La alternativa, la Democracia.
Los genios políticos lo fueron y lo son comúnmente más por su sexto sentido o intuición, que es la que los guía en su acción, que por una previa dedicación al pensamiento de las ideas. No sucede lo mismo, o más bien sucede lo contrario, que quienes se dedican al estudio de la Ciencia política están alejados de la acción política entendida como tal para la conquista del poder. Solo tendríamos que atender a la experiencia histórica para comprobarlo perfectamente. Es la acción previa a las ideas y no a la inversa.
Hay un punto exquisito que una persona que pretende tener conocimiento de la actualidad política y ser consciente de la realidad última que acontece en los asuntos públicos debe de considerar, este es evitar el error que supone excluir de manera radical estos dos modos, el del pensamiento y la acción. No porque vivamos en un presente capcioso de la realidad política, que es precisamente el fundamento de convivencia pública en la forma de gobierno de Estado de partidos, que es el que predomina prácticamente en los países de toda Europa, y sea lo común y frecuente un pernicioso activismo político sin norte que toma tal forma mediante una especulación intelectual y emocional tipo laberinto sin salida en cualquier ámbito, la sociedad tenga que tomar constantemente una actitud reaccionaria y opuesta entre individuos, que generalmente atiende a ideologías, creencias y otros tópicos y versiones oficiales. Quizás la causa principal de ese comportamiento y reacción social generalizado de los individuos contrario a la razón, sea esa beligerancia o diferencia de carácter tácito entre pensadores y hombres de acción y políticos vulgarmente dicho. Yo atiendo al hecho, me refiero a España, aunque esto ocurre en cualquier país, de que es una costumbre en la mayoría de los casos, ver en los medios la colaboración entre unos y otros atendiendo a los oportunismos de ambos en el peor de los sentidos, siendo esta realidad cotidiana que provoca esa distorsión de la realidad política predominante tan necesaria, por ejemplo, en la forma de gobierno actual en España, cuando sería lo normal que los pensadores políticos atiendan en sus estudios a la realidad de sus semejantes, y los políticos, aplicarlo. Lo que me da que pensar es que, no siendo frecuentes los pensadores políticos que en el Estado de partidos se refieran sinceramente y honestos a la realidad política debido a la coacción estatal y la falta de Libertad Política, lo común sea que el avance intelectual en la materia de la realidad se mezcle con los intereses conservadores de la acción política de los gobernantes, unos por cobardía y otros por oportunismo, y resulte ser un trabajo pesado, y en ocasiones imposible, reflejar y acercar a los individuos la realidad circundante. Escribo esto para dirigirme directamente a lo que realmente quiero explicar, me refiero a las consecuencias que esto supone en la moral de una sociedad determinada y los efectos en la acción integra como convecinos de dicha sociedad que adquiere cada individuo. En el momento en que se pertenece a una sociedad, el individuo se debe a ella, porque crece, vive y muere en ella, al ser así, existen asuntos públicos de los que a todos nos atañen, es decir, asuntos políticos, y desde ese momento todo ciudadano tiene una responsabilidad social de sus ideas y acción y adquiere una autoridad independiente que, en colectivo, le da la capacidad para poseer la Libertad que es la herramienta para controlar el poder; pues es un derecho natural que el pueblo pueda expresar y manifestar sus inquietudes y que estas sean consideradas. Lo que yo diga quizás no tiene valor, pero el contenido y materia que expongo aquí es sumamente importante.
Estamos acostumbrados a discriminar tradicionalmente y de manera íntegra a la clase gobernante, sobre todo en peso de la ideología de cada uno, pero son pocos los que aluden a las propias reglas de juego para encaminar esos intereses y ambiciones del poder y a la manera formal de cómo hacerlo. Las relaciones de poder, gobernados y gobernantes, dan paso al fundamento de la política entendida así en su definición técnica como ciencia o relaciones de poder, y que a pesar de que muchos duden de su existencia o se renieguen a creer y considerarla, a ellos les diré que la política inevitablemente, y desde que existen los humanos en este planeta, es natural y es una actividad y un ejercicio mucho más cotidiano de lo que todas esas personas creen; la razón única se explica sabiendo que cada individuo tiene una actividad política o pública en el primer momento en que este viva integrado en una sociedad determinada, aunque este hecho en muchas ocasiones se ignore, de no ser que uno viva sólo en medio de un desierto a miles de kilómetros del primer humano. Esta relación entre el poder y los individuos manifestada en todo momento y situación en una sociedad o asociación se compone de dos partes; la autoridad y los que, de manera voluntaria, la aceptan y participan en ella tal y como es y se compone, ya que si no fuera así y fuera a la fuerza, carecería de autoridad; la mezcla de esas dos bases políticas es perseguir el buen funcionamiento y convivencia entre individuos y entre los individuos y el poder, lo que hemos oído habitualmente como “el bien común”. Escribo esto para poder expresar y aclarar un hecho que nos trasciende y que se ignora o se confunde y es considerar que la política se basa en ideologías, opiniones o maneras personales de ver el mundo y es algo profundamente incierto. Como traté de explicar anteriormente, el hecho de que un hombre esté sobre otro hombre y exista esa relación continua y permanente, es un principio necesario y natural en cuanto a la organización de una sociedad, y que nos ha acompañado desde que hay sociedades y durante todos los procesos de cambio. ¿Organizar qué o a quién?, precisamente, es mediante el poder y sus instituciones, o lo que otros llaman soberanía (aunque yo lo resumo en el Estado), las que deben encaminar a los individuos de una sociedad hacia ese “bien común” y procurar la buena conducta de la naturaleza primitiva de compromiso social o público incesante de las personas. Y quiero añadir hablando de soberanía, que la soberanía no la tiene el pueblo como tradicional y equivocadamente se piensa o se cree, es del todo falso, y es como vemos totalmente absurdo y de género hipócrita aludir a la soberanía popular porque un papel mojado como es la Carta otorgada del 78 (falsa constitución española) lo tenga escrito, la soberanía la posee quien tiene las armas, el ejército, los cuerpos de seguridad del Estado y la administración, lo podríamos resumir de manera simple como digo diciendo que la soberanía la tiene el Estado (aunque no siempre sea el gobierno quien tenga soberanía como sucedió en el caso de la II República en España dando causalidad política por ello a la Guerra Civil española debido a la ausencia de un presidencialismo, que daría al presidente del gobierno el poder supremo de todo el Ejército y hubiese evitado cualquier conato de sublevación militar de cualquier general, la República II fue una República parlamentaria donde el poder reside en el Parlamento y no en el Presidente del gobierno, de ahí las consecuencias pésimas en las que derivó). Es entonces el pueblo, el individuo, atendiendo a la autoridad natural propia que tiene el hecho de estar integrado en una sociedad y tener consigo también la responsabilidad e integridad como convecino de ésta en participar en asuntos públicos, es pues Libertad Política lo que debe de tener el pueblo para controlar esa soberanía, esto es, controlar, elegir y revocar a los que poseen el poder, la soberanía, mediante esa autoridad natural popular, y que debe de ser colectiva para ser constituyente, autoridad que resulta en el consentimiento mutuo entre gobernados y gobernantes.
A lo que se dirige este texto especialmente es señalar la necesidad de conocimiento de la realidad política, que no lo hay aunque se crea que sí, siendo el conocimiento lo que evita la incertidumbre social y crea una conciencia cauta para prevenir injusticias gubernamentales y para que pueda haber Libertad; en España, no podemos decir ni que haya conocimiento, ni conciencia de sociedad como nación, ni tampoco Libertad, pues todos podemos observar el grado o nivel de incertidumbre en cualquier ámbito y rincón del territorio de la Nación española y los resultados negativos en todo lo que se refiere a asuntos públicos. Es esa conciencia de sociedad, la verdad contemplable y con ésta la integridad de acción de los individuos, lo que propugna o ampara la existencia de esa Libertad Política necesaria para controlar a quien tiene la soberanía, Libertad que precisa de ser colectiva para poder ser constituyente de la organización del poder (formas de Estado, formas de gobierno, constitución, leyes fundamentales y gobernantes), es decir, del sistema de poder. Por eso y aludiendo al título de este artículo, y habiendo explicado determinados aspectos tanto de gobernados y gobernantes que son los que forman la relación de intereses para que exista la política como tal, para que sea un sistema de organización política y no un Régimen de poder como el que hay instituido desde 1978 en España como es el Estado de partidos, que atiende a las características principales de la manera en que se constituye el poder en un Régimen, es decir, de arriba hacia abajo, al contrario y a diferencia del sistema donde el poder se constituye de abajo hacia arriba, refutando cualquier propaganda de condición reaccionaria y activista predominante como pudimos señalar al principio de este artículo, la única alternativa a lo que hay es la Democracia formal, así entendida como reglas de juego formales que constituyen el juego político, sistema de poder basado en mayorías y que son el único sistema de poder hasta hoy concebido; por eso, la alternativa a lo que hay no es ni el comunismo, ni el socialismo, ni el fascismo ni el liberalismo, que son ideas que podemos encontrar en el pensamiento generalmente en la mayoría de los tratadistas que actualmente conocemos o que concebimos y nos prestan los medios de comunicación y las instituciones y, que a consecuencia de ello, generalmente también se encuentra en el pensamiento y creencias de los individuos mediante la propaganda en los medios e instituciones estatales. Quiero añadir y dejar claro para eludir un grave desacierto y es cuando se piensa o se cree que podemos encontrar la alternativa y aspirar a cambiar el sistema o régimen de poder desde dentro del propio sistema atendiendo a partidos y corporaciones políticas nuevas, eso no es cierto y no es posible, pues lo que nos dice la experiencia en la historia y desde tiempos remotos es que nadie ha cambiado el sistema desde dentro, han tenido que ser siempre fuerzas externas como golpes de Estado, conquistas, guerras y otros procesos constituyentes (en la foto, un ejemplo de proceso constituyente y de cambio de Régimen de poder fué la Guerra Civil española); lo que realmente sucede cuando aparece un nuevo partido dentro del sistema, al igual que cuando se participa en él, tanto partidos nuevos como sociedad gobernada participante, es reforzar el propio sistema y darlo fuerza, los partidos nuevos dando energías jóvenes y el votante dando fuerza en la urna con su voto, ya que el voto se resume básicamente en dar fuerza. Es también por eso que, la democracia, no se pueda explicar de ninguna otra manera que no sea como reglas de juego que constituyen el poder, fundamentadas en la Libertad Política de elección y revocación de gobernantes, algo que hoy está prohibido y es imposible en España por la condición de la forma de gobierno y del sistema de votación proporcional de listas.
Es esa opinión capciosa de la sociedad sobre lo que es verdaderamente la democracia, que es provocada por los resortes mediáticos e institucionales del Régimen de partidos en España, la que impide que los individuos lleguen a entender, que para que sus deseos e ideas puedan reflejarse en los resultados de la política, se precisa de Libertad Política Colectiva. En ausencia de Libertad Colectiva y atendiendo a los efectos de dicha propaganda institucional, el desorden y el alboroto social y político constante en todo momento y situación es lo lógico y normal en España; como ejemplo, sería señalar la radical polarización de ideas provocada en la sociedad por la propaganda partidista en los medios, para alcanzar espectros de votantes que se identifican con el colorido de las facciones estatales y evitar que nunca pueda haber una conciencia social común de la Libertad Política Colectiva que es necesaria para el progreso, evolución y prosperidad como pueblo, atendiendo antes al discurso partidista que a la realidad latente, esto con un único objetivo, que es llenar las urnas para legitimar, como decimos, y dar fuerza al mismo Régimen de poder; y aludo a lo que Tácito en sus escritos de su obra “Anales”, libro III apartado XXVIII: “Dedit jura quis pace et príncipe uteremur”, esta concisión de Tácito resume muy bien el criterio de Hobbes de asociar las palabras Paz y Señor: la necesidad de la una hace aceptar a la otra. Es ese desconocimiento y confusión de la realidad política, que está escondida y apartada de la sociedad hoy en el Estado de partidos en España, la que produce la incertidumbre y los pavores entre los individuos para concebir el hecho de que haya alguna vez Libertad Política de todos, necesaria para que haya Democracia, por consiguiente, puede ser que sea la necesidad de certidumbre, es decir, de conocimiento, lo que al pueblo español le sitúa por encima del aprecio y consideración a la Libertad.
ROUSSEAU: “…es en el seno del desorden, en el que el despotismo levanta gradualmente la cabeza”.
Miedo, servidumbre, confusión y alboroto, pues lo que no es de extrañar entonces, y no sé porque generalmente se considera ridículo en la sociedad española (algo que siempre me pareció de genero estúpido y cobarde), es que algunas personas levanten la cabeza y hablen, se expresen y no piensen como sus semejantes. Aunque sean las políticas reaccionarias que nos induzcan a vivir de las ideologías, y a pesar de que se propugna y se comparta por todos los partidos ya en el poder, no solo en España también en Europa, la ideología de la socialdemocracia, que es un foco de corrosión mental y moral encaminada a buscar mediante dicha ideología la igualdad social tan arraigada a los sentimientos y deseos de los individuos a lo largo de cientos de años, no es la ideología el medio ni el principio para encontrar la igualdad, pensar eso es una utopía y no es realizable, ya que la misma naturaleza produce desigualdad necesariamente, es el principio de Libertad, que sí que es realizable, y que está perdido entre la incertidumbre de ideas y desconocimiento existencial de la realidad, el único principio que garantiza la igualdad de derechos y oportunidades.
Y para salir de la incertidumbre y terminar este artículo, quiero añadir que, aunque se busque alternativas a lo que hay en razón de ideologías y creencias, tópicos y opiniones personales, lo único que es cierto es que la alternativa a lo que hay es la democracia formal (sistema político de poder o forma de gobierno que jamás hubo en España), que es el sistema de poder y herramienta fundamentada en la Libertad Política Colectiva para dirimir y organizar todas esas ideas y opiniones. Es el cambio verdadero para convivir como sociedad, gobernados y gobernantes, sin que sean amos, dictadores, caciques u otros oligarcas de poca monta, los que tengan al pueblo acostumbrado a una tradición servil y de obediencia ciega y radical al poder, con un complejo por parte del pueblo gobernado de siervo renegado, que es lo sucede en España desde hace ya casi un siglo; y es que, no se concibe el hecho de ser consciente de tener uno mismo autoridad como individuo que es derecho natural por pertenecer a una sociedad, y así, confortar de manera colectiva esa Libertad en su beneficio. La alternativa entonces no son las ideologías, es la Libertad Política Colectiva que da paso y sustenta a la democracia formal como forma de gobierno, que nunca hubo y nunca fue conquistada, es decir, lo que es posible no es utopía cuando se es consciente que la democracia como alternativa en el sentido de reglas de juego que constituyen el poder es perfectamente realizable y cierta. No es como se suele creer equivocadamente, que es dar alternativa mediante las ideologías, eso es lo imposible y utópico, pues las ideologías sin Libertad Política, todas sin excepción, son falsas, ya que no las podemos demostrar en ejercicio porque ni podemos elegir ni podemos revocar al poder, la Libertad Política, no es ideología, es previa a cualquier ideología y no a la inversa, es el fundamento de la verdadera alternativa política que es la Democracia.
HR Antonio, a 21 de septiembre de 2021.
Tu mejor artículo sin duda. Enhorabuena.
Yo lo que echo en falta en España por parte de los partidos políticos es que ninguno aplica LOS VERDADEROS VALORES DE LA DEMOCRACIA y ahí está el resultado actual de nuestro país.