(En la imagen, ‘Intriga’ (1911), de James Ensor).

 

‘Todo hombre es sincero a solas, cuando aparece una segunda persona comienza la hipocresía’. 
(Ralph Waldo Emerson)

 

De la mano con la mentira y la tolerancia.


Ningún partido estatal puede ser de izquierda, porque todos están ya en el poder de manera parcelaria, es decir, se trata de reparto, así pues, nadie lucha por lo que ya tiene; así de sencillo; todo lo demás es un TEATRO FINGIDO, que, según el nivel de oportunismo, pirronismo moral y de la soberbia individual, se acepta, se tolera y se comparte tal asqueroso y delirante espectáculo, tanto desde el palco del espectador como en el lado del escenario con los actores del colorido de cartel. 

¿Cuántas excusas más van a poner los españoles para justificar el seguir acudiendo a las urnas de la Partitocracia? ¿Qué más se les ocurre para evadirse del hecho de que ellos mismos son los únicos culpables y causantes de su propia ruina, de la degeneración de la sociedad española y de España? ¿Qué más modos quedan por ver y evidenciar, el miedo-pánico que tiene la sociedad española para defenderse de las injusticias y los abusos de poder, de la corrupción y del crimen de Estado? 

Tanto es así, que los afectados gobernados, para esconder su verdadera desesperación y enajenación con lo que atañe a los asuntos públicos o políticos, se resignan a imitar a la clase estatal dominante con sus prácticas corruptas, siendo partícipes y cómplices de la mentira oficial apoyada por los parásitos oportunistas, de la hipocresía política y social de las falsas ideologías para la propaganda, todas obsoletas, y siendo ellos, los mismos afectados, legitimadores de la legalización de la corrupción por sistema en las urnas del Estado de partidos

La sociedad española, su actitud en lo concerniente a los asuntos públicos o políticos, es una sociedad de cobardes y de hipócritas. No vale para nada. Solo vale para dejarse robar en todo tipo de recaudación de impuestos u otros asuntos financieros, para obedecer dócilmente sin mirar si les perjudica o no, y para votar a quien los pisa, los miente y los humilla a diario. Para eso vale la sociedad española. Y para llorar por que los pisan después de haber votado. Y en bucle, volver a votar.

Cada día, los españoles muestran su nivel de impostura e indignidad para consigo, manifiestan al paso de los días su pirronismo moral fingiendo encajar en una sociedad donde ya no puede encajar nada, más que la mentira y la corrupción. No es que la sociedad española esté tocada, o resentida, o simplemente indignada, que es lo normal cuando se ignoran las causas que producen tales sentimientos, sino que es una sociedad totalmente desmoralizada sin esperanza de nada, sin principios ni valores y donde ya no se respeta nada, ni siquiera la profesión que reclama el mismo Régimen socialdemócrata de tolerancia sustituyendo al natural respeto; siendo esta realidad corrosiva el producto y la reacción en la actitud y la moral de la sociedad en la forma de gobierno del Estado de partidos o Partitocracia

¡¡Hay que votar!!, dicen los que van a arreglar España, y también los que no pueden con su alma de tanta humillación y mentira, que no les queda otra opción por pura cobardía y soberbia que mirar para otro lado y seguir viviendo en la mentira en la que crecieron y dedicaron sus vidas para ser engañados y humillados hasta la saciedad. Todos esos, y los que viven en la vida parasitaria del oportunismo, los que llevan consigo la complicidad del crimen de Estado y la mentira social y los que viven de ello y para ello. Esos son los que votan hoy. La derecha actual, los conservadores de lo que hay, la oposición al cambio, a la revolución, a la verdadera izquierda política actual,  que reside en la sociedad civil gobernada que procura un cambio de Régimen; izquierda política que no está ni puede estar en los partidos estatales, todos Monárquicos porque sustentan y residen en una forma de Estado que es Monarquía, conservadores del Régimen político establecido, es decir, de derechas; totalmente al contrario de lo que se quieren creer todos aquellos que se hacen pasar por la izquierda social actual de los símbolos y logotipos de un pasado obsoleto y rancio guerra civilista; eso ya no existe de ninguna manera hoy. 

Los españoles no saben ni quieren saber cómo están gobernados, no les es de su incumbencia hacer una lectura de la realidad sociopolítica. Son los tópicos típicos, las creencias y opiniones personales, frutos de la ignorancia, las respuestas a las cuestiones de los asuntos públicos cotidianos. Todo ello mezclado con la incauta intención de prestar atención a la teoría oficial estatal, propia para rebaños de ovejas aturdidas.

En España, es democrática hasta la tristeza y el llanto de los latigazos en el lomo que piden los españoles en las urnas. Porque no lo quieren ver de otra manera que no sea mintiéndose a sí mismos y mintiendo a sus familiares y amigos, ya sea hablando de Democracia, de Libertad, o de constitución, o siendo partícipes y apoyando en la urna la corrupción de la Monarquía de partidos de origen franquista. Partidocracia votan, Partidocracia tendrán. Los españoles caminan solos y voluntariamente al matadero, y lo saben, pero dominante la ignorancia, es antes la soberbia y también la idiocia. Aquellos que manifiestan que el cambio es imposible con la papeleta de listas de partido en la mano. Pocos son pues los que se dan la vuelta y abrazan la realidad cierta, única misma para todos y que se encuentra sencillamente en una descripción objetiva y desapasionada de los hechos ciertos; limpieza moral que empieza aceptando el error de haber convivido y haber sido partícipes de un fraude público. 

¡Que voten ellos, YO NO VOTO POR DIGNIDAD!

 

Antonio HR, a 25 de agosto de 2022.

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