(En la imagen, la Iglesia de San Miguel, una construcción del siglo XVII, barroca, de ladrillo, incluida su torre. En el interior, destacan tres retablos barrocos aunque el que se ubica en el altar mayor es el más relevante pues alberga la imagen de San Miguel Arcángel, una obra de Juan de Juni. A la entrada de la iglesia, la Cruz piedra pone la nota diferente a un monumento que es testigo del paso de los años).

De la servidumbre a la Libertad. A los vecinos de la localidad vallisoletana de Hornillos de Eresma 

 

Queridos y estimados convecinos de mi localidad maternal, donde fui criado y crecido  y donde he dado y compartido gran parte de mi vida como un vecino más de tan humilde como entrañable y generoso paraje de la localidad vallisoletana. Es, sinceramente, un orgullo y un honor, como también una necesidad, por la importancia que tiene para los hornillejos como para el resto de los españoles el contenido del presente artículo, dirigirme a ustedes con esta honesta lectura para denunciar la situación sociopolítica contemporánea en evidente decadencia. No solo en la comarca de Hornillos de Eresma, sino en todo el territorio de la nación española. Muy agradecido pues, de que me hayan dado la oportunidad para plasmar en blanco y negro, en el periódico “La voz de Hornillos”, estas discretas pero objetivas líneas de lo que a todos nos puede sonar conocido o cotidiano, y también, creo, que nuevo y desconocido. Y aunque podría escribir un libro entero tratando tales asuntos, me voy a remitir y centrar en lo segundo, pues lo primero, lo cotidiano, no es necesario dar muchos detalles de ello, ya que todos lo reconocemos y lo podemos ver a diario delante de nuestros ojos.  

En mi conciencia me surge una gran preocupación, que se vuelve voluntad e integridad sobre los asuntos públicos o políticos, que es lo que a todos nos atañe, tras observar y hacerme consciente del abismal precipicio hacia donde se dirige la nación española y a la velocidad tan vertiginosa con la que se desenvuelve tal oscura trayectoria. Y en virtud de no pocos conocimientos, que hasta ahora y desde hace algún tiempo he podido adquirir en un constante estudio riguroso en materia de humanidades, especialmente las ciencias políticas y el Derecho Constitucional, así como en la acción política cultural, y aunque siempre es poco lo que se aprende, es por lo que voy a reflejar algunos párrafos que espero sean, sin ningún menoscabo ni a ustedes ni a nadie, razón para reflexionar sobre el asunto. 

En este artículo trataré de señalar las causas políticas, el porqué de lo que vemos, ya que es algo que en ningún medio de comunicación ni institución pretenden verdaderamente anunciar, lo cual, es motivo consecuente para que fuerce a la mayoría de las personas, inevitablemente, a enfocar la vista en el proscenio político que revela aquellos efectos inequívocos que producen las formas establecidas. Por consiguiente, el fruto sustancial más común que solemos ver, y es la prueba irrefutable de que no se reconocen correctamente esas causas, sea la indignación general, que es el juego de retroalimentación del actual Régimen, que, necesariamente, para su sostenimiento, tiene que producir más indignados, por lo tanto, la corrupción debe de ser siempre necesaria y factor para poder gobernar. Como muestra la evidencia, el bucle senil, impotente e interminable de “y los otros más”. 

 

 

¿Por qué se indignan las personas ante las injusticias y los atropellos de los poderosos? ¿Acaso se hacen las preguntas pertinentes para poder entender de dónde procede y cuál es el origen de tales consecuencias para librarse de tal indignación?  

Seré lo más claro y riguroso en cuanto a los conceptos y el uso del lenguaje correcto, creo imprescindible, que se precisan para poder explicar tan engorroso asunto y para poder hacer estas someras, pero elocuentes consideraciones.  

Lo primero es dejar a un lado cualquier desavenencia o romanticismo ideológico, ya que, como verdades parciales, no son aptas ni sirven en absoluto para ningún análisis político. Mi aversión al relativismo y la ambigüedad cuando se trata de un estudio metódico y de señalar y escoger asuntos y hechos fácticos relacionados entre sí a la vista de cualquiera, como son todos aquellos que están relacionados con todo lo público, es porque no existe otra manera veraz ni seria de abordar un análisis y examen político que tenga como objetivo único el de señalar la verdad, verdad como contraria a la mentira, describiendo la relación de partes que pueden ser observadas por cualquier persona.  

Del error se puede salir, pero es evidentemente trágico salir de la confusión, y España está hoy en una confusión extraordinaria. Ya sea por oportunismo para mantener la mentira fundante o por mero desconocimiento, aunque creo que impera más el primer factor para que nada se pueda entender tal y como verdaderamente es. Es de ahí, la necesidad de llegar a las conciencias, desechas hoy en el Estado de partidos.  

Este es el génesis de mi trabajo y estudio, y de la voluntad de instigar a todos aquellos que estén dispuestos a la escucha y la reflexión, para provocar una moción de la conciencia que vaya encaminada hacia un cambio social y político, que, empero, el escollo de la obstinación, la necedad y la ceguera de muchos hace que este se retrase e incluso que no se vea lo suficientemente claro, hasta tal punto de que llegue a ser considerado algo utópico, inimaginable o impensable para muchos. Lo cierto es que, dada la trayectoria, el aspecto y la naturaleza espuria del Régimen actual, va a ocurrir inevitablemente antes de lo que muchos prevén, como así ha sido y ha ocurrido en la historia política desde tiempos remotos en todo régimen basado en la corrupción como es el actual que hay en España. De hecho, aunque a muchos les parezca extraña esta afirmación, estamos presenciando el ocaso del Régimen de 1978. 

 

 

Esa revolución, pacífica porque es esencialmente cultural, de hecho, lo raro es que las revoluciones sean violentas a pesar de lo que generalmente se cree o se piensa equivocadamente, se determina en una difusión y promoción de determinados conceptos hoy desconocidos en España y apartados de los centros de instrucción y enseñanza, para la consecución de una “Hegemonía cultural”, concepto que nos brindó el filósofo italiano Antonio Gramsci, en base a dichos conceptos universales, que no hablan de ideologías o jugadas de gobierno, sino que tratan de enseñar las reglas de juego político formales y los principios de una forma de gobierno, en nuestro caso, de la democracia formal o representativa, que no la hay ni la ha habido nunca ni en España ni en Europa.  

Y para poder arreglar algo, para poder empezar a decir la verdad, lo primero que tiene uno que hacer es describir desapasionadamente lo que hay, al igual que en el terreno personal, en el terreno público o político, sin juicios ni valoraciones personales, de todas las relaciones de poder actualmente establecidas. El concepto de poder, es decir, para que exista un poder, debe de existir primero una relación de mando/obediencia, donde, al menos, deben existir dos partes, el poder no es un señor en un palacio o castillo, o un presidente de gobierno. Y lo que hay, es un Régimen que ya está, más que podrido, muerto, que es institucionalmente insostenible, se toque donde se toque, y que solo puede funcionar mediante la corrupción de todo lo público. La causa revolucionaria es un Estado Administrativo fallido, un estado de la res pública deplorable, especialmente si hablamos en términos morales y culturales, absolutamente desecho, producto de la ausencia de una “constitución” que nunca ha estado en vigor ni puede estarlo, la Carta otorgada o Ley fundamental de 1978 equivocadamente llamada “constitución”; que no es constitución ya que se redacta en secreto (forma), sin Cortes Constituyentes, y porque no separa los poderes Legislativo y Ejecutivo en dos urnas diferentes (contenido); un documento jurídico que no es vinculante, ya que no es aplicable o practicable por ningún juez o tribunal.  

La verdad, la verdad como contraria a la mentira, que al contrario de lo que se cree o se piensa sí existe, porque es esa que brilla a los ojos de cualquiera, que no necesita demostración porque habla por sí misma, ya que es una relación de hechos contemplables a la vista de cualquiera, no es sustancia o materia que se pueda poseer, por lo tanto, solo nos es posible decirla, mostrarla o señalarla. Eso sí podemos hacerlo. El hecho de que la mentira política campe a sus anchas en los medios y en la razón pública desde hace 45 años, fruto de la opinión periodística publicada, únicamente la oficial del Estado, hace de la verdad dicha y mostrada el primer principio a seguir, como opositora de la conciencia torcida existente, que vive en el ficticio e infantil mundo del “como si”: se vive “como si” hubiera democracia, “como si” hubiera constitución, “como si” hubiera separación de poderes; que es la filosofía del pensador alemán Hans Vaihinger La filosofía del «como si», 1911, que es como se vive hoy en toda Europa. Porque la verdad es el valor de cálculo y determinación del principio de libertad, que sí que existe y es realizable. La libertad política Colectiva, la Constituyente, la única libertad que puede existir como veremos más adelante, es un hecho, que ya existe en otros pueblos (EE. UU de América) y que hoy está perdida entre la abismal amalgama de confusión terminológica y la violación del lenguaje que instiga el consenso oligárquico de los Estados de partido o partidocracias actuales herederos de los totalitarismos del pasado siglo, y que se acentúa  estrepitosamente como consecuencia ideológica bastarda reinante en el continente. En Europa, tras la victoria de las potencias vencedoras al Eje, y en España, a la muerte del dictador.  

Hablo de la ideología de la socialdemocracia, es el único valor moral imperante en toda Europa y en todos los partidos políticos ESTATALES. Hoy no existe el comunismo, ni el socialismo, ni el liberalismo (excepto en Inglaterra y Suiza), en España, estas ideologías mueren en la Victoria del General Franco en la Guerra Civil española, excepto el comunismo, que muere con el pacto LEGAL consensual del Partido Comunista con los herederos directos de Franco y la aceptación por este de la Monarquía designada por el mismo Dictador. Un hecho insólito en la historia de la política de todos los tiempos y naciones del que tengo tratado y analizado más profundamente en otros artículos y estudios, ya que, nadie en España, ha hecho un verdadero examen científico-político riguroso que sirva a la pedagogía, y los que lo han hecho no son admitidos por la oficialidad vigente, sobre lo que fue este periodo de TRANSACCIÓN política. Todo lo que se ha escrito y ha sido aceptado sobre la mal llamada “Transición española”, son compendios casuales y no causales basados en epifenómenos acaecidos que no responden nada más que a verdades parciales, ideologías, y no describen hechos determinantes y determinados para poder ser este periodo histórico entendido pertinentemente.  

En resumen, no hay una explicación propiamente dicha, definición y encuadramiento fáctico lógico y coherente homogéneo entre la sociedad española sobre la “Transacción política española” en términos jurídico-políticos ni históricos. Algo que curiosamente solo ocurre en España, y que he podido comprobar que no sucede en otros países cuando hablan de su historia. Esto es, un fenómeno propio de la existencia de una verdadera anomalía cognitiva, sin embargo, lo que es más evidente, es el hecho existencial de una Gran mentira que no se quiere o pretende decir o mostrar, que tiene que ser escondida a toda costa y en todo momento y situación. A España nunca llegó la libertad ni la democracia

 

(En la imagen, Casa Consistorial del año 1878 y Excelentísimo Ayuntamiento de Hornillos de Eresma).

 

El paso de la Dictadura a la oligarquía de jefes de partido dentro del Estado no admite y no es algo susceptible de ambigüedades ni relativismos, es un hecho jurídico-político, legal (Ley de para la Reforma política 4 enero de 1977) y legitimado en PLEBISCITO (y no referéndum electivo) por millones de españoles que ratificaron una Reforma de las anteriores Leyes fundamentales del Reino, y en ejercicio, en las urnas de las votaciones generales (no elecciones). Decir SI, como decir NO, suponía la continuidad del mismo Régimen por otros medios, es decir, del Régimen del General Franco al franquismo, al Legado de Franco: “todo quedó atado y bien atado”, de manera absolutamente LEGAL (Torcuato Fernández Miranda: “Se pasó de la Ley (de Franco) a la Ley (de Juan Carlos)), con la misma relación de poder gobernado/gobernante, la forma política de Estado de partidos o Partidocracia más vulgarmente hablando, que guarda la sagrada aptitud de que las urnas no tienen nada que ver con los asuntos de la Corte. A la muerte de Franco, no vino la democracia, se instala el franquismo, y lo que tienen ustedes hoy ante sus ojos es la absoluta degeneración de aquello, social y política. 

No es verdad, no ha ocurrido de 50 millones de maneras diferentes tantas como españoles hay, cabe una sola verdad de los hechos, es decir, aquí no caben opiniones o valoraciones personales, para eso están los centros de opinión, allí, el que lo desee, puede ir a dar su opinión, en mis textos sólo verá un criterio en base a un argumento, basado en la relación que existe entre hechos fácticos, su estudio y su observación objetiva y desapasionada. Si tuviera el hombre que vivir de la mera historiografía y la constante reconstrucción de los mismos factores pretéritos, como pensaba Bergson, la humanidad seguiría en Atapuerca.  

La abismal confusión del escepticismo, del relativismo y el subjetivismo rancio de las feas manías es la sangre y el motor de la socialdemocracia imperante en toda Europa, de considerar a todo una opinión o juicio personal y dejar a la ciencia y al estudio fuera de cualquier contexto, sobre todo si el análisis no corresponde a los romanticismos ideológicos de cada cual. La duda es válida cuando es metódica, el escepticismo incauto destruye toda posibilidad de ciencia, por lo tanto, de entendimiento. De la misma forma que se aplica a las ciencias positivas en virtud de la revolución de la ciencia con la relatividad de las partículas, la socialdemocracia lo ha aplicado a la materia política, y el producto de Europa hoy es la incapacidad intelectual desde después de la II Guerra Mundial de poder definir la verdad de las relaciones de poder y la realidad social empírica de su existencia para una teoría política verdadera, perdida en el Estado de partidos (Este asunto tiene el germen en el nacimiento de las ideologías en la revolución francesa). Todo lo que se estudia en materia de humanidades desde la IIGM en Europa es absolutamente falso. La Guerra Fría fue una Guerra contra el pensamiento, su arma, el consenso político, experimento que triunfó, y sigue triunfando hoy, en España. No hay pensamiento libre, todo está redirigido. Ellos ponen las consignas, y fuera de esas consignas está “la Nada”; la exclusión por la oficialidad y por la propia sociedad de aquellos que se salgan de ese arbitrario perímetro. El consenso político es la prohibición de pensar. La libertad de expresión es una broma evidentemente. Resultado de lo anteriormente dicho, el nihilismo. Lo que yo llamo los disvalores de la socialdemocracia. 

Un elemento totalmente ausente y prohibido en España y que forma parte de esa “hegemonía cultural”, por ser desconocido, es el elemento representativo, uno de los principios fundamentales para que exista democracia formal junto con la separación de poderes. Los vecinos de Hornillos de Eresma y comarca deben de saber y ser conscientes de que ningún vecino de la zona, de la provincia, de la Región ni de la Nación española, está representado por nada ni por nadie. En España no existe la representación política, es decir, el ejercicio en libertad Política de los individuos en las urnas basado en la elección uninominal de representantes, esto es, de personas físicas responsables de sus actos, y no partidos estatales, ficciones jurídicas que no se puede expedientar por un Tribunal. Esta forma de gobierno, el Estado de partidos, está concebido y fue creado e ideado precisamente para impedir la representación política.  

En virtud de la sentencia del Tribunal Constitucional de la Jurisprudencia de Bonn, Alemania (1952). Gerhard Leibzhold, Primer presidente del Tribunal después de la IIGM, en defensa de dicha forma de gobierno:  

La constitución material del siglo XX ha conocido una transformación radical como consecuencia del advenimiento de los grandes partidos de masas y de la introducción del sistema proporcional, los diputados han perdido su independencia y libertad, complementos indispensables de una auténtica capacidad de representación. La voluntad de la mayoría de los partidos se identifica con la voluntad general del pueblo sin mezcla de elementos de representación. Esta es la doctrina oficial constitucionalizada de la integración del pueblo en las repúblicas europeas. Todos los crímenes y corrupciones de los partidos estatales son pues crímenes y corrupción del pueblo que los vota. No porque este se considere representado por ellos, sino porque tiene el sentimiento identitario de identificarse con ellos. Se reúnen comisionados de partidos vinculados a las decisiones de este, para dejar constancia de decisiones ya adoptadas en otros ámbitos (en comités y congresos de partidos); es evidente que aquí ya no se trata de un estado democrático sino de un Estado de partidos”. 

 

Aquí a España, el concepto de Estado de partidos lo trae Manuel García Pelayo, primer presidente del Tribunal Constitucional, nos confiesa claramente que la forma de gobierno que se ha establecido en la Constitución del 78 es un Estado de partidos

El Estado democrático ha de configurarse como un Estado de partidos debido a que solo estos pueden proporcionar al sistema estatal los inputs capaces de configurarlo democráticamente, la movilización electoral de la población, el ascenso al Estado de las orientaciones políticas y de las demandas sociales debidamente sistematizadas, programas de acción política, como las personas destinadas a ser titulares o portadores de los afanes políticos estatales». Para aclarar este guión, la sentencia del Tribunal constitucional 3/1981 afirma que la relevancia de los partidos viene justificada por la importancia decisiva que estas organizaciones tienen en las modernas democracias pluralistas, de forma que se ha podido afirmar por algunos tribunales extranjeros que hoy en día todo estado democrático es un Estado de partidos, o que estos son casi públicos, o conceptos similares”. 

 

La representación, es un contrato en virtud del cual, una persona ausente se hace presente, mediante un intermediario, ante terceros; en el mundo jurídico el ejemplo es “el apoderado” o el mandatario, que mediante un documento jurídico dado llamado “poder notarial” representa a otra persona allí donde esta no puede estar, la compromete en su nombre ¿Qué sucede en la política? ocurre exactamente lo mismo. Los conceptos de la política vienen de la mano del Derecho desde Roma, en su origen, su diccionario y su naturaleza conceptual. Es el juez (Judicatura) el que tiene que aplicar la Ley (poder político) El representante de distrito, aquel al que todos conocen porque es vecino reconocido en el barrio o distrito, y al que los vecinos pueden ir directamente a pedirle cuentas de sus incumbencias o sugerencia públicas en su oficina de Distrito, cartas o correos electrónicos, en España, no existe. Esta persona, irá a un parlamento a exponer estas quejas, propuestas o demandas, y no debe de ser necesariamente de ningún partido, esta persona (mandatario) debe de responder ante sí mismo, es decir, no tiene jefes a los que deba obedecer, nada más que aquellos a los que representa (mandantes). Se debe única y exclusivamente a su distrito, que es quien le paga. El principio básico de la función de representación es la lealtad. 

Como vemos no se debe a ningún jefe de partido como sucede en España. La representación política sólo puede ser ejercida mediante personas físicas y nunca por partidos. Aquel que dice que está representado por un partido, aquel es un auténtico ignorante en política. Los partidos políticos no pueden representar jurídicamente a nadie, por lo tanto, en política tampoco. Como hemos visto anteriormente en la Sentencia del Tribunal de Bonn, se ha sustituido la representación tradicional de distrito por la identificación (Representación e Identidad) de las masas con el colorido estatal. El objetivo del Estado de partidos, según ese mismo Tribunal, defendiendo su eficacia y magnificencia, es la integración de las masas en el Estado. Atención, el objetivo de Hitler, de Mussolini y de Franco, “Integración de las masas en el Estado”. ¿Cómo?, haciendo a los partidos órganos de este, siendo las urnas la máquina de carne para la picadora. Hoy se vota, pero no se elige.  

Exactamente igual que ocurre en la forma de gobierno de la dictadura, donde existía un partido único estatal, su desarrollo revela un cambio institucional y administrativo en el Estado de partidos, donde en lugar de un partido único existen varios partidos ESTATALES. Como ven, esto no trata de ideologías, trata de ver y dilucidar las estructuras de poder y las relaciones que existen entre ellas. Ahora, órganos permanentes del Estado con la misma condición, cualidad y naturaleza jurídica ESTATAL que tenían las dictaduras del pasado siglo. Esto que explico aquí, se materializa con la introducción en las Leyes fundamentales o Máximas del sistema electoral proporcional de listas, exactamente ideado, por un telegrafista inglés, para lo mismo, para evitar esa representación directa entre el ciudadano y los representantes/diputados para una Cámara de representación nacional. Por eso hoy no existen diputados en España, son funcionarios/empleados de partido que no pueden representar siquiera a sus jefes, no pueden representar a nada ni a nadie, y tampoco a ningún partido porque se encuentran ya presentes allí, en el Estado. En la forma de gobierno de la Partidocracia, la nación queda absolutamente excluida de los asuntos políticos, sino únicamente en servicio de la legitimidad en ejercicio que se le da al poder en las urnas. Hoy se vota para que no haya democracia. 

Es sabido, desde tiempos ancestrales, que no ha habido un concepto más usado y preciado, donde las sociedades e individuos hayan acudido más que al que trae consigo el significado de la palabra Libertad. El paso del tiempo desde las primeras sociedades hasta nuestros días nos ha dejado muestras evidentes de que, la Libertad, no es algo que se negocie o se consiga en forma de limosnas o concesiones, o con pactos entre los poderosos, como sucedió en España cuando muere el General Franco. La Libertad, es un elemento preciado que se ha de conquistar, porque si no es una conquista, como vemos, es falsa y no es Libertad, caerá en manos de permisos o autorizaciones de Derechos subjetivos que serán concedidos u otorgados desde un poder superior, generalmente mediante leyes que son los motores, como sucede en la actualidad en España, mediante libertades individuales y Derechos subjetivos. Por eso la libertad individual no existe. Donde hay un Derecho, no hay libertad. Es al contrario de lo que se cree o se piensa, no es el Derecho el que da la libertad, es la libertad la creadora del Derecho y por lo tanto de las leyes. La frase manida tan ridícula entrometida en el primer periodo del actual Régimen de: “mi libertad comienza donde empieza la tuya”, es un absoluto absurdo en términos de libertad, eso se refiere a los Derechos de propiedad, no a la libertad. Lo cierto es que mi libertad comienza donde comienza la de los demás. O somos libres todos, o no lo es nadie. Mi libertad la constituyen los demás ¿Quién soy yo para arrogarme la autoridad de proclamarme libre si los demás no lo son? (Anarquismo)

 

 

El propósito de la Libertad es una fórmula que atiende primeramente a la conciencia y la moral pública de cada individuo, y que, de manera colectiva, influye en el resto de la sociedad; es el principio que regula las relaciones de una sociedad determinada y los individuos de esta con el fin de evitar y poder controlar el despotismo y la tiranía o el abuso de poder sobre los individuos y las minorías. La Libertad se reproduce en el terreno de la conciencia individual para poder meterla en una constitución, mediante lo colectivo, es decir, en el terreno del Derecho y de la legitimidad de las leyes. La Libertad es un control innato al poder desde su conquista creando una relación original y originaria determinante entre lo que es y lo que debe de ser. 

Entre otros errores que han existido y que existen hoy en día en cuanto a la interpretación o conocimiento de la palabra Libertad, se encuentran aquellos que toman a este concepto como si fuese una ideología. La Libertad no es una ideología, es un principio verdadero, real y realizable, a pesar de que algunos conservadores del servilismo y la arbitrariedad, propios de los regímenes autoritarios y enemigos de la libertad, lo nieguen y afirmen ser imposible o utópico. Hay un ejemplo en la historia que nos lleva a la Independencia de los EEUU, la famosa y única “Revolución de la Libertad” conocida hasta nuestros días, del hecho político que conmueve los acontecimientos de la Independencia de las trece colonias de la Monarquía Inglesa, en contra de la respuesta negativa desde el Parlamento inglés sobre la regulación de unos impuestos igualitarios para los colonos respecto de los insulares ingleses. No son las tropas ni los fusiles, ni siquiera los ejércitos aliados como Francia o España, sino la conciencia, la voluntad y la moral inspirada en la Libertad de los siete millones de colonos que en ese momento empuñaron sus armas para conseguir su independencia, de esa Revolución nace, y tras un periodo de Libertad Constituyente, la primera Constitución Confederada, y tras la Convención de Filadelfia en 1781, la única Constitución, es decir, la separación de poderes Legislativo y Ejecutivo en dos urnas diferentes, conocida hasta el momento, y a consecuencia, la primera Democracia representativa. Es la libertad política Colectiva del pueblo la que constituye mediante las diferentes convenciones y tratados, la estructura de poder y a sus gobernantes, así es hasta día de hoy, con sus fallos y errores, la Constitución de los EE. UU. es una verdadera constitución en términos jurídicos y políticos mientras no se demuestre lo contrario. 

Cientos de guerras e intentos de revoluciones se han pretendido buscando igualdad, todas fracasadas. Este es otro de los errores empíricos de la humanidad, y que hoy en día es ideología suicida de prácticamente todas las agrupaciones políticas en Europa; esa es la ideología de la Socialdemocracia, esa que busca la igualdad social. Por ser un contrasentido, todas estas revoluciones han fracasado, como fracasó la originaria madre ideológica de todas ellas: la Revolución francesa,que no fue revolución. Así como fracasó también la Revolución Rusa. Irremediable y fatal intento de la ideología de la igualdad, que funciona como un laberinto sin salida que refuta a los propios principios de la naturaleza, pues la naturaleza produce desigualdad necesariamente, esto es, que intentar anteponerse a lo que la naturaleza produce es algo básicamente estúpido e imposible, utópico, como intentan hoy todos los partidos en España,y que, a consecuencia, siembra en la sociedad un rácano complejo de inferioridad que produce la propia esencia del Régimen de partidos en la moral del individuo; “alcanzar que todos los individuos seamos iguales”; que no haya inteligentes y tontos, culpables e inocentes, que no haya feos o guapos, trabajadores y vagos, y que, ignominiosamente, todo se quede en la política de la mediocridad. Efecto cortacésped, y al clavo que sobresale, se le da un martillazo. Eso es España hoy. La envidia tiene mucho que ver, y como esta se ha curtido mucho entre los españoles por causas históricas, el resultado es, primero la murmuración y después la calumnia, condenada en otros países y arma sustancial en las relaciones sociales y políticas en España.

Como resultado evidente de estos efectos degenerados y tan degeneradores que producen ese intento irracional de volvernos a todos iguales, resultan individuos desinteresados, personas átonas sin interés por nada, una sociedad sedada, perdida e impotente en resumidas cuentas, pues impide el progreso, rechaza el talento de quien lo posee, la superación y la natural evolución de los individuos como seres racionales. Estos son algunos ejemplos para mostrar que la igualdad es utópica naturalmente, así como el principio de Libertad podemos ver que es realizable y es posible. A este tipo de forma social se lo denomina democracia material o social, que es con lo que hoy, la gran mayoría de las personas, confunde con la democracia, la cual solo existe una y se refiere a las reglas de juego institucional que garantiza esa libertad política y la igualdad de oportunidades y Derechos, no a las jugadas o medidas de gobierno para buscar esa igualdad inalcanzable. 

La Democracia formal o representativa, que está sujeta al principio fundacional, fundamental y funcional de la libertad política Colectiva, son las reglas de juego formales que constituyen el propio juego político, donde la representación del elector y la separación de poderes en origen (Legislativo y Ejecutivo en urnas diferentes), tiene que cumplirse como requisito fundamental para que la haya. Donde el poder se constituye de abajo hacia arriba, y no a la inversa como sucede hoy en España y en casi toda Europa, que es lo que la hace ser sistema y no régimen. Esa libertad permite mediante el ejercicio en Libertad de los individuos elegir las formas de Estado y de gobierno y elegir a unos diputados con unas actas jurídicas en calidad de Cortes Constituyentes para el cometido único de elaborar una Constitución, que es un documento jurídico creado y concebido para separar los poderes políticos dentro del Estado y garantizar los Derechos de los ciudadanos. Esta forma de gobierno, la Democracia formal o representativa, permite la natural y libre forma de “ser político” y responde a la conciencia de “estar en sociedad” de cada individuo, siendo las leyes parte de quienes las tienen que obedecer, porque responden a los intereses cotidianos y la conciencia y tradición del pueblo representado en una Asamblea Nacional de representantes de distrito que las elabora en virtud de la Nación

La Democracia formal no es la panacea terrenal, esta forma de gobierno originaria en Estados Unidos por primera vez y siendo la única establecida actualmente en todo el mundo, se crea por la desconfianza de los gobernados a los gobernantes, como una medida de control real al poder para evitar la corrupción sistemática y sistémica. Sancionada en una Constitución mediante la separación de poderes en dos urnas, una para el Legislativo y otra para el Ejecutivo, ya que, como dijo Montesquieu, el poder judicial, como facultad Judicial del Estado, no debe ni tiene que ser un poder político como tal, solo ser independiente de los otros dos poderes y que ni estos influyan en él ni este en los otros dos. Esto es lo que la libertad Colectiva garantiza en su institucionalización mediante la Democracia formal, siendo así, la Nación controla al Estado, lo legitima y le da personalidad recíproca, la Nación mediante sus tradiciones y cultura, al mismo tiempo que el Estado le da a la Nación la personalidad jurídica que esta necesita en la esfera exterior y en lo que atañe a lo interior, en la administración, seguridad y defensa. 

Un ejemplo de lo que aquí escribo lo tenemos en España con los partidos llamados de izquierdas, que de izquierdas no tienen absolutamente nada. Como comenté antes, a parte de ser todos órganos permanentes del Estado, la ausencia de libertad Política marca la razón y la causa de que, por ejemplo, Partido Comunista, IU, PODEMOS, o Esquerra Republicana, por nombrar a algunos, predican la república y el comunismo, en cambio lleven más de cuarenta años viviendo de una Monarquía, y muy bien además, pero no una Monarquía cualquiera, sino una Monarquía puesta y diseñada por un Dictador. Este hecho político, indudablemente, supone un destrozo de la moral y del cerebro al contraponer principios absolutamente diferentes para todos aquellos que se consideran de izquierdas o republicanos (estos últimos no tienen por qué ser de izquierdas como equivocadamente se cree o se piensa en España) ya que votan a partidos conservadores de lo que hay. De ahí la dificultad y la incapacidad de estas personas para poder aceptar la verdad política que les haría a todos monárquicos y franquistas; _ yo he oído desde bien pronto eso de: “ahora nos toca robar a nosotros”_. Esto que a muchos les sonará conocido y familiar, es el manifiesto máximo y el colmo de la putrefacción pura y dura de la moral. 

En España no existe la izquierda política como tal, porque no hay libertad Política y cualquiera, en España, cualquiera puede decir lo que le venga en gana, ser solo son lo que son, según el Tribunal Constitucional de la Jurisprudencia de Bonn, órganos permanentes del Estado, esto es, que hagan lo que hagan, roben, maten o se corrompan seguirán ahí y los españoles no tienen otra opción ni alternativa, únicamente aquella que marca lo que hay establecido dentro de la veda de la legalidad ese consenso fundador y fundamental, desde el único poder soberano que es el del Estado, dominado por las cúpulas de los partidos prebendarios como valor supremo, sobretodo de los más grandes. La izquierda y la derecha no son ideologías, son posiciones políticas, y la izquierda como estandarte de la sociedad civil, nunca puede vivir dentro del estado, es decir, donde se encuentra el poder, que es donde se encuentran todos los partidos estatales. Jamás un partido estatal puede ser de izquierdas, eso es falso rotundamente. eso no existe.

Hoy, en pleno siglo XXI, en Europa tras la Segunda Guerra Mundial y en España a la muerte del Dictador, todos los partidos abandonan su punto de origen y su naturaleza que es la sociedad civil y se instalan en el Estado, dejan de ser partidos como tal, en virtud de su etimología (parte- partido de la sociedad, partes de la sociedad – partidos), se hacen facciones estatales, es decir, se hacen órganos de una UNIDAD DE PODER que no se puede partir que es el Estado. Son organismos de poder, es decir, de autoridad. Quiere decir esto que, el poder lo tienen ellos, especialmente las cúpulas de estos partidos (Ley de hierro de las oligarquías”, Robert Michels), rompen sus principios civiles originarios, ya que los partidos nacen en la sociedad civil como puente de unión entre los individuos y el Estado, nacen como consecuencia inevitable de la libertad de asociación, para llevar las incumbencias públicas al Estado. Traicionan a la sociedad civil de donde proceden para instalarse precisamente en el lugar del cual la sociedad civil debe protegerse. Las facciones en España han robado la libertad Política de los individuos y ostentan el poder el Derecho público, y guardan dentro del coto de la legalidad estatal toda posibilidad de nuevas ideas o de ideas distintas, nadie es legal si no se está dentro del consenso entre órganos del Estado; poseen la acción política legal y esta es la prueba de que no hay democracia, de que no hay Libertad y de que todo en España es falso y es mentira.  

 

Solo la honestidad intelectual puede generar un espíritu público limpio. De tal manera que no se aferre ni obceque en sentimentalismos ideológicos y atender a la realidad observable. Sin miedo, se puede asomar la cabeza a lo que nos rodea y considerar hasta qué punto estamos dispuestos de seguir permitiendo la destrucción y la corrosión de todo y a qué precio, porque si es antes el cinismo que nuestra libertad y sentido común como individuos, la ideología ha vencido a la vergüenza pública; ideologías todas falsas sin libertad Política. Sin libertad Política no hay ciudadanía, hay servidumbre, que se hace voluntaria en el ejercicio en la urna cuando no hay Democracia como sucede en España. 

 

El conformismo y la pereza, pecado capital. La pasión de tranquilidad que devuelve en quietud, propia de los cementerios, distante y divergente de la natural inquietud del ser humano a lo largo de su vida en lo que le acontece y lo que le rodea, y la costumbre de convivencia con la corrupción y la prevaricación de los gobernados con la clase estatal, su complicidad en las urnas de la Partidocracia, hace que el delito ya no sea un escándalo, puesto que siendo inédito el escándalo, lo escandaloso, en España, sería que los gobiernos estuvieran en la cárcel todos. El miedo tradicional hereditario de generación en generación de casi un siglo de gobiernos autoritarios a todo lo que es política de los españoles, el constante sometimiento mental, la inherente tiranía del consenso, de coacción en la moral y la mente en las sociedades de las apariencias desde la dictadura hasta día de hoy en el Régimen de partidos estatales, constituyen hoy el resultado de lo que sí podemos ver y observar, que es la incapacidad y la soberbia propia de aquellos que no admiten aceptar la verdad pública de los españoles, ya que los pondría a todos ellos en evidencia ante toda la sociedad. Es por eso por lo que los españoles ya no creen en nada, más que en el dinero y en la obediencia ciega al que los miente, los humilla y les roba a diario en su cara.  

La servidumbre voluntaria. La quietud e indiferencia de los individuos ante las injusticias gubernamentales, el oportunismo de algunos de alcanzar poder, cargos o riquezas; esa corrupción moral en las urnas que muestra la servidumbre voluntaria y resume el grado ingente e íntegro de corrupción moral de la sociedad en el terreno público, votando a quien les somete sin posibilidad de elegir absolutamente nada, sin elegir a sus representantes ni a quien les tiene que gobernar, son algunos de los factores que muestran y marcan con clarividencia las causas principales de que, ante la destrucción y la corrosión de todo y de todos, no haya el más mínimo átomo de oposición a lo que hay, exactamente igual que en la Dictadura (hasta que muere el dictador en la cama), porque en el mayor de los casos se ignora, y si se sabe, muchos son los que miran para otro lado o lo niegan por oportunismo, cerrazón y soberbia. Ya ni vergüenza de ir a votar a facciones sumidas en la corrupción e infectadas hasta la metástasis por el crimen de Estado es motivo de vergüenza.

Denuncio, pues, la falta de valor y consideración de aquellos que se niegan a aceptar haber estado participando en un fraude toda su vida, porque son cómplices y culpables de tal ignominia social y política. 

 

(En la imagen, “el Puente Viejo”, situado entre el municipio de Alcazarén y Hornillos de Eresma viendo el paso de los años en compañía del rio Eresma).

 

Pero amigos, no es el inventarse palabras lo que crea la realidad, como hace el ethos de este Régimen autoritario, es al contrario, la realidad es la que crea las palabras; no son las leyes creadas por los hombres las que mandan y determinan el futuro, hay leyes mucho más potentes, esas son las leyes de la naturaleza, esas no fallan nunca, y señalan al traidor, al mentiroso, al oportunista, al abusón, al corrupto, al acomplejado, y también señalan el principio último en que se basa la libertad política Colectiva que es el principio y valor de la verdad, sin verdad no habrá jamás Libertad, por eso hoy en España es falso hasta el aplauso.  

España está en una constante crisis de Estado desde la Transacción española, no de gobierno, de Estado. Imparable e incuestionable, en los propios términos políticos, ineludible e inexorablemente, vive la degeneración de la Dictadura o del Régimen anterior por otros medios en la línea del poder, que responde perfectamente a la teoría de las degeneraciones de las formas de gobierno que definen los clásicos como Aristóteles. De la dictadura se pasa a su degeneración que es la oligarquía, lo que hay hoy en España, una oligarquía de partidos dentro del Estado. Esto, los españoles, podrán o no querer seguir mirando para otro lado o engañándose a ellos mismos y a los demás negando la evidencia de los hechos que tienen delante, pero es la naturaleza misma de las cosas y los hechos observables y contemplables los que dictan el futuro de España, y si realmente se quiere o no una libertad Colectiva que nos permita salir del marasmo y la confusión del leganal del Estado de partidos. Solo la apertura de un necesario periodo de libertad Constituyente para todos los españoles, el cual se debió hacer y no se hizo durante la “Transición española“, dará paso a la democracia y a la luz al final del túnel. 

España pagará, y pagará su cerrazón, su carencia de espíritu y conciencia colectiva como nación, su sabiduría innata de creer saberlo todo sin saber de nada; pagará su corrupción moral y su servidumbre voluntaria en las urnas. Sólo el principio de lealtad entre individuos, la valentía y la dignidad serán factores fundamentales para traer a España la libertad política de todos y con ella la Democracia formal como reglas de juego constitutivas, reconocida en otros países como EE. UU. Una conciencia limpia será aliciente principal para abrir un periodo de libertad Constituyente y sea el comienzo para forjar, desde la sociedad civil, una conciencia común, un amor a la patria, la ruptura total con el pasado, con la tradición franquista que está hoy en los genes de las nuevas generaciones mediante el miedo, el complejo y la vergüenza de ser libres, mediante las espinas recalcitrantes provenientes de creencias y tópicos ridículos heredados del pasado. La libertad Colectiva arregla y produce una energía moral totalmente nueva e innovadora, fruto de esa libertad, ya como ciudadanos y no como esclavos; construirá de nuevas su futuro social y político, descubrirá y devolverá la implicación en las ciencias y la cultura; tirará la casa vieja y desgastada por los temblores de la corrupción y el abuso constante y sistemático de poder, que mantiene arruinada y humillada moralmente a la sociedad española bañada en el cinismo como principio y por sistema y construirá una casa nueva desde los cimientos de la sociedad civil que dará al nuevo edificio la personalidad, el carácter y la sabiduría que la libertad de los españoles decidan tener; espíritu que está atrapado y arrebatado en la noche eterna, laberíntica y oscura del Estado de partidos. 

En España millones de españoles van a la urna para que nunca haya democracia, para decir que todo siga igual, para decir “miren, yo también me corrompo”, para decir que están de acuerdo con el Régimen y las reglas de juego, legalizando la corrupción de todo y de todos. Van a la urna para tirar su dignidad como individuos e instituir amos que no conocen y no saben cómo llegaron hasta ahí. Van a la urna a dar permiso para que la corrupción de la clase estatal sea legal y legítima. Para votar a sus verdugos, quienes les llevan al matadero con cánticos de democracia y libertad, con los colores de la mentira, de lo que ya no existe. Millones de españoles votan a partidos con un nivel de corrupción infinito e ingente de manera tradicional, es decir, sin raciocinio. Votan para no ser convecinos, es decir, ciudadanos, sino esclavos voluntarios, pues votar sin democracia es un signo de servidumbre y de complejo, el cual asume en virtud del vano prejuicio, que el pueblo no es capaz de caminar en libertad, y eso es rotundamente falso, pues basta con dejarlo que camine en libertad para que se caiga y aprenda, como un bebe (Kant). 

Y así, andando de pie y no de rodillas, se forja y se sostiene la posibilidad de madurar como pueblo y no vivir en un estado de infantilidad, de complejo de inferioridad absoluto, esperando a que el Estado venga a cambiarnos el pañal cada tanto, pues lo que sucede hoy es que, el Estado, ya no vienen a cambiar nada y cada vez viene menos, y lo peor y los valores más negativos de cualquier pueblo, se reúnen en España y relucen por los poros, desde la sociedad gobernada hasta la clase estatal gobernante. 

 

Redactado por Antonio HR, domingo 7 de noviembre de 2021.

2 comentarios de “De la servidumbre a la Libertad. A los vecinos de la localidad vallisoletana de Hornillos de Eresma.

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