(En la imagen, Nicole Eisenman, 1965 Verdún, “La alegoría de cada día”, New Museum).
El tarugo y el votante español.
Aquí tenemos a un tipo de individuo típico en el territorio nacional español, el votante “sabelotodo”, el listo sin igual. Esta clase de personaje español, dotado de una sabiduría innata sobre los temas políticos, que sin haber cogido en su vida un libro, como si de manera providencial fuera, sostiene una sabiduría innata de la que nadie es capaz de poseer ni igualar, teniendo réplica a lo irreplicable. Sabiendo más de lo que nadie sabe.
Ese es el de la foto, el votante español.
Ese personaje que domina las conversaciones de la política en las barras de bar, presidente de asociaciones vecinales, padre de familia, autónomo a destajo de sobre en negro, iluso, pernicioso e incauto “hombre de ley“, que trata de “levantar España” se desgarra el alma en las urnas de la Partitocracia, lugar donde nadie, a estas alturas de competición, ha podido arreglar ni un átomo de lo deteriorado por el Régimen partitocrático, lugar de origen de la pesadilla sociopolítica precisamente.
Desesperado como alumno que se le acaba el tiempo en un examen sin contestar, se pone la cuerda al cuello otra vez más, jurando por su color y pregón preferido, esperando que las siguientes votaciones salgan “los suyos“, que son aquellos que le alivian los oídos con vocablos de sirenas, sin quitarle de su conciencia el peso de la verdad política, el chillido de la realidad pública, el zumbido de la experiencia que trae el dolor de la corrupción, la humillación y la mentira, a la que los españoles están acostumbrados, que le repican el oído como sombras perversas sin cesar; siendo esta corroída y corrosiva moral, porque se es consciente y cualquiera sabe que, jamás en la urna se ha arreglado absolutamente nada en estas más de cuatro décadas.
El sentimiento desesperanzado se hace con él, la depresión le arde en su interior de saber que todo es un fraude público; mermadas las esperanzas de que sus colores preferidos para las urnas vayan a acabar con este desmán sociopolítico, la desilusión se convierte en soberbia y rabia, en un alma enajenada con la vida y con las personas de su alrededor, a las que muchas, las ve culpables y enemigas por su opinión diferente a la suya.
Inconsciente, portador sinigual del síndrome de Dunning Krugger, un pensamiento personal de creerse más inteligente de lo que realmente se es y asumir un intelecto capaz que no se posee, este personaje español típico en la urna, siempre rechazó y desechó el consejo, pues, es el espíritu de este individuo público, que vota de rabia consigo mismo, que vota fuerte y duro por él y por su familia y amigos en tela de fracasado, de iluso y de necio, un espíritu enervado y enajenado. La silueta de un patán con la cabeza alta camina por la calle para derivar en la urna del Estado de partidos aturdido y hastiado por la constante mentira y humillación mezclada con su detonante soberbia fanática de los colores. Un patriotismo desubicado de su patria, perdido en su iluso mundo ficticio de votante español tradicional, que se cree rey con su papeleta de listas de partido por un día ante sus cotidianos y es esclavo a diario de sus colores subordinado voluntariamente a los amos sin color.
Ridícula y sucia estampa nos deja el “español de bien”, el día que los oligarcas del Estado de partidos invitan a los españoles a participar del cepo de las urnas, a las que acuden públicamente sin pudor los charlatanes ingenuos e ignorantes, los oportunistas y los sinvergüenzas integrales, si no por tradición, por fanatismo, o por odio al prójimo, o por idiota ignorancia, tan dañina para los demás como por la hipocresía moral de muchos.
Este energúmeno suicida de la urna, quiere cortar rápidamente y a toda costa el tarugo que lo sostiene, quiere “elecciones ya”, quiere cambiar el gobierno de turno, quiere levantar España en las siguientes votaciones, sabiendo muy bien que cuando termine de cortar el tarugo se va a partir la crisma el solo, con la fuerza de su rabia y su soberbia; como perro de presa engañado, a más fuerza-soberbia para cortar el tarugo para cambiar el gobierno en las urnas de la Partitocracia más daño y destrozo para él y para los demás le cuenta la experiencia en su oído, al mismo tiempo que se deja la piel cortando el tarugo de la desesperanza, de la agonía y del pirronismo moral.
Este señor de la foto, es el votante que lo sabe todo, el del síndrome de Dunning Krugger, el de la sabiduría innata; es el idiota o hipócrita que va a arreglar el Régimen votando a partidos que dicen que lo arreglarán desde dentro (tipo como PODEMOS o ahora VOX); aquel ignorante en política que nos dice que la solución es que “hay que echar a Sánchez”; el que nos cuenta íntimamente: “prefiero que me roben los míos“; el necio y terco patriota desubicado de su patria en los colores ficticios de los jefes de partido apátridas; el de la foto, ese es el siguiente arruinado; o aquel que nos trata de convencer de que la culpa es que ha vuelto el comunismo y el socialismo votando en un Régimen con la forma de Estado de Monarquía, con el añadido origen franquista; el de la foto, es ese peligroso cómplice de la corrupción que dice que el cambio es imposible con las papeleta de listas de partido en la mano; el de la foto es, aquel que infantilmente da causa a la decadencia porque dice que hay una “Leyenda negra antiespañola“, o porque hay “poderes ocultos” o “agendas globalistas” mientras se pasa por la urna a echar leña a la lumbre. El de la foto, que vota, es culpable de que, cuando termine de cortar el tarugo votando a la Partitocracia, se parta los morros el solo.
Este hombre de la foto, es el típico votante español enervado tradicional de la “mala uva“, del fracaso constante, de la ignorancia y del ridículo. El de la imbecilidad y podredumbre espiritual pregonada a golpe de urna. El de la decadencia, el de la degeneración, el de la ruina.
¡¡Id a votar sin Libertad, sin constitución, sin democracia, sin representación política, sin separación de poderes, voten ustedes hasta sangrar; sigan cortando el tarugo con todas sus fuerzas, corten, corten a rabiar, voten a degüello, que hasta ahora no han votado ustedes ni tan bien, ni lo suficiente ni tan fuerte para arreglar España en las urnas de la Partitocracia!!
Antonio HR, jueves 1 de septiembre de 2022.