(En la foto, manifestaciones de obreros en las calles de Londres a principios de siglo XX)

 

La crisis de los Estados y la desesperación de las Naciones en los Estados de partido de la Europa del siglo XXI, diciembre de 2021

 

El proceso de hegemonía cultural es un proceso lento y paciente, por eso no hay prisa ni es necesario correr, ni tampoco hacerse falsas y ridículas ilusiones sobre ningún cambio sociopolítico rápido y espontáneo, la celeridad y la premura en la acción son para los imprudentes y desconocedores de los acontecimientos y de los hechos políticos el resultado del ansia, que proviene de la impotencia e incapacidad de no poder hacer nada ante el abuso de poder, que no se mata con locura ni con violencia ni con la imprudencia, esa no es la revolución que busca un ciudadano con la conciencia de la Libertad Política y de la democracia, la revolución está en el conocimiento y la conciencia de la realidad del poder y su influencia en la sociedad, los hechos contemplables apartados y limpios de apariencias y confusión en los términos de la materia, hechos que son la lectura precisamente para intuir y preparar el cambio; es el devenir de los acontecimientos lo que nos hace estar al día de la situación pública y poder estar preparados para una acción política de cambio real, una acción verdaderamente constituyente. 

Por eso, no se precisa celeridad ninguna, ni necesidad de alcanzar un cambio de la noche a la mañana, en ningún sentido. Es lógica y es normal la reacción ante los efectos de la política en prácticamente toda Europa de la desesperación social, provocada inevitable y especialmente en estos momentos de decadencia por la crisis constante y permanente de los Estados partidocráticos, puesto que no hay Libertad Política, puesto que no hay democracia; la impaciencia y la prontitud son factores incautos en los medios, como lo son necesarios el conocimiento y la conciencia para llegar a los fines. El leganal de ideas y la confusión generalizada en el terreno público, hace que millones de personas en toda Europa muestren su indignación y su descontento con los Regímenes de poder de sus países donde habitan, y es un ejemplo y muestra de la ignorancia y desconocimiento de las causas que provocan esos efectos degeneradores de los malos gobiernos, ya que si hubiera conocimiento y conciencia de la realidad política no habría tal indignación, directamente se pondría soluciones reales y ciertas.

Precisamente la experiencia en décadas anteriores más cercanas nos dicta que, es esa indignación de la que, los Estados de partidos que hay en prácticamente toda Europa como forma de gobierno, alimenta la propaganda y la oferta política que desde el poder se muestra, para llenar las urnas con el fin de legitimar la corrupción y legalizarla, esto es, cuanto más se apoye en la urna sin democracia, más injusticias, más desmanes y más esclavismo estará a la vista de cualquiera en toda situación y momento, incluyendo todas las clases; porque hoy, en pleno siglo XXI, no se trata de lucha de clases como sucedía en el siglo XIX y XX, idea que se vende desde algunas de las facciones estatales de las oligarquías europeas llamadas partidos políticos, el asunto hoy es cuestión únicamente de poder, de mantener el poder, que ahora está en manos de los herederos de los totalitarismos europeos del siglo pasado, en España después de la muerte del General Franco, aquellos a quien hoy, gran parte de la sociedad civil, defiende, vota y apoya en las urnas a cambio de migajas y limosnas, de corrupción y vasallaje, mientras se vive de libertades individuales y derechos otorgados por ese propio poder, y que son esos mismos que conceden los derechos y libertades individuales en plural, los que ahora, en nombre de la Democracia y la Libertad, los apartan y les quitan vendiendo seguridad e igualdad social. 

La ausencia de Libertad Política y de democracia, es tan evidente que, en mi opinión, en estos momentos de crispación y locura social, no haría falta mover ni un dedo, tan solo atender a la realidad sabida, llamar a las cosas por su nombre y decir la verdad, esquivando la mentira y la confusión, dejar de vivir de las apariencias y del fanatismo, evitar la sabiduría innata de creer saberlo todo, pues si hemos llegado hasta aquí es porque no se sabe de nada; menos se sabrá si se atiende a la propaganda estatal y a los medios, e incluso a todas las instituciones como colegios y universidades donde ya no se pretende enseñar nada, solamente adoctrinar y educar, algo que pertenece al ámbito familiar y cercano de los más pequeños, pues ellos son los responsables directos de esa confusión y de que la mentira se extienda hasta el último individuo. En el caso preciso de España, la confusión y la mentira política que está presente desde hace más de cuatro décadas, es causa de que hoy, se haya llegado a una sociedad perdida, sin valores y amedrentada por el vasallaje y la corrupción, por eso, cuesta tanto entender la verdad, que es la misma para todos, porque de lo que han vivido los españoles ha sido de la mentira y de la corrupción constante durante décadas sin un átomo de descanso. Es perentorio, para que los medios nos lleven hacia un cambio real y sean eficaces y posibles, un esfuerzo individual en lo público, al menos de una parte consciente de la sociedad, esa parte responsable y comprometida al cambio, y puesto que no precisa de opiniones personales para concebirlo y ser conscientes de ello, porque son hechos reales y ciertos a la vista de cualquiera, porque ni la corrupción de participar en el fraude del Régimen del 78 se ha escondido, es más, se ha presumido de ello, que el primer medio es dar ejemplo en lo colectivo, cambiar la actitud y la conciencia en el terreno político, mostrar interés y voluntad, integridad como individuos que forman la sociedad, sin opiniones personales ni ideologías como digo, simplemente describir y definir lo que tenemos delante, de conocer las causas verdaderas que han producido llegar hasta aquí, no dar la espalda ni mirar hacia otro lado por mucha vergüenza o pudor que ello provoque, aceptarlo y seguir hacia adelante, nada más sino para cambiar la estructura de poder y las instituciones, y por consiguiente, poder cambiar los fines y valores públicos y sociales, este es el fin.

Quiero señalar con esto que acabo de escribir, y es muestra de que, para que exista un verdadero cambio, no sirve ninguna “reforma”, precisamente la “reforma” nos ha traído hasta aquí, como nos venden algunas facciones estatales en su propaganda, especialmente los llamados partidos de derechas; tampoco se basa en ideologías ni en las ideas reaccionarias de volver a un pasado romántico, eso no existe hoy, eso es obsoleto en la política actual, es pura propaganda estatal, colores y símbolos que hoy no tienen más que el sentido de trampa para ingenuos e ilusos votantes camino del fracaso en la urna, de esto ya tienen millones de españoles bastante experiencia. 

 

 

El cambio está en el devenir de los hechos y en la experiencia conocida y aceptada verdaderamente tal y como es y no en son de nuestras opiniones particulares. Concebir la realidad política, saber que no hay democracia, que se precisa conocer el fundamento de la política que es la Libertad Política Colectiva de los individuos, concepto que se confunde con ideologías y otras significaciones e incluso que no se sabe lo que es, son herramientas primordiales para concebir la realidad; saber y aceptar que los partidos son estatales, naturaleza y cualidad jurídica estatal, como cualquier partido que lidera el Estado en una dictadura; que la forma de gobierno es un Estado de partidos y no una democracia; que no existen polos ideológicos cuando los partidos viven dentro del Estado, la izquierda y la derecha política como tal es una apariencia y una ficción propagandística deliberada por los medios e instituciones de los Estados; que la política no existe cuando hay consenso, está prohibida; que no hay ninguna Monarquía parlamentaria, hay una Monarquía de partidos, pues el poder no está en el Parlamento ni las leyes se fabrican o se cambian allí, eso es una ficción, el poder está en los partidos, en los órganos permanentes del Estado, las leyes ya se llevan hechas y repartidas al Parlamento; que no hay Libertad Política, hay derechos y libertades individuales otorgadas desde el poder.

No hay Libertad Política, no hay ni puede haber representación ciudadana, así de simple e indiscutible, ningún partido estatal puede representar a nada ni a nadie, se deben al Estado y no a la sociedad civil, de ahí que no sirve de nada manifestarse si no hay Libertad política, la nación está fuera de juego o abandonada; no hay representación política, no hay entonces elección de nada ni nadie, así de irrebatible; se vota pero no se elige, se votan facciones estatales y no a personas físicas, se votan a las listas que ponen los jefes de partido, al que se deben y con mandato imperativo (véase en la Ley de hierro de las oligarquías de Robert Michels). Estos son algunos de los términos y conceptos básicos que, en un mínimo intelecto, se debe de reconocer por los individuos. No es la ideología la causa, pues las ideologías no existen sin Libertad Política, ni tampoco están presentes cuando los partidos políticos están dentro del Estado, un hecho hace al otro; que los partidos residan dentro del Estado hace que no haya Libertad Política, es decir, que las ideologías y los colores propagandísticos no existan, de ahí que venga quien venga, que esté quien esté en el gobierno en funciones no hace que cambie nada, al menos para bien, pues cada vez todo ha ido siempre en decadencia y a peor, y así pasará hasta que haya una revolución provocada por una parte de la sociedad, Tercio Laocrático, que cambie la estructura de poder, las instituciones gubernamentales y a consecuencia los fines y medios sociales, es así de claro, no precisa de más retorcimientos mentales, ni otros inventos espontáneos, ni palabras y explicaciones raras ni rimbombantes que agradan los oídos del ignorante.

 

 

Que hoy no tiene sentido salir a la calle sin saber dónde se pisa, sin conocer la realidad, a la desesperada y con despecho, el cambio no es la caridad o socorro del poder, al poder hay que enfrentarlo con más poder, la política se cambia haciendo política, es decir, oponiéndose al poder, ni mucho menos apoyándolo en la urna, cualesquiera que sean los colores si son órganos del Estado. Es el Estado el enemigo número uno de la sociedad civil, especialmente cuando no hay democracia ni Libertad Política, pues esa Libertad la tienen las facciones del Estado atrapada, impidiendo que el pueblo en su ejercicio en la urna sea para cambiar o decidir en lo político o público, lo que supone que cada participación sea someterse de manera voluntaria al poder sin control, de uno o de varios dentro del Estado. No son los colores la oposición, no son los gobiernos de turno las causas, son las falsas constituciones después de la Segunda Guerra Mundial en Europa, y después de la Dictadura en España, que dan paso y abren la puerta a los Estados de partidos, la continuidad de los totalitarismos del siglo XX por otros medios, el fascismo y totalitarismo con la máscara de la democracia y la Libertad, “El Estado minotauro” de Bertrand de Jouvenel; en Europa alardeando de la mejor de las democracias y en España mediante la confusión y la mentira generalizada de los medios y todas las instituciones, la Libertad y la Democracia formal quedan fuera de juego y escondidas en los lares de los Estados de partido en toda Europa, términos  distorsionados con la ideología de la igualdad, esa que nos quiere hacer a todos iguales mostrando así otra prueba más de que no hay democracia formal ni Libertad, esa que reina en toda Europa con el nombre de la Socialdemocracia.

El grave error y horror, es querer hacer política y buscar una revolución hablando de sociedad y de igualdad, cuando la política se trata exclusivamente de poder, es decir de Libertad Política, de la que nadie se atreve a hablar. Los agentes sociales y factores económicos no pueden ser por su variada naturaleza y finalidad connotaciones que definan una revolución política, la política son relaciones de poder que no tienen nada que ver con ideologías de igualdad social, eso no es la democracia y eso ha sido la confusión y desde la Revolución francesa hasta hoy en toda Europa, se ha confundido la Libertad Política y la democracia formal con la ideología de la igualdad y con los asuntos sociales, cuando es cuestión única de poder. Cuanto más se siga perdido en el impulso de buscar la utopía de la igualdad social, el poder será más poder, la corrupción será más corrupción y el esclavismo será más esclavitud.

Que no os asuste entonces, las revueltas, las manifestaciones en masas, los disturbios y la agitación social, no es porque haya corruptos y malas personas, ni tampoco porque los gobiernos, unos y otros, sean malos, es normal y lógico que pase y cada vez que pase más, no solo en España sino en toda Europa, porque no hay Libertad Política ni hay democracia ni se sabe tampoco lo que es, es decir, no hay control del poder por mucho que se vote; no pasa nada raro ni pasa nada que no tuviera que pasar atendiendo a la realidad política, sus características y formas, es normal que hoy, tras décadas de esclavitud y servidumbre, de corrupción, de vasallaje, de mentira y confusión, broten en todos los rincones de Europa a la desesperada las voces de los pueblos, que no han sabido ni conocido, ni conocen hoy, lo que es ser libres, y en algunos lugares como en España, muchos son los que no lo quieren saber.

 

Antonio HR, viernes 3 de diciembre de 2021.

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