Los pueblos, monumentos, construcciones, obras de arte y otros lugares y creaciones de interes cultural y artístico, perdidas y olvidadas en el Estado de partidos; la desaparición de nuestro legado cultural, histórico y social.

 

 

 

 

De las creaciones y pueblos perdidos y olvidados en el Estado de partidos

A todos esos pueblos perdidos y abandonados, a los monumentos y obras ignoradas, a aquellas expresiones de creatividad del pasado, a nuestro legado histórico, social y cultural, a lo viejo y antiguo, a la semilla de lo que hoy nos queda. A los resquicios de libertad de expresión artística de la que hoy pendemos, a las bonitas vistas y a las que perduran por su resistencia al tiempo y a los acontecimientos; a todas las caras de nuestro pasado, ladrillos rotos y desgastados, dibujos y pinturas borradas y distorsionadas por el paso del tiempo, a lo que hoy no sirve en provecho, a lo que hoy pasa desapercibido delante de la moda y el avance tecnológico, al olor a arcaico y pasado, a lo corroído y olvidado; pues es lo viejo naturalmente, el padre de lo nuevo, de lo que hoy comemos, de lo que hoy nos podemos expresar y hablar sobre lo que nosotros somos; tradición, cultura, idioma, expresión y legado. A todo aquello que no interesa a la vista de la ambición de poder y aspiración a la inmunidad ante la justicia, a lo que nadie juzga, nadie analiza ni siquiera nadie se fija en ello, simplemente se da por perdido o se ignora y nada más.

 

Y es verdad que las generaciones, sobre todo las últimas generaciones que están al alcance nuestra, hoy en día, pasan de tal manera, que se olvidan y dejan de lado todo aquello de lo que algún día hizo bonito y grande la actualidad de aquellos tiempos, y que son la semilla de nuestro aprendizaje y también de todo lo que nos pueda repercutir en lo que suceda en nuestro futuro, ¡atención!, el pasado, es futuro irremediable y necesariamente. Y es el pasado la referencia incondicional para poder dar el salto al futuro, sobretodo si nos referimos a la cultura, costumbres, tradición y conocimientos anteriores a los tiempos actuales.

Resulta que, un pueblo, que olvida y abandona su pasado, es un pueblo, como su misma expresión declara, muerto y abandonado. ¿Y es que acaso se ha cuidado en España ese inmenso y magnífico legado cultural, sociológico y artístico que posee la Nación española?; en este artículo, como verán, destinado y dedicado a todo el legado perdido y olvidado de nuestra tierra, que es España, explicaremos un tema que a muchos les pueda resultar discrepante y motivo de discusión, pero a los hechos me quiero remitir, y decir y mostrar la verdad, lo que cualquiera puede ver; es verdad que los intentos y la lucha de querer mantener ciertos obsequios, monumentos, obras e incluso poblaciones abandonadas ha sido ejemplar, incluso mediante asociaciones culturales se ha llegado a recuperar y revivir obras y proyectos del pasado, pero eso no quiere decir que desde las instituciones gubernamentales y del Estado se haya hecho su cometido correctamente y como el asunto realmente merece y requiere, y es a eso a lo que voy; en este caso no tanto la sociedad civil podría tener la mayor parte de culpa en el asunto, sino que es el poder y sus incumbencias las que dan el resultado real del que hoy cualquier ciudadano de la sociedad puede observar, y es la pérdida sobremanera de toda nuestra historia cultural y social y nuestro legado como nación del que cada día va desapareciendo con creces y de manera inmediata, como digo, a pesar de los intentos desde diputaciones y comunidades y asociaciones, todas ellas órganos del Estado, se hayan o estén preocupadas de recuperar o tan solo mantener lo que queda en pie. No solo es que no se le preste la atención correspondiente como legado de nuestro pasado, si no que , como hemos visto recientemente en algunas localidades de nuestro país, se están retirando monumentos y figuras religiosas y artísticas de la vía pública, estatuas cruces; como el muy reciente asunto del Valle de los Caídos, monumento histórico que representa directamente con el pasado de nuestra Nación, y que por cuestiones políticas se está llevando a cabo un sabotaje como monumento histórico que es. No tiene nada que ver lo sucedido en nuestra historia para que hoy cuatro puedan hacer política de ello, como ejemplo pongo también la retirada de figuras nombre y otros monumentos o edificios que fueron o formaron parte de la dictadura franquista, una cosa es la política y otra nuestra historia que es de todos y a todos nos representa, esto no es el pueblo, son la clase estatal actual la encargada de reavivar, más en concreto el pasado presidente del gobierno Zapatero con la Ley de memoria histórica, que no lleva a nada más que al enfrentamiento crucial otra vez de la sociedad, una división física de la sociedad por un motivo realmente que a nadie le atañe o le debería de incumbir. La política es la política y la historia y nuestro legado, que es solo nuestro, es otra cosa muy diferente, cuanto menos hacer propaganda partidista con ello es lo más ignominioso que pueda existir, la realidad que eso se acepta y se da como buena iniciativa. Realmente lamentable.

Lo que pretendo en este artículo es, no tanto decir lo que está sucediendo ni lo que ha sucedido a lo largo de las últimas décadas, que a la vista de cualquiera esta, sino es más la causa y el motivo de porque pasa lo que vemos y dar un criterio y una explicación sencilla y comedida, en virtud de la opinión de la sociedad, que realmente, y soy consciente de ello, quiere lo que tiene, pero que no da con la solución del problema si nos referimos a la responsabilidad del sistema gubernamental encargado de cuidar lo que a la Nación española le pertenece; digamos que es un bastón roto lo que el pueblo español tiene como apoyo para arreglar lo que en este artículo quiero anunciar que es la desaparición de todo el pasado físico en cuanto a obras, pueblos y otros monumentos de interés cultural y artístico y de nuestro legado. Estoy hablando de pueblos abandonados, construcciones arcaicas dejadas de la mano de dios, obras y trabajos artísticos desaparecidos o estropeados por falta de cuidado o mantenimiento, castillos, murallas, puentes, arcos, fuentes, pedestales, iglesias, monasterios, torres, casas consistoriales y otros edificios y estructuras de interés cultural y artístico que pertenecen al pasado, pero que van unidos directamente con lo que hoy somos y seremos.

A quién le importa hoy la desaparición de un edificio del siglo XVI, o el abandono de un pueblo donde ya, todos sus habitantes han emigrado o fallecido y no queda nadie residiendo en él; a quién le importa esa muralla caída y despedregada que al paso del tiempo y cada día más queda menos de ella a vista de cualquiera; o ese arco antiguo, de aspecto feo y ruinoso que no vale para nada y es un estorbo para una posible nueva construcción de viviendas, ¿a alguien le suena eso?; o ese puente romano, magistral en su conservación por el paso del tiempo, del que nadie presta la atención y publicidad que se merece y que entre hierba, zarza y matojos se esconde entre la ribera de algún río, todo esto por poner algunos de los ejemplos para mencionar la indiferencia de la sociedad ante lo que tiene en su presencia a día de hoy y que cada vez tienen menos dado su desatención al caso. Si esto cae en países donde por su naturaleza e historia no tienen apenas nada que mostrar, como es el caso de Inglaterra o países de la Europa central o del este, donde la cultura no es que haya sido atendida a lo largo de la historia con demasiado afán, harían de una estúpida piedra un lugar apasionante de visita y de interés general, incluso para el extranjero, y es que es la misma cultura e instituciones las que promueven que se preste o no atención a lo que nos queda del pasado. 

 

De la representación de la Nación

Empecemos por mencionar algunas de las causas que podemos dar a la desaparición de todo ese legado artístico y social que pertenece al pasado cercano y lejano de nuestra historia, y quiero empezar hablando y haciendo referencia a una causa, quizás la más relevante, que influye directamente en el asunto. Una de las causas de la decadencia y de la destrucción de lo público en España, como hemos comentado también en otros artículos y seguiremos en otros también desarrollando es la ausencia de representación política; como ya sabéis y hemos explicado en otros artículos, y podéis ver en el libro “La caída del Régimen del 78” y la conquista de la Libertad Política Colectiva”, la representación es un contrato donde se hace presente a alguien ausente ante terceros mediante un intermediario, el apoderado en el mundo judicial sería un ejemplo, pues en la política, como viene del derecho al igual que el mundo judicial, sucede exactamente lo mismo. Para que la Nación pueda estar representada ante el Estado se precisa de un sistema representativo, que actualmente, en España al menos, no lo hay, para que todo eso que la sociedad le atañe realmente y le preocupe, sea ese representante elegido en cada distrito electoral por mayorías, y si fuera necesario a doble vuelta, por todos los convecinos de su distrito con derecho a sufragio, el que saque la cara exclusivamente por lo que preocupa en su distrito. Es esta persona, el representante de distrito, la que dará la cara directamente por sus convecinos, y con mandato imperativo de estos ya que pende de un contrato, ante el gobierno en el Ejecutivo en el Estado. Resulta, que este señor, al haber presentado un programa electoral y depender de un contrato con los vecinos del distrito, en caso de no cumplir con ese cometido o de prevaricar, directamente y sin necesidad de esperar 4 años a las siguientes elecciones, el distrito dispondrá de un suplente para reemplazarlo inmediatamente, esto sucede cuando hay democracia, es decir, en España no. En España lo que sucede, y es aquí donde me quiero enfocar, es que, cuando un vecino tiene algún problema o incumbencia en su vida pública, o desea prestar propuestas en algo, pasa que no tiene donde acudir; se dice de los alcaldes, de las diputaciones, de las juntas, pero, ¿acaso estas instituciones han respondido positivamente y efectivamente siempre que se las ha demandado por un asunto público?, no, y es que, quiero destacar un asunto muy importante para aclarar a los lectores y a lo que están equivocados, que las alcaldías, las diputaciones y juntas de las comunidades autónomas actualmente establecidas en España, pertenecen directamente al Estado, es decir, son instituciones estatales, que dependen directamente del Ejecutivo, que dependen directamente y son ordenadas desde el Estado, ¿Qué quiere decir esto?, que no representan a la nación para nada. Es verdad, que en localidades pequeñas, allí donde todos los vecinos son conocidos entre ellos, los alcaldes puede ser que miren más para sus vecinos que para lo que son las instituciones estatales, pero eso no quiere decir que sea resolutivo de nada, y pongo la prueba de que, en algunas alcaldías se resuelven antes que en otras, lo que a los vecinos de esa localidad les atañe, ¿Por qué?, pues estamos hartos de verlo, enchufes, contactos en más altas esferas, tener mano en relaciones institucionales estatales, esto no hace falta que lo diga yo, eso ya lo sabemos todos. Por eso, es verdad que en algunas localidades, se ha mantenido e incluso innovado diferentes aspectos de la vida pública de esa localidad en concreto, pero, ¿y si hablamos de esas localidades que año tras año y elecciones tras elecciones, han creído en los programas electorales de sus alcaldes y diputaciones, y jamás se les ha escuchado?, nada más que 15 días antes y durante el periodo preelectoral se les ha atendido, por interés y conveniencia del hecho, que es lo que solo importa a la clase estatal,  la participación en las urnas, y después de que todo este proceso ha pasado, todo lo prometido se lo ha llevado el viento, creo que todos sabemos de lo que hablo. Si no se responde para lo mas primordial y necesario, no esperemos que se preste ni un duro para lo artistico y lo cultural.

Precisamente la ausencia de representación, podemos decir que es la causa más relevante e importante para dar causa a que la mayoría de las poblaciones y otros monumentos de interés haya o estén desapareciendo. Puesto que en España no existe la representación porque los diputados no representan al pueblo para nada, ni siquiera a su partido, pues representan al que les puso ahí y se deben a él directamente y con mandato imperativo, digamos que son empleados del jefe de partido a sueldo, y con dinero público, además, no pueden representar al pueblo ni a los ciudadanos pues nadie los eligió ni nadie sabe cómo han llegado hasta ahí. Pensar que esos diputados pueden representar las preocupaciones públicas reales y existenciales es engañarse a uno mismo y etiquetarse de manera absurda, pues no es posible tal representación, y es que el sistema de forma de gobierno que hay en España no es representativo de nada ni de nadie. ¿Qué sucede?, que es imposible que alguien que no se debe al pueblo directamente pueda escuchar desde la metrópoli, ya no al ciudadano de esta, sino más aún, a aquel ciudadano que viva en un pueblo lejano a esta, me refiero a pueblos de la estepa castellana, por ejemplo, extremeña, o de la montaña.

 

Es únicamente, y hasta día de hoy, la representación política, la única manera y medio como herramienta del pueblo, para que se le escuche en el Estado, es decir, en el gobierno, mediante la Asamblea nacional o Cámara de representantes, que pertenecen al Legislativo, es decir, a la Nación. Así pues, no solo es la atención pública de necesidades e incumbencias en otros ámbitos de la sociedad lo que un representante de distrito tiene por objetivo, también hace referencia de lo que en este artículo queremos abordar, que son aquellos pueblos, monumentos y creaciones artísticas de interés cultural, que no están tan atendidos ni cuidados como debiera.

“En el Estado de partidos, como en el asno de Buridán, no hay posibilidad de elegir entre montones de avena iguales. Las urnas de listas son pesebres para acémilas”

(Antonio García Trevijano)

 

 

De la historia de la Nación española

España es una nación con una inmensa historia tanto cultural como de tradiciones milenarias, el hecho es, como venimos desarrollando a lo largo de este artículo, que al no estar la sociedad representada por nadie ante el Estado porque los partidos políticos han robado esa libertad de elección y revocación de sus gobernantes, también la usurpación de los derechos que pertenecen a la sociedad, que mediante el consenso se reparten el poder del Estado. La evolución, la adaptación natural de las tradiciones y costumbres y el mantenimiento de nuestro legado social e histórico, no tiene la posibilidad entonces de ser expresada, ni tan siquiera tomada en cuenta ni defendida en el ámbito político, puesto que la mayoría de la sociedad está al margen de la lucha basada en la corrupción del poder, del dinero, de la fama y de cargos, que solo tiene lugar dentro del Estado entre las facciones del Estado (los partidos) y los miembros de la clase estatal.

Al no pertenecer los partidos a la sociedad civil y residir en el Estado, ser órganos permanentes del Estado, se han desvinculado de la sociedad civil y sucede que, rechazan de pleno ser lo que por su naturaleza deberían ser, nada más, que el puente de unión entre el Estado y los individuos de la sociedad, lo que sucede es que se han convertido en un poder único e incontrolado que es el Estado. Por eso, ningún partido, sea lo que fuere lo que predique, ninguno sacara nada adelante que desde la sociedad se le encargue, puesto que no la representa.

Quiero dejar claro un asunto que creo es de mucha incumbencia para el pueblo español, y, sobre todo, si lo que se quiere es que los gobernantes nos escuchen y tengan que dedicarse a lo nuestro, es decir, a la Nación, y es que, sin democracia, por mucho que se vote, por mucho que se cambie de facción en la urna o que vengan unas nuevas, seguirá sin haber democracia. Porque para que haya democracia primero tiene que haber una conquista previa de la Libertad Política, que esa si es la que se basa y se funda en todas esas tradiciones, cultura e idioma del pueblo, y es la herramienta permanente tras su conquista para fundar y crear todas las instituciones y unas reglas de juego constitutivas, que es la constitución del pueblo, que nace en el ejercicio de los ciudadanos de su Libertad Política. La democracia no son ideologías ni tópicos tradicionales que la misma propaganda partidista, con el afán de ignorar al pueblo de ello, nos han contado, la democracia son las puras reglas de juego que constituyen el juego mismo y que constituyen el poder y la estructura de poder, es decir, quien manda y cómo se eligen a los gobernantes, se refiere sólo y exclusivamente al poder. Es tan sencillo de dar causa a las consecuencias de los efectos del Estado de partidos en España en cuanto al hábito cultural e histórico de nuestra tierra, que la única causa de que todos esos desperfectos desatendidos y abandono de pueblos, monumentos y otros lugares de interés cultural y artístico se pierdan, es porque no hay democracia, y así, los que votan jamás eligen a sus gobernantes ni es el votante el que decide ni puede cambiar absolutamente nada en el ámbito público. Porque el hecho de que exista democracia conlleva a que haya representación directa entre gobernado y gobernante y mediante el ejercicio de libertad política, que hoy es ausente, poder sacar la cara en cualquier ámbito público de la sociedad ante el Estado.

Hoy en España estamos siendo espectadores de la destrucción sistemática de nuestro pasado, de nuestro legado cultural y social, lo que realmente debería destinarse, dinero y atención profesional, a lo que aquí señalamos que es la cultura y las poblaciones perdidas o abandonadas, no se destina, porque todo ese cometido se va por otro lado, puestos, cargos, robos y saqueos de dinero público y un millar de asuntos que ni sabemos; España no está al borde de la quiebra, España está quebrada, rota, en proceso de desintegración, como sociedad y como país, no solo en el ámbito económico, que sería algo secundario y subsanable, es la moral de la Nación la que está derrumbada por completo. Mientras la sociedad gobernada quiera seguir imitando a la sociedad gobernante atendiendo a la ideología de la socialdemocracia, factor número uno de la destrucción mental, moral y cultural de toda la sociedad, no solo en España, sino también en Europa, no saldrá de este abismo de inmoralidad y corrupción en lo público en la que está metida; la mentira, la malversación, la prevaricación, la impostura, son los principales medios de que este Régimen del 78 siga adelante. Es la sociedad española, que fuera de lo que el derecho rige, se lance a la conquista de su Libertad Política, la que será el guardián de nuestro pasado, presente y futuro, mediante la responsabilidad ciudadana y su representación real en una democracia como forma de gobierno, se defenderá y exigirá cuentas ante el Estado.

Quiero destacar y añadir para ir terminando este artículo, sobre todo dar gracias a los fotógrafos Ricardo Skywalker y Luis Miguel González Carromero porque de ellos hemos podido recuperar algunas de las fotos expuestas. Lo cierto es que, es triste que esto que señalamos aquí no hable nadie de ello, de esta inmensa pérdida de cultura y costumbres, de legado histórico, de fuente de enseñanza y aprendizaje, no lo oirán ustedes, los lectores de esta web, en ningún medio, ni institución estatal, ya sean colegios, universidades o escuelas, y mucho menos en la radio, televisión y prensa. Por eso aquí, y cumpliendo como es de honor a la Libertad Política y la verdad, al menos, intentamos desarrollar las causas de ¿por qué? sucede lo que vemos, para así, apartar de nuestra vida la indignación, que no vale para la acción política ni para cambiar nada, ya que nadie se indigna de lo que conoce, aunque alguno si lo hacen, y saber y exponer las causas de esos efectos contraproducentes en el ámbito público para convertirnos en ciudadanos libres y tener poder y capacidad para cambiar lo que nos perjudica, sin saber la causa del problema, el problema permanecerá hasta que se reconozca la misma causa.

“La desnacionalización de España y la corrupción del Estado de partidos están inscritas en ese veto de la Constitución a la verdadera Libertad Política de los ciudadanos, y en esa licencia concedida al Estado para modificar a su antojo la base nacional y el hecho histórico de España. Comparado con ese daño incalculable, los perjuicios de la corrupción son despreciables”.

(Antonio García Trevijano).

 

De los pueblos y el espíritu renovador.

Ahora sí para terminar este artículo, y haciendo referencia a todos esos pueblos y creaciones artísticas de nuestro pasado, abandonadas y dejadas en el olvido, voy a dejar una reflexión basada en un pensamiento del jurista y pensador Antonio García Trevijano, en el que quiero exponer, algo en lo que siempre estuve de acuerdo, y es la naturaleza de la ética y la cultura y tradición de un pueblo; cuando hablamos de costumbres y tradiciones, naturalmente tenemos que dar un paseo por los pueblos, por las zonas rurales, caminos, montañas, fincas y aldeas, allí donde la contaminación artificial de la convivencia y el ritmo ensordecedor de la gran ciudad no ha llegado, porque considero que es allí donde aún la naturaleza presta al sentido común la más grandiosa de los valores, que es el espíritu y la moral natural del ser humano, de la sencillez y de la sensatez, de la vida sana como dijo aquel. 

La verdadera regeneración de la ética y de la cultura no puede venir de los partidos políticos estatales, que son órganos del Estado y viven por y para el Estado; en España, nacidos y fundados en la traición y la mentira de espaldas al pueblo y la sociedad civil, ellos mismos se convirtieron en órganos permanentes del Estado y aceptaron ser financiados por el, de hecho, no hay ningún elemento en España ni en Europa que no sea un órgano estatal, un órgano de la autoridad, es decir, de aquello contra lo que los ciudadanos nos tenemos que proteger. Es el miedo de las personas a los partidos e instituciones, tanto la radio como televisión y prensa, también colegios, escuelas y universidades; todos ellos vividores y colaboradores de esta ficción, apuntados al carro del dinero, de la mentira y de la corrupción permanente, sobre todo, de querer parecer y aparentar lo que no se es, como hablar de constitución, de democracia y de libertad, no solo en España, en toda Europa. 

Es aquí donde quiero incidir y hacer más hincapié, para que el lector al menos lo entienda de manera mucho más cercana y sencilla, me refiero al reparto de puestos, cargos, papeles, poderes y dinero, enchufes y conveniencias, intereses y prevaricación, que con la excusa del consenso político, en todas las diputaciones y juntas de las ridículas e inútiles autonomías, somos espectadores los que sufrimos día a día la degeneración de nuestra cultura y legado, a parte de otros asuntos de la vida pública, nadie habla de ello, nadie habla de cómo se administran los poderes y el dinero del contribuyente, nadie dice absolutamente nada, yo lo diré aquí, corrupción, mentira, malversación y prevaricación, y es en esos valores en lo que se va y se pierde nuestro pasado, nuestra cultura y nuestro legado, y el que quiera, desde esta web Libertad-Política.com que se ponga en contacto conmigo y que me lo discuta, si es capaz y tiene algo que decir al respecto, y es que no hay quien me pueda discutir que la administración del poder y las riquezas en la sociedad española está corrompida y podrida.

Es en los pueblos donde la contaminación del espíritu no es tan elevada como en el de la gran ciudad, quizás nula, allí donde hay vida sana. Es el consumo de propaganda política confusa y mercaderías políticas averiadas, la que mantiene las mentes de la población en un leganal de confusión y distorsión de la realidad pública, especialmente en la metrópoli. Nada relacionado a la política después de la II Guerra Mundial tiene relación con la cultura ni con la verdad en la lucha por el poder, es decir, en la política.

No se puede regenerar la vida cultural y política, es decir, la que a todos nos atañe, a través de los partidos políticos estatales, porque es sabido de siempre a través de los mejores filósofos y de todos los estudios e investigaciones de toda esta materia de la filosofía, desde Kant, que las fuentes de la moral están únicamente en la sociedad, en el pueblo, fuera de la sociedad civil no hay fuentes de moralidad, es decir, que si los partidos se han apartado de la sociedad civil convirtiéndose en órganos del Estado y usurpando el poder del Estado, se han apartado de dichas fuentes de la moralidad y es normal que sean corruptos y su naturaleza sea la de la mentira y la prevaricación permanente.

Naturalmente la sociedad civil no es homogénea, y el valor civil pierde rigor regenerativo, allí donde los modos de civilización son más artificiales e improvisados, se alejan de los modos naturales que imponen los ritmos de la naturaleza en las zonas de campo, algo, que aquellas personas que aún vivan en poblaciones más pequeñas, en los pueblos y en el ámbito rural, alejados de la gran metrópoli, y sigan dominados por los ritmos naturales, es allí donde hay que buscar la recuperación del sentido común y de la sensatez porque es en esos terrenos donde no se ha perdido ese ritmo natural. No es en las grandes urbes donde ese sentido común lo podamos encontrar, lugares artificiales y más influidos directamente por el Estado de partidos. El amor a lo natural, a lo sencillo, a la naturaleza, consciente e inconsciente, libra a la persona y a su espíritu de esa corrupción moral, es decir, allí en los pueblos y espacios rurales es donde está el sentido común, la sangre de la nación, el pulmón del país, la columna de una sociedad y el espíritu del pueblo.

Es el asunto tan claro y sencillo para aquel que no quiera ser engañado, y que desee de buena fe, que no puede haber sentido común dentro del espíritu del Estado de partidos ni en ninguna institución ni órgano del Estado que se rige bajo esta forma de gobierno partitocrático, puesto que estas se han alejado del corazón de la sociedad civil aceptando pertenecer al Estado y ser financiados por el con dinero de los ciudadanos.

El sentido común, nos dice que tenemos unas falsas elecciones y la renovación permanente de elementos estatales que son los partidos políticos, para dirigir desde el Estado y dominar a la sociedad civil; no es justo, no es normal, no es legítimo y es una brutalidad que se acepte algo que no representa y no mira por la Nación y se ha apartado de ella, como están y son todas las instituciones estatales sin excepción.

No hay cultura libre, todo está redirigido.

 

HR Antonio, 28 de abril de 2021.

 

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