas de paradigmas” científicos para explicar que así, con rupturas, avanza la ciencia y se complementa con las teorías anteriores, es aplicada por el abogado granadino en la materia política. Y con la intención de no caer en el error de la confusión para la opinión pública que podría considerar que a la muerte de Franco se produciría un golpe de Estado o acontecimientos violentos, García–Trevijano crea este concepto para identificarlo con la oposición al continuismo del Régimen dictatorial establecido, para justificar así que una Reforma y no una Revolución de la Libertad Política no evitaría la formación de un oligopolio de poder en el Estado, que la Libertad no puede ser otorgada sino conquistada. Es la definición de la acción contraria a la Reforma política de las Leyes fundamentales del Reino de Franco que todos los partidos aceptaron para el consenso.

La ruptura suponía el gran paso de la Dictadura a la Democracia mediante la apertura de un período de Libertad Constituyente para los españoles. Fueron determinados partidos democráticos o de oposición los que, cambiando de la noche a la mañana lo que venían predicando durante décadas, traicionaron a sus principios y a los acuerdos con la Platajunta que defendía la ruptura, para pactar mediante el consenso con el poder heredado del Dictador. La legalización de estos partidos y la convocatoria de un Referéndum por la Reforma política, acontecimientos que solo se podían suceder estando García-Trevijano en la cárcel, fue la defensa que utilizó el poder para evitar la ruptura y hacer desaparecer a la oposición a la Reforma. Es el Gobierno de Adolfo Suárez quien realiza el itinerario de Reforma, de procedimientos políticos y de estrategias de consenso que comenzaría con la Ley para la Reforma política. No fueron los españoles quien eligieron la forma de Estado como proponía la estrategia de ruptura, ni la forma de Gobierno, no hubo periodo de Libertad Constituyente; lo que sucede con este Referéndum, en términos legales, es la continuación por vía legal del Régimen anterior, el reparto del Estado, cargos, poderes y empresas públicas en virtud de la llamada “reconciliación y concordia” entre los principales jefes de facción y sus empleados. 

Es sabido y está demostrado que la ruptura hubiera sido posible. Exactamente descrito públicamente por uno de los protagonistas como José María Armero, quien recibe en un chalet a las afueras de Madrid, donde da lugar la reunión entre el presidente del gobierno Adolfo Suárez y Santiago Carrillo. José María Armero: “...uno era el jefe de gobierno, el otro era el secretario general de un partido que, si no entraba dentro de la legalidad, probablemente hubiera estropeado el tinglado”. Si el Partido Comunista no se presenta al programa de Suárez, si no acepta la legalización, si no se presenta a las votaciones y permanece ilegal fuera del consenso programado, no podría haber habido legitimación posible del Régimen, la operación reformista hubiera sido un fracaso aunque hubieran pasado todos los demás partidos a pactar; el ejército se hubiera visto obligado a aceptar la decisión y no se hubiera realizado la opción de Reforma dejando paso a una Ruptura Democrática con el Régimen Dictatorial; prueba de que la Ruptura hubiera sido posible.

Antonio HR, sábado 4 de marzo de 2023.

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