En la imagen, El doble secreto, 1927, René Magritte (París, Centro Pompidou)

Pactos en el Estado II

 

El valor del consenso en el Estado de partidos es necesario y es la excusa de la clase estatal gobernante para que el reparto de poder pueda ser legal, traicionando al elector inevitable y consecuentemente. 

 

A colación de las últimas declaraciones del jefe de la facción estatal Vox que se muestran en la imagen, mostramos la evolución de su propuesta electoral, Santiago Abascal, dispuesto a pactar con la facción estatal Partido Popular con la excusa de echar al gobierno de Pedro Sanchez, del Partido Socialista Obrero Español, actualmente en el ejercicio del poder con cargos compartidos entre las distintas funciones de gobierno de la mano de Unidas Podemos.

 

Declaraciones contradictorias previas hace algún tiempo a este último manifiesto que vemos en la imagen de Santiago Abascal, que dice que: “La diferencia entre PP y VOX es la siguiente: el PP quiere llegar a la Moncloa para gobernar y nosotros para demoler todas las leyes de Zapatero y Sanchez”.

 

En la Partitocracia, las mentiras y contrasentidos propagandísticos de los partidos y el fraude electoral son hechos ciertos y necesarios para que los tradicionales pactos políticos se realicen, amparados en el valor del consenso político, muestran la evidencia de ambición e interés de poder a condición de traicionar al elector y a su programa electoral, así, de tal manera, es la única vía posible que se pueda desarrollar la política en esta forma de gobierno. El fraude continuo y necesario de uno de los principios fundamentales que todos los partidos estatales defienden es el consenso, porque les sirve para repartirse el poder del Estado en cualquier momento y situación, y mantener los privilegios que existen cuando los partidos son órganos del Estado, a costa del dinero del contribuyente, todos al servicio de la Carta otorgada del 78, y que tiene por bandera la Monarquía de origen franquista que acepta Juan Carlos de Borbón al Dictador en el Régimen anterior. (En la imagen, jefes de las facciones estatales del PSOE y PP, pactando la decisión para el reparto de magistrados que formarán parte del futuro Tribunal Constitucional, principios de año 2022).

 

 

A ver si, así, con estas imágenes, se quieren dar cuenta aquellos, con sucias pretensiones de ir a la urna, de que todo es falso y es mentira, de que en España no hay democracia sino, una oligarquía de jefes de partido que suceden a Francisco Franco en el poder; a ver si, así, lo tienen ustedes más claro en qué Régimen de poder viven y se quieren enterar de que, votando, contribuyen ustedes a mantener esa mentira y ese fraude constante y permiten que así sea, dando motivos para que los corruptos y ladrones se limpien la sangre de las manos con sus papeletas de listas de partido. A ver si, así, mostrándoles con detalles las mentiras evidentes a aquellos que escuchan con tanta rabia sus falsos mítines y discursos, van limpiando de su moral obsesa e inquina tal corrupción que es cómplice y culpable de la decadencia existente, desatendiendo e ignorando que, no habiendo Libertad Política Colectiva, no habiendo democracia como forma de gobierno, todos los programas electorales y discursos faccionarios son, sin excepción, como nos dice la experiencia, falsos y nunca serán cumplidos. 

Ningún partido político puede representar a nadie, sólo las personas físicas pueden hacer tal mandato. La representación es un concepto jurídico que viene del Derecho desde Roma, es un contrato para hacer presente, mediante un intermediario (mandatario) a aquel que está ausente (mandante) ante un tercero, en el caso político sucede exactamente igual que en el mundo jurídico, ya que los conceptos y términos pertenecen de igual manera a la misma materia, es decir, los gobernados, para que el poder los oiga precisan de personas físicas que los represente y hable por ellos donde ellos no pueden estar, esto es, en el Estado. 

Teniendo en cuenta de que es el Estado de quien los individuos, la Nación, nos tenemos que defender (impuestos, pleitos, sanciones, abusos de poder), y teniendo en cuenta que todos los partidos políticos y opciones políticas están todos dentro del Estado, si ya todos tienen el poder repartido de manera parcelaria, como sucede en España, no es posible, ni puede serlo, que estos puedan representar a nada ni nadie; se han desmarcado de su lugar de origen que es la sociedad civil y se ha roto la función principal con la que nacieron, que es ser el puente de unión entre el poder y los individuos, por consiguiente, al apartarse todos los partidos y sindicatos de la sociedad y convertirse en elementos con una cualidad jurídica estatal, se han hecho todos enemigos de la sociedad civil, enemigos de los españoles. 

 

 

El carácter identitario de la acción partidista de su propaganda en la forma de gobierno del Estado de partidos o partitocracia, la única acción política en esta forma de gobierno que puede ser legal y se puede dar únicamente dentro del Estado, es la venda que tapa la vista al elector, que cree estar representado atendiendo a los símbolos y logotipos que, el mismo Estado, el Régimen, propone como oferta política para que el obcecado votante, aturdido y sedado por la emoción del colorido mostrado, sea traicionado en lo que apostó, y, a consecuencia, se empotre de frente contra la realidad de la única verdad política existencial tras haber apostado por alguna de esas ofertas faccionarias, algo normal y lógico en España en las últimas más de cuatro décadas atendiendo a lo que aquí trato de explicar. 

Sólo la cerrazón y la soberbia, hará que los espectros de votantes, acudan a la urna sin raciocinio ni premeditación del acto que van a cometer. El acto de ir a votar cuando no hay democracia, cuando hay consenso, implica la corrupción moral de aquellos que participan en legitimar, con su papeleta de listas de empleados de partido, que no les representan y los someten de la forma más pecaminosa posible, ese reparto y esos pactos necesarios en su totalidad fraudulentos. Sin darse cuenta y generalmente sin saber que, no están eligiendo absolutamente nada en la urna, están sosteniendo a todas las facciones que conforman el Estado, concediéndoles, de manera voluntaria, los cargos, la riqueza y el poder, proporcionalmente, atendiendo al sistema electoral de votación. Instituyen amos que nadie ha elegido y se postran de manera servil al poder, sin facultad ni capacidad de entrar en el concurso de las decisiones de su futuro en los asuntos públicos. 

La corrupción estará asegurada en el Estado de partidos, se venga en el nombre de quien se venga, sean ya honestas personas las que hablen, esa corrupción es una garantía funcional en la partitocracia, son las instituciones sometidas al consenso político, a la corrupción, al fraude y a la traición, esas fallas tienen un nombre, se llama Carta otorgada del 78.

 

Antonio HR, a 3 de mayo de 2022.

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