En la imagen, «Georgenbor sous-bois», por el pintor francés Gustave Cariot (1872–1950)

 

Demagogia al cubo

 

Demagogia es lo que hay, con demagogia es como se puede funcionar y con demagogia funciona y está funcionando todo en España, en el Régimen de los partidos del Estado, en el Estado de partidos o partitocracia. El Estado de partidos es corrupción y la Carta otorgada del 78 se sostiene por la corrupción, nace corrupta y ustedes, los de Vox, como el resto de facciones que hay dentro del Estado y los votantes que los siguen y los votan, viven del y para el teatro del Congreso, lo apoyan y sostienen, apoyan al error evidente que supone, le dan fuerza para que así sea, e impulsan la corrupción por bandera en nombre de la democracia y de la Libertad. Palabrería, farsa y propaganda estatal como lo fue en su día el movimiento de los INDIGNADOS. Vox, es el 15M de hace unos años para reforzar el Régimen del 78 y darle alas en la urna. No buscan ustedes, los votantes, excusas en otro sitio que no sea dentro del infinito vertedero de las opiniones que ofrece la Monarquía actual de los partidos. Son ustedes incapaces de dar un paso al frente y reconocer la gran mentira de la que viven, de la que participan, de la que mantienen y en la que vivimos todos los españoles, y son ustedes unos cobardes que niegan, esconden y ocultan la Libertad Política Colectiva para que, a mayorías, todos los españoles, elijamos las formas y el contenido político que nos gobierne. Todo es demagogia, porque sin esa Libertad Política Colectiva que retienen las facciones del Estado todo lo que se diga es falso, nadie puede demostrar si es de derecha o de izquierda sin Libertad Política; y así, PSOE dice ser socialista, Vox dice cambiar en Régimen desde dentro y representa a España, y Podemos, Izquierda Unida y Esquerra Republicana dicen que son republicanos y comunistas sosteniendo con los demás una Monarquía de origen franquista y viviendo de ella, y muy bien además, por cierto. 

 

 

“Votar y mentir, eso hace el votante, votar y mentir”.

 

Los españoles se quieren creer esa demagogia ideológica del juego de los símbolos y colores de la propaganda estatal para ineptos y corruptos, olvidando que todos los partidos, sin excepción, son y apoyan la socialdemocracia como ideología; que adoptan un sistema proporcional de votaciones que impide la representación del elector; que refuerza un Régimen de poder que no tiene separación de poderes puesto que no hay constitución que los separe; que ese sistema está concebido para el reparto y no para la elección; que las leyes las hace el mismo que las ejecuta y el mismo que elige a los magistrados y que, los empleados, y no diputados, de los partidos no representan, ni pueden representar, a nada ni a nadie, OBEDECEN ÓRDENES del que los puso ahí, por eso, es mentira y es demagogia todo lo que se dice en el “Congreso de los empleados” (Ley de hierro de las oligarquías de Robert Michels). 

No me echo atrás para evidenciar y denunciar a cualquier persona que meta una papeleta en la urna, pues con esas papeletas se puede mostrar la ignorancia y la falsedad de la esencia de este Régimen, atendiendo a la experiencia y al historial de corrupción que tienen las facciones, sobretodo las más aclamadas, respondiendo, al pie de la letra, a la corrupción moral del pueblo que los vota. El que se presenta ahí dentro, en ese infernal hemiciclo, en ese engaño al pueblo español, en la barbarie legislativa y ejecutiva de todo lo relativo a lo público en España, en la justicia sodomizada, es para corromperse como lo han hecho todos los que han osado pasar por ahí, siendo sucio y maligno moralmente en su intención única de participar, sabiendo que el Régimen de partidos no se puede cambiar desde dentro jamás, sino que de esa manera, participando, se refuerza y se da continuidad a lo que viene siendo hasta la fecha.

Son todos toda una farsa al cubo, votantes y votados. Solo aquel demagogo, solo aquel farsante, aquel corrupto, aquel mentiroso, aquel soberbio y aquel imbécil cree y permite, que la farsa de las urnas en la partitocracia, tal evidencia política, derive en el fracaso de la sociedad española. En España no hay democracia, hay una oligarquía dentro del Estado, que come y se alimenta del idiota que va a votar al colorido propagandístico que ofrece el poder del Estado que modera la Monarquía que puso Franco. No hay oposición, no hay izquierda ni hay derecha, hay un circo de colores y un teatro para que los infantiles votantes se crean que en España hay o existe la política, pero no se percatan de que, el consenso, impide que se desarrolle la verdadera política, impide que se elija y que sean las mayorías las que decidan, como debiera ser formalmente en una democracia; la mentira y el fraude para que los oligarcas puedan estar juntos en el poder, repartirse, a parte del dinero de los españoles, las empresas públicas,  los cargos, plazas, puestos y el poder en el Estado, Estado que heredan de Franco, de manera legal por medio de la Reforma culminada en la Carta otorgada del 78 y legítima en el ejercicio en las urnas de los españoles cada cuatro años. 

El Régimen del 78 es un juego degenerado para ignorantes y pecaminosos. Es la culminación de la corrupción y de la mentira que destroza, y está destrozando, gracias a los votantes que lo legitiman, a España y la unidad de la Nación española. Es la muestra de cómo un pueblo puede ser más corrupto que sus gobernantes, y cómo la vergüenza pública y la decencia puede sucumbir a la soberbia, la cerrazón y la imbecilidad de lo humano. 

Entre la ridícula e incauta pelea política de los votantes, pero fundamental para sostener y legitimar al Régimen del 78 y con ello la corrupción sistemática y sistémica de la clase estatal, encontramos la razón y causa, complicidad y culpabilidad, de que España se derrumbe cada día más y más deprisa cada día. Ahora, digan ustedes, a pesar de la experiencia, dando causas al deterioro y la decadencia de todo, a razones falsas, ideológicas y ridículas de propaganda estatal y tópicos para ignorantes, para dar sostén a la soberbia generalizada de aquellos que quieren mantener la sinvergüencería cotidiana, que prefieren el consenso y la unanimidad de las facciones estatales negando la evidencia de la farsa y la mentira que trae este Régimen de origen franquista; no puede haber más idiocia y más imbecilidad junta porque es imposible juntar a tanta soberbia y fanatismo de la ignorancia y confusión que produce el mismo Régimen.

“El cielo está bajo nuestros pies, tanto como sobre nuestras cabezas”. Henry David Thoreau (1817–1862)

 

Antonio HR, a 1 de mayo de 2022.

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