(En la imagen, Cayo Graco fue llamado político popular por su gestión tribunicia. Sus propuestas y leyes, como la ley frumentaria, le atrajeron el apoyo del pueblo; otras trataron de eliminar los desequilibrios sociales entre Roma y sus aliados. Sin embargo, la oligarquía senatorial se opuso frontalmente y terminó por declarar a Graco enemigo público. “Cayo Graco dirigiéndose a la asamblea de la plebe”. Cuadro de Silvestre David Mirys (1799)).

 

Conceptos políticos II. La legitimidad

 

“Los principios de legitimidad no son más que justificaciones del poder, esto es, explicaciones que los gobernantes dan a los gobernados acerca de las razones en que pretenden fundamentar su derecho a mandar, y ello porque entre todas las desigualdades humanas, ninguna tiene la necesidad de justificarse, de explicarse ante la razón, como la desigualdad que deriva del fenómeno del Poder, del hecho de la dominación de unos hombres por otros hombres”. Guglielmo Ferrero, “El Poder. Los genios invisibles de la ciudad”.

Antes de que el pensamiento humano concibiera el concepto y noción abstracta de legitimidad, los pueblos primitivos, incluso antes de que existiese la política como tal, sabían ya reconocer, respecto a unas reglas y normas consuetudinarias establecidas procedentes de la naturaleza de la especie, la fuente y el origen de todo poder. Concepto que los romanos supieron muy bien distinguir, y que fue la base capital de la concepción del poder en la civilización europea (Augusto Comte, “La cuestión capital de la Polític“), diferenciando los conceptos de “Auctoritas”, legitimidad, y “Potestas”, que se refiere a la legalidad.

Pero cuando el concepto de legitimidad sale a la luz como un problema planteado es en el periodo de “La Restauración”, después de la Revolución francesa, debido a una ruptura con la concepción que había hasta ese momento sobre esta base capital de la consideración del concepto de poder, en la relación con la dialéctica entre la autoridad espiritual e institucional de la iglesia, que había sido desde Roma la regla principal de las cuestiones morales, y el poder político, concebido como el de hacer las leyes. Esta antigua concepción explicaba que la legitimidad consistía en que la ley debe estar ajustada a la moral, como ley universal (“todo hombre es un ser moral”) interpretada por la iglesia, determinando el espíritu “ethos” que caracteriza a los pueblos, naciones o sociedades. Hoy, el sentido del significado de legitimidad que se consideraba hasta comienzos del siglo XIX ha desaparecido a consecuencia de un extravío de la autoridad eclesiástica relacionada íntimamente con la idea de los dos poderes conocidos hasta el momento, la autoridad moral (iglesia) y el poder político, Auctoritas y Potestas respectivamente; al perder la iglesia esa autoridad como comunidad e institución, con ella se pierde tal concepto de legitimidad y legalidad.

El concepto de legitimidad tiene principalmente dos tipos de significaciones, una genérica, que se refiere al razonamiento o a lo justo, y otra específica. De la que aquí trataremos es del tipo de significación especifica, propio de la materia política, que es la expresión máxima de la moral, para explicar que, todo poder, para ser legítimo, necesita de un refrendo, de una aceptación o ratificación del orden y los principios de su ejercicio por parte de quienes se van a someter a él o le han de obedecer. Esto es, la legitimidad o Auctoritas se refiere y crea a la moral de igual forma en que el Derecho crea la legalidad o la Potestas. La esencia de esa legitimidad descansa y está constituida conforme a los principios de ese poder, los cuales derivan de él. Para que el ejercicio del poder se desarrolle sin impedimentos que hagan desvanecer su dominación y mantenga un equilibrio con respecto a los gobernados estos le han de conceder autoridad, por lo tanto, legitimidad. Para resumir el problema del concepto de legitimidad, exclusivamente hay que enfocarse en los fundamentos que tiene el poder para su alegato de la dominación, es decir, de su hegemonía y de su soberanía. Este problema estriba en el justificante del por qué hay personas que mandan sobre otras.

El propósito del manifiesto que tiene todo poder es preservar y asegurar la confianza de la mayor parte de los dominados, así como un pacto moral entre dominantes y dominados para mantener su reconocimiento por aquellos. Nomberto Bobbio, en su “Diccionario de Política”, habla de la creencia en la legitimidad como elemento integrante de las relaciones de poder en el ámbito estatal, es por ello que existan ciertos grados de legitimidad dependiendo del tipo de dominación, ya sea autoritaria, democrática o cualquier otro tipo de forma de gobierno, es decir, la legitimidad tiene una dimensión existencial respecto de un estado o unidad política determinada. En este caso, debemos distinguir la legitimidad cuando hay Democracia formal, donde las reglas de juego constituyen el poder político y donde esas reglas de juego están sujetas a la libertad política Colectiva que da la facultad al dominado de ELEGIR y es el principio fundamental, funcional y fundante de la Democracia representativa, con la legitimidad que requiere un Régimen de poder donde las reglas de juego emanan y derivan desde el mismo poder establecido, es decir, cuando el poder es autoritario que es cuando no existe libertad política Colectiva, por lo tanto, cuando no hay Democracia, ya que, siendo así, en la participación en este tipo de régimen de los dominados NO HAY ELECCIÓN, sino únicamente ratificación de la justificación y alegato de los dominantes para el desarrollo de su ejercicio en el poder. Este último tipo de legitimación plebiscitaria del poder se da en toda Europa excepto en Suiza, Francia e Inglaterra, en todos los Estados de partidos o partidocracias actuales, llamados también “Democracia plebiscitarias” (el mismo adjetivo define el tipo de legitimidad).

“…si la violencia es coerción, el respaldo será consenso o legitimidad”. (Nicolas Maquiavelo).

 

También en el Nº de marzo de 2023 de la Revista Libertad Política

 

Redactado por Antonio HR, domingo 12 de marzo de 2023.

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