(En la imagen, la Iglesia de San Miguel, una construcción del siglo XVII, barroca, de ladrillo, incluida su torre. En el interior, destacan tres retablos barrocos aunque el que se ubica en el altar mayor es el más relevante pues alberga la imagen de San Miguel Arcángel, una obra de Juan de Juni. A la entrada de la iglesia, la Cruz piedra pone la nota diferente a un monumento que es testigo del paso de los años).

De la servidumbre a la Libertad. A los vecinos de la localidad vallisoletana de Hornillos de Eresma 

 

Queridos y estimados convecinos de mi localidad maternal, donde fui criado y crecido  y donde he dado y compartido gran parte de mi vida como un vecino más de tan humilde como entrañable y generoso paraje de la localidad vallisoletana. Es, sinceramente, un orgullo y un honor, como también una necesidad, por la importancia que tiene para los hornillejos como para el resto de los españoles el contenido del presente artículo, dirigirme a ustedes con esta honesta lectura para denunciar la situación sociopolítica contemporánea en evidente decadencia. No solo en la comarca de Hornillos de Eresma, sino en todo el territorio de la nación española. Muy agradecido pues, de que me hayan dado la oportunidad para plasmar en blanco y negro, en el periódico “La voz de Hornillos”, estas discretas pero objetivas líneas de lo que a todos nos puede sonar conocido o cotidiano, y también, creo, que nuevo y desconocido. Y aunque podría escribir un libro entero tratando tales asuntos, me voy a remitir y centrar en lo segundo, pues lo primero, lo cotidiano, no es necesario dar muchos detalles de ello, ya que todos lo reconocemos y lo podemos ver a diario delante de nuestros ojos.  

En mi conciencia me surge una gran preocupación, que se vuelve voluntad e integridad sobre los asuntos públicos o políticos, que es lo que a todos nos atañe, tras observar y hacerme consciente del abismal precipicio hacia donde se dirige la nación española y a la velocidad tan vertiginosa con la que se desenvuelve tal oscura trayectoria. Y en virtud de no pocos conocimientos que hasta ahora y desde hace algún tiempo he podido adquirir en un constante estudio riguroso en materia de humanidades, especialmente las ciencias políticas y el Derecho Constitucional, así como en la acción política cultural, y aunque siempre es poco lo que se aprende, es por lo que voy a reflejar algunos párrafos que espero sean, sin ningún menoscabo ni a ustedes ni a nadie, razón para reflexionar sobre el asunto. 

En este artículo trataré de señalar las causas políticas, el porqué de lo que vemos, ya que es algo que en ningún medio de comunicación ni institución pretenden verdaderamente anunciar, lo cual, es motivo consecuente para que fuerce a la mayoría de las personas, inevitablemente, a enfocar la vista en el proscenio político que revela aquellos efectos inequívocos que producen las formas establecidas. Por consiguiente, el fruto sustancial más común que solemos ver, y es la prueba irrefutable de que no se reconocen correctamente esas causas, sea la indignación general, que es el juego de retroalimentación del actual Régimen, que, necesariamente, para su sostenimiento, tiene que producir más indignados, por lo tanto, la corrupción debe de ser siempre necesaria y factor para poder gobernar. Como muestra la evidencia, el bucle senil, impotente e interminable de “y los otros más”. 

 

 

¿Por qué se indignan las personas ante las injusticias y los atropellos de los poderosos? ¿Acaso se hacen las preguntas pertinentes para poder entender de dónde procede y cuál es el origen de tales consecuencias para librarse de tal indignación? ¿Alguien se ha detenido a observar que España no tiene constitución, que nunca hubo un periodo de libertad Constituyente para poder elaborar dicho documento?¿Acaso lo que hay, una Ley fundamental y no constitución, nunca ha estado en vigor ni puede estarlo? ¿Alguien habla de esto en España, algún medio, las cátedras, alguna institución o intelectual? NO, todos hablan de todo menos del asunto “clave”, es decir, mienten todos. Nadie puede luchar por lo que no se conoce o se cree que ya se tiene. 

Seré lo más claro y riguroso en cuanto a los conceptos y el uso del lenguaje correcto, creo imprescindible, que se precisan para poder explicar tan engorroso asunto y para poder hacer estas someras, pero elocuentes consideraciones.  

Lo primero es dejar a un lado cualquier desavenencia o romanticismo ideológico, ya que, como verdades parciales, no son aptas ni sirven en absoluto para ningún análisis político. Mi aversión al relativismo y la ambigüedad cuando se trata de un estudio metódico y de señalar y escoger asuntos y hechos fácticos relacionados entre sí a la vista de cualquiera, como son todos aquellos que están relacionados con todo lo público, es porque no existe otra manera veraz ni seria de abordar un análisis y examen político que tenga como objetivo único el de señalar la verdad, verdad como contraria a la mentira, describiendo la relación de partes que pueden ser observadas por cualquier persona. Los asuntos públicos y la política, las relaciones de poder, no son susceptibles de ser subjetivos o relativos, por su condición normativa jurídica. Aquí no vale esa odiosa frase de “esa es tu opinión o tu verdad”.

Del error se puede salir, pero es evidentemente trágico salir de la confusión, y España está hoy en una confusión extraordinaria. Ya sea por oportunismo para mantener la mentira fundante o por mero desconocimiento, aunque creo que impera más el primer factor para que nada se pueda entender tal y como verdaderamente es. Es de ahí, la necesidad de llegar a las conciencias, desechas hoy en el Estado de partidos por su connivencia con la corrupción, la mentira y el crimen de Estado.

Esta realidad es el génesis de la ratio de mi trabajo y estudio, como de la voluntad de instigar a todos aquellos que que no estén podridos moralmente y estén dispuestos a la escucha y la reflexión, para provocar una moción de la conciencia que vaya encaminada hacia un cambio social y político que procure la apertura de un periodo de libertad Constituyente, que, empero, el escollo de la obstinación, la necedad y la ceguera de muchos hace que este posible hecho se retrase porque no se ve lo suficientemente claro, hasta tal punto de que llega a ser considerado algo utópico, inimaginable o impensable para muchos. Lo cierto es que, dada la trayectoria, el aspecto y la naturaleza espuria del Régimen actual, va a ocurrir inevitablemente antes de lo que muchos prevén, como así ha sido y ha ocurrido en la historia política desde tiempos remotos en todo régimen basado en la corrupción, como es el actualmente establecido en España. De hecho, aunque a muchos les parezca extraña esta afirmación, estamos presenciando el ocaso del Régimen de 1978. Mi trabajo, es una preparación intelectual para ese momento. Un colchón, y la vanguardia cultural de los acontecimientos políticos venideros.

 

 

Esta revolución, pacífica porque es esencialmente cultural, de hecho lo raro es que las revoluciones sean violentas a pesar de lo que generalmente se cree o se piensa equivocadamente, se determina en una difusión y promoción de determinados conceptos, hoy desconocidos y apartados de los centros de instrucción y enseñanza en España, para la consecución de una “Hegemonía cultural”, concepto que nos brindó el filósofo italiano Antonio Gramsci, en base a estos conceptos universales, que no hablan de ideologías o jugadas de gobierno, sino que tratan de enseñar las reglas de juego político universales y los principios de una forma de gobierno, en nuestro caso, de la democracia formal o representativa, que no la hay ni la ha habido nunca ni en España ni en Europa.

Y para poder arreglar algo, para poder empezar a decir la verdad, lo primero que tiene uno que hacer es describir desapasionadamente lo que hay, al igual que en el terreno personal, en el terreno público o político, sin juicios ni valoraciones personales, de todas las relaciones de poder actualmente establecidas. El concepto de poder, es decir, para que exista un poder, debe de existir primero una relación de mando/obediencia, donde, al menos, deben existir dos partes, el poder no es un señor en un palacio o castillo, o un presidente de gobierno. Y el poder que hay es un Régimen que ya está, más que podrido, muerto, que es institucionalmente insostenible, se toque donde se toque, y que solo puede funcionar mediante la corrupción de todo lo público. La causa revolucionaria es un Estado Administrativo fallido, un estado de la res pública deplorable, especialmente si hablamos en términos morales y culturales, absolutamente desecho, producto de la ausencia de una “constitución” que nunca ha estado en vigor ni puede estarlo. La Carta otorgada o Ley fundamental de 1978, equivocadamente llamada “constitución”, no es constitución, ya que se redacta en secreto (forma), sin Cortes Constituyentes, y porque no separa los poderes Legislativo y Ejecutivo en dos urnas diferentes (contenido); un documento jurídico que no es siquiera vinculante, ya que no es aplicable o practicable por ningún juez o tribunal.  

La verdad, la verdad como contraria a la mentira, al contrario de lo que se cree o se piensa, sí existe, es esa que brilla a los ojos de cualquiera sin necesidad de ninguna demostración, habla por sí misma, es una relación de hechos contemplables a la vista de cualquiera, no es sustancia o materia que se pueda poseer, por lo tanto, solo nos es posible decirla, mostrarla o señalarla. Eso sí podemos hacerlo. La verdad es un tabú en España, y cuando aparece, como en las declaraciones del último presidente que les han puesto a los españoles que votan, Pedro Sanchez, cuando le preguntaron sobre la Fiscalía, y dijo: “ y la Fiscalía…, ¿de quien depende?”, se monta un escándalo mediático, para una vez que en los medios, ese pobre e ignorante hombre, dice la verdad.

El hecho de que la mentira política campe a sus anchas en los medios y en la razón pública desde hace 45 años, fruto de la opinión publicada, únicamente la oficial del Estado, hace de la verdad dicha y mostrada el primer principio a seguir, como opositora de la conciencia torcida existente. La verdad es revolucionaria en España, donde se vive en el ficticio e infantil mundo del “como si”: se vive “como si” hubiera libertad, “como si” hubiera democracia, “como si” hubiera constitución, “como si” hubiera separación de poderes; filosofía asociada al pensador alemán Hans Vaihinger La filosofía del «como si», 1911, que es como se vive hoy en toda Europa. Porque la verdad es el valor fundamental del principio de libertad, que sí que existe y es realizable. La libertad política Colectiva, la Constituyente, la única libertad que puede existir como veremos más adelante, es un hecho, que ya existe en otros pueblos (EE. UU de América), y que hoy está perdida entre la abismal amalgama de confusión terminológica y la violación del lenguaje que instiga el consenso oligárquico de los Estados de partido o partidocracias actuales, herederos de los totalitarismos del pasado siglo. La mentira se acentúa  estrepitosamente como consecuencia ideológica bastarda reinante en el continente. En Europa, tras la victoria de las potencias vencedoras al Eje, y en España, a la muerte del dictador.

Hablo de la ideología de la socialdemocracia, es el único valor moral imperante en toda Europa y en todos los partidos políticos ESTATALES. En España, hoy no existe el comunismo, ni el socialismo, ni el liberalismo (excepto en Inglaterra y Suiza), estas ideologías mueren en la Victoria del General Franco en la Guerra Civil española, excepto el comunismo, que muere con el pacto LEGAL consensual del Partido Comunista con los herederos directos de Franco y la integración política a la Monarquía designada por el mismo Dictador. El Partido Comunista se hace franquista y se hace monárquico. La propaganda son las Calendas griegas para dar fuerza legitimadora y vivir durante más de cuatro décadas a costa de la Monarquía de partidos. Un hecho insólito en la historia de la política de todos los tiempos y naciones, del que tengo tratado y analizado más profundamente en otros artículos y estudios, ya que, nadie en España, ha hecho un verdadero examen científico-político riguroso que sirva a la pedagogía, y los que lo han hecho no son admitidos por la oficialidad vigente, sobre lo que fue este periodo de TRANSACCIÓN política. Todo lo que se ha escrito y ha sido aceptado sobre la mal llamada “Transición española”, son compendios casuales y no causales basados en epifenómenos acaecidos que no responden nada más que a verdades parciales, ideologías, y que no describen hechos determinantes y determinados en los propios términos de la política para poder ser este periodo histórico estudiado y entendido pertinentemente en las cátedras.  

En resumen, no hay una explicación propiamente dicha, definición y encuadramiento fáctico lógico y coherente, homogéneo, entre la sociedad española en términos jurídico-políticos, ni siquiera históricos, sobre la “Transacción”. La pedagogía ha sucumbido a la ideología y a la propaganda estatal de los partidos estatales. Algo que curiosamente solo ocurre en España, y que he podido comprobar que no sucede en otros países a la hora de ser conscientes de lo que verdaderamente tienen. Esto es un fenómeno propio y una evidencia de la existencia de una verdadera anomalía cognitiva, sin embargo, lo que es más evidente, es el hecho existencial de una Gran mentira que no se quiere o pretende decir o mostrar, como hemos dicho anteriormente, y que tiene que ser escondida a toda costa y en todo momento y situación. A España nunca llegó la libertad ni la democracia, y de lo único que se habla es de libertad y democracia sin saber lo que es ni querer saberlo.

 

(En la imagen, Casa Consistorial del año 1878 y Excelentísimo Ayuntamiento de Hornillos de Eresma).

 

El paso de la Dictadura a la oligarquía de jefes de partido dentro del Estado no admite y no es algo susceptible de ambigüedades ni relativismos, es un hecho jurídico-político, legal (Ley de para la Reforma política 4 enero de 1977), y legitimado en PLEBISCITO (no referéndum electivo) por millones de españoles que ratificaron una Reforma de las anteriores Leyes fundamentales del Reino. El ejercicio del derecho político de acudir a votar a partidos del Estado, no es electivo, sino plebiscitario, es decir, solo sirve para legitimar, en virtud de un sistema electoral proporcional de listas, un reparto del poder del Estado, cargos, poderes, dinero y empresas públicas. No es reconciliación ni concordia, es REPARTO DE BOTÍN. Hoy se vota exactamente igual que en la Dictadura. Antes a un partido único Estatal, y hoy, a partidos varios estatales, sin representación ni separación de poderes.

En el PLEBISCITO de la Ley fundamental o Carta otorgada de 1978, decir SI, como decir NO, suponía jurídica y políticamente la continuidad del mismo Régimen por otros medios, es decir, se pasa del Régimen del General Franco al franquismo, al Legado de Franco, a la Monarquía designada por Franco: “todo quedó atado y bien atado”, de manera absolutamente LEGAL (Torcuato Fernández Miranda: “Se pasó de la Ley (de Franco) a la Ley (de Juan Carlos)), con la misma relación de poder gobernado/gobernante. La forma política de Estado de partidos, o Partidocracia más vulgarmente hablando, guarda la sagrada disposición política de la Dictadura, de que las urnas no tienen nada que ver con los asuntos de la Corte. A la muerte de Franco, no vino la democracia, se instala el franquismo, y lo que tienen ustedes hoy ante sus ojos, tras más de cuatro décadas de absoluta corrupción en todos los sentidos, es la degeneración política, cultural y moral de todo aquello. Todo está cada vez más muerto, no de viejo, sino porque lo que estamos viviendo es una corrosión o enfermedad política y social, como un cáncer en su estado terminal. Las urnas son el paliativo para sedar al enfermo terminal, la nación española. 

La impotencia intelectual y el desorden moral que produce el escepticismo, el relativismo y el subjetivismo rancio, propio de la socialdemocracia imperante en toda Europa “a todo hay que dar una opinión o juicio personal”, deja a la ciencia y al estudio fuera de cualquier contexto, sobre todo si el análisis no corresponde a los romanticismos ideológicos de cada cual. La duda es válida cuando es metódica, el escepticismo incauto destruye toda posibilidad de ciencia, por lo tanto, de entendimiento. De la misma forma que se aplica a las ciencias positivas en el nuevo paradigma científico del pasado siglo XX de la relatividad de las partículas, la socialdemocracia lo ha aplicado a la materia política, y el producto, es una Europa intelectualmente incapaz y moralmente derrumbada desde después de la II Guerra Mundial, huérfana de una una teoría política verdadera que defina la realidad de las relaciones de poder y la realidad social empírica de su existencia, perdida en el Estado de partidos (Este asunto tiene el germen en el nacimiento de las ideologías en la revolución francesa).

Todo lo que se estudia en materia de humanidades desde la IIGM en Europa es absolutamente falso. La Guerra Fría fue una Guerra contra el pensamiento, su arma, el consenso político, experimento que triunfó, y sigue triunfando hoy, en España. No hay pensamiento libre, todo está redirigido. Ellos ponen las consignas y fuera de esas consignas está “la Nada”; la exclusión por la oficialidad y por la propia sociedad de aquellos que se salgan de ese arbitrario perímetro. El consenso político es la prohibición de pensar. La libertad de expresión es una broma evidentemente. Resultado de lo anteriormente dicho, el nihilismo. Lo que yo llamo los disvalores de la socialdemocracia.

Un elemento político totalmente ausente y prohibido en España y que forma parte de la materia de esa “hegemonía cultural”, por ser desconocido, es el elemento representativo, uno de los principios fundamentales para que exista democracia formal junto con la separación de poderes. Los vecinos de Hornillos de Eresma y comarca deben de saber y ser conscientes de que ningún vecino de la zona, de la provincia, de la Región ni de la Nación española, está representado por nada ni por nadie. En España no existe la representación política, es decir, el ejercicio en libertad Política de los individuos en las urnas de la elección uninominal de representantes, esto es, de personas físicas responsables de sus actos, y no partidos estatales, ficciones jurídicas que no se puede expedir por un Tribunal. Esta forma de gobierno, el Estado de partidos, está concebido y fue creado e ideado precisamente para impedir la representación política como ahora mismo veremos.

En virtud de la sentencia del Tribunal Constitucional de la Jurisprudencia de Bonn, Alemania (1952). Gerhard Leibzhold, Primer presidente del Tribunal después de la IIGM, en defensa de dicha forma de gobierno:  

La constitución material del siglo XX ha conocido una transformación radical como consecuencia del advenimiento de los grandes partidos de masas y de la introducción del sistema proporcional, los diputados han perdido su independencia y libertad, complementos indispensables de una auténtica capacidad de representación. La voluntad de la mayoría de los partidos se identifica con la voluntad general del pueblo sin mezcla de elementos de representación. Esta es la doctrina oficial constitucionalizada de la integración del pueblo en las repúblicas europeas. Todos los crímenes y corrupciones de los partidos estatales son pues crímenes y corrupción del pueblo que los vota. No porque este se considere representado por ellos, sino porque tiene el sentimiento identitario de identificarse con ellos. Se reúnen comisionados de partidos vinculados a las decisiones de este, para dejar constancia de decisiones ya adoptadas en otros ámbitos (en comités y congresos de partidos); es evidente que aquí ya no se trata de un estado democrático sino de un Estado de partidos”. 

 

Aquí a España, el concepto de Estado de partidos lo trae Manuel García Pelayo, primer presidente del Tribunal Constitucional, nos confiesa claramente que la forma de gobierno que se ha establecido en la Constitución del 78 es un Estado de partidos

El Estado democrático ha de configurarse como un Estado de partidos debido a que solo estos pueden proporcionar al sistema estatal los inputs capaces de configurarlo democráticamente, la movilización electoral de la población, el ascenso al Estado de las orientaciones políticas y de las demandas sociales debidamente sistematizadas, programas de acción política, como las personas destinadas a ser titulares o portadores de los afanes políticos estatales». Para aclarar este guión, la sentencia del Tribunal constitucional 3/1981 afirma que la relevancia de los partidos viene justificada por la importancia decisiva que estas organizaciones tienen en las modernas democracias pluralistas, de forma que se ha podido afirmar por algunos tribunales extranjeros que hoy en día todo estado democrático es un Estado de partidos, o que estos son casi públicos, o conceptos similares”. 

 

La representación es un contrato en virtud del cual una persona ausente se hace presente, mediante un intermediario, ante terceros; en el mundo jurídico el ejemplo es “el apoderado” o el mandatario, que mediante un documento jurídico dado llamado “poder notarial” representa a otra persona allí donde esta no puede estar. La compromete en su nombre. ¿Qué sucede en la política? Ocurre exactamente lo mismo. Los conceptos de la política vienen de la mano del Derecho desde Roma, en su origen, su diccionario y su naturaleza conceptual. Es el juez (Magistratura) el que tiene que aplicar la Ley (poder político) El representante de distrito, es aquel al que todos conocen porque es vecino reconocido en el barrio o distrito y al que los vecinos pueden ir directamente a pedirle cuentas de sus incumbencias o sugerencia públicas en su oficina de Distrito mediante cartas o correos electrónicos o en presencia. Esto que en otros países es una forma moral de ver la política, en España, no existe. Esta persona, irá a un parlamento a exponer estas quejas, propuestas o demandas, y no debe de ser necesariamente de ningún partido, el (mandatario) debe de responder ante sí mismo, es decir, no tiene jefes a los que deba obedecer, nada más que aquellos a los que representa y por los que ha sido elegido (mandantes). Se debe única y exclusivamente a su distrito, que es quien le paga. El principio básico de la función de representación es la lealtad. Como vemos no se debe a ningún jefe de partido como sucede en España.

La representación política sólo puede ser ejercida mediante personas físicas y nunca por partidos. Aquel que dice que está representado por un partido, aquel es un auténtico ignorante en política. Los partidos políticos no pueden representar jurídicamente a nadie, por lo tanto, en política tampoco. Como hemos visto anteriormente en la Sentencia del Tribunal de Bonn, se ha sustituido la representación tradicional de distrito por la identificación (Representación e Identidad) de las masas con el colorido estatal. Aquellos se creen representados cuando la realidad política es estar identificado. El objetivo del Estado de partidos, según ese mismo Tribunal, defendiendo su eficacia y magnificencia, es la integración de las masas en el Estado. Atención, el objetivo de Hitler, de Mussolini y de Franco, “Integración de las masas en el Estado”. ¿Cómo?, haciendo a los partidos órganos de este. Hoy se vota, pero no se elige.

Exactamente igual que ocurre en la forma de gobierno de la dictadura, donde existía un partido único estatal, su desarrollo político-administrativo, revela nítidamente la organización institucional en un Estado de partidos. En lugar de votar a un partido único ESTATAL, hoy se vota a varios partidos ESTATALES. Como ven, esto no trata de ideologías, trata de ver y dilucidar las estructuras de poder y las relaciones que existen entre ellas siempre en virtud del derecho de libertad, que es el fundamento de la política. Ahora, órganos permanentes del Estado, exactamente con la misma condición, cualidad y naturaleza jurídica ESTATAL que tenían las dictaduras del pasado siglo. Esto que explico aquí, se materializa con la introducción en las Leyes fundamentales o Máximas del sistema electoral proporcional de listas, ideado por un telegrafista inglés, para lo mismo, para evitar esa representación directa entre el ciudadano y los representantes/diputados para una Cámara de representación nacional. Para que no se elija nada. Por eso, en virtud del Derecho, hoy no existen diputados en España, son funcionarios/empleados de partido que no pueden representar siquiera a sus jefes, no pueden representar a nada ni a nadie, y tampoco a ningún partido porque se encuentran ya allí presentes, en el Estado. En la forma de gobierno de la Partidocracia, la nación queda absolutamente excluida de los asuntos políticos, sino únicamente en servicio a la legitimidad en ejercicio del derecho político que otorga el poder para la participación en las urnas. Hoy se vota para que no haya democracia.

Es sabido, desde tiempos ancestrales, que no ha habido un concepto más usado y preciado donde las sociedades e individuos hayan acudido más que al que trae consigo el significado de la palabra Libertad. El paso del tiempo desde las primeras sociedades hasta nuestros días nos ha dejado muestras evidentes de que, la Libertad, no es algo que se negocie o se consiga en forma de limosnas o concesiones, o con pactos entre los poderosos, como sucedió en España cuando muere el General Franco. La Libertad, es un elemento preciado que se ha de conquistar, porque si no es una conquista, como vemos, es falsa y no es Libertad, caerá en manos de permisos o autorizaciones de Derechos subjetivos que serán concedidos u otorgados desde un poder superior, generalmente mediante leyes, que son los motores, como sucede en la actualidad en España, mediante libertades individuales y Derechos subjetivos. Por eso la libertad individual no existe. Donde hay un Derecho, no hay libertad. Es al contrario de lo que se cree o se piensa, no es el Derecho el que da la libertad, es la libertad la creadora del Derecho y por lo tanto de las leyes. La frase manida tan ridícula entrometida en el primer periodo del actual Régimen de: “tu libertad comienza donde termina la mía”, es un absoluto absurdo en términos de libertad, eso se refiere a los Derechos de propiedad, no a la libertad. Lo cierto es que mi libertad comienza donde comienza la de los demás. O somos libres todos, o no lo es nadie. Mi libertad la constituyen los demás ¿Quién soy yo para arrogarme la autoridad de proclamarme libre si los demás no lo son? (Anarquismo)

 

 

El propósito de la Libertad es una fórmula que atiende primeramente a la conciencia y la moral pública de cada individuo, y que, de manera colectiva, influye en el resto de la sociedad para constituir al poder político, por eso es Colectiva, porque es Constituyente. Es el principio que regula las relaciones políticas de los individuos de una sociedad determinada, con el fin de evitar y poder controlar el despotismo y la tiranía o el abuso de poder sobre los individuos y las minorías. La Libertad comienza a desarrollarse en el ejercicio del Referéndum electivo de las formas de Estado y de gobierno, y en la elección de Diputados en calidad jurídica de Cortes Constituyentes para poder meterla en una constitución (separación de poderes) que la garantice a todos los demás individuos (minorías pueden contra mayorías) mediante la institucionalización de la forma de gobierno de la Democracia representativa, es decir, para ser la garantía del Derecho y de la legitimidad de las leyes (mayorías pueden contra minorías). La libertad política Colectiva garantiza un control institucional al poder desde su conquista, creando una relación original y originaria determinante entre “lo que es” y “lo que debe de ser”, por lo tanto, es fundadora (creadora), fundante (es permanente), así como fundamento de la democracia (facultad electiva).

Entre otros errores que han existido y que existen hoy en día en cuanto a la interpretación o conocimiento de la palabra Libertad, se encuentran aquellos que consideran a este concepto como si fuese una ideología. La Libertad no es una ideología, es un principio básico de la política junto con la igualdad, y, a diferencia de esta, sí es realizable, a pesar de que algunos conservadores del servilismo y la arbitrariedad, propios de los regímenes autoritarios y enemigos de la libertad, lo nieguen y afirmen ser imposible o utópico. Esa idea se refuta fácilmente con el ejemplo que nos brinda la historia y que nos lleva a la Independencia de los EEUU, la famosa y única “Revolución de la Libertad” conocida hasta nuestros días. Del hecho político que conmueve los acontecimientos de la Independencia de las trece colonias de la Monarquía Inglesa, en contra de la respuesta negativa desde el Parlamento inglés sobre la regulación de unos impuestos igualitarios para los colonos respecto de los insulares ingleses. No son las tropas ni los fusiles, ni siquiera los ejércitos aliados como Francia o España, sino la conciencia, la voluntad y la moral, inspirada en la Libertad, de los siete millones de colonos que en ese momento empuñaron sus armas para conseguir su independencia, de esa Revolución nace, y tras un periodo de Libertad Constituyente, la primera Constitución Confederada, y tras la Convención de Filadelfia en 1781, la única Constitución, es decir, la separación de poderes Legislativo y Ejecutivo en dos urnas diferentes. La única conocida hasta el momento, y a consecuencia, la primera Democracia representativa. Es la libertad política Colectiva del pueblo la que constituye mediante las diferentes convenciones y tratados la estructura de poder y a sus gobernantes, y así es hasta día de hoy, con sus fallos y errores, y a pesar del espíritu imperialista adquirido por las consecuencia de su historia, la Constitución de los EE. UU. es una verdadera constitución en términos jurídicos y políticos.

Cientos de guerras e intentos de revoluciones se han pretendido buscando la igualdad, todas fracasadas. Este es otro de los errores empíricos de la humanidad que ha causado la creación de tópicos que tratan al “concepto de revolución” como un hecho necesariamente violento. No es verdad. El principio de igualdad es la ideología suicida de prácticamente todas las agrupaciones políticas en Europa; esa es la ideología de la Socialdemocracia, esa que busca la igualdad social o justicia social. Por ser un contrasentido, todas estas revoluciones han fracasado, como fracasó la originaria madre ideológica de todas ellas: la Revolución francesa, que no fue revolución. Así como fracasó también la Revolución Rusa. Irremediable y fatal intento de la ideología de la igualdad, que funciona como un laberinto de leyes interminable, sin salida, que refuta a los propios principios de la naturaleza, pues la naturaleza produce desigualdad necesariamente, que se quiere acercar mediante medidas de gobierno a una meta naturalmente inalcanzable. El fruto de todo esto es, como muestra la evidencia, una sociedad con un rácano complejo de inferioridad, propia esencia social del Régimen de partidos, y una moral torcida. “Alcanzar que todos los individuos seamos iguales”; que no haya inteligentes y tontos, culpables e inocentes, que no haya feos o guapos, trabajadores y vagos, y que, ignominiosamente, todo se quede en la política de la mediocridad. Efecto cortacésped, y al clavo que sobresale, se le da un martillazo. Eso es España hoy. La envidia tiene mucho que ver, y como esta se ha curtido mucho entre los españoles por causas históricas, el resultado es, primero la murmuración y después la calumnia, condenada en otros países y arma sustancial en las relaciones sociales, laborales y políticas en España.

Como resultado evidente de estos efectos degenerados y tan degeneradores que produce ese intento irracional de volvernos a todos iguales, resultan individuos desinteresados, personas átonas sin interés por nada, una sociedad sedada, perdida e impotente. El progresismo actual es el funeral del progreso natural propio de la evolución del ser humano, que rechaza el talento de quien lo posee. La libertad arregla los defectos de la naturaleza ofreciendo igualdad de Derechos y oportunidades, la igualdad es “el mito de Sísifo”, que intenta empujar la gran roca por la ladera de la montaña. A este tipo de forma social se lo denomina democracia material o social, que es con lo que hoy la gran mayoría de las personas confunde con la democracia, la cual solo existe una y se refiere a las reglas de juego institucional, no a las jugadas de gobierno, que garantiza esa libertad política y la igualdad de oportunidades y Derechos.

La Democracia formal o representativa, que está sujeta al principio fundacional, fundamental y funcional de la libertad política Colectiva, son las reglas de juego formales que constituyen el propio juego político, donde la representación del elector y la separación de poderes en origen (Legislativo y Ejecutivo en urnas diferentes), tiene que cumplirse como requisito fundamental para que la haya. No es la panacea terrenal, esta forma de gobierno se crea por la desconfianza de los gobernados a los gobernantes, como una medida de control real al poder para evitar la corrupción sistemática y sistémica. Sancionada en una constitución mediante la separación de poderes en dos urnas, una para el Legislativo y otra para el Ejecutivo, ya que, como dijo Montesquieu, el llamado Poder judicial, que es una facultad Judicial del Estado, no debe ni tiene que ser un poder político como tal, solo ser independiente de los otros dos poderes y que ni estos influyan en él ni este en los otros dos, siendo la última instancia para proteger los Derechos inalienables de los ciudadanos. La Nación controla al Estado, lo legitima y le da personalidad recíproca mediante sus tradiciones y cultura, al mismo tiempo que el Estado le da a la Nación la personalidad jurídica que esta necesita en la esfera exterior y en lo que atañe a lo interior, en la administración, seguridad y defensa. 

Un ejemplo de lo que aquí escribo lo tenemos en España con los partidos llamados de izquierdas, que de izquierdas no tienen absolutamente nada. Como comenté antes, a parte de ser todos órganos permanentes del Estado, la ausencia de libertad Política marca la razón y la causa de que, por ejemplo, Partido Comunista, IU, PODEMOS, o Esquerra Republicana, por nombrar a algunos, predican la república y el comunismo, en cambio lleven más de cuarenta años viviendo de una Monarquía, y muy bien además, y no una Monarquía cualquiera, sino una Monarquía puesta y diseñada por un Dictador. Este hecho político, indudablemente, supone un destrozo de la moral y del cerebro al contraponer principios morales absolutamente diferentes para todos aquellos que se consideran de izquierdas o republicanos (estos últimos no tienen por qué ser de izquierdas como equivocadamente se cree o se piensa en España) ya que votan a partidos conservadores de lo que hay. De ahí la dificultad y la incapacidad de estas personas para poder aceptar la verdad política que les haría a todos monárquicos y franquistas; _ yo he oído desde bien pronto eso de: “ahora nos toca robar a nosotros”_. Esto que a muchos les sonará conocido y familiar, es el manifiesto máximo y el colmo de la putrefacción pura y dura de la moral.

En España no existe la izquierda política como tal, porque no hay libertad Política y así cualquiera en España puede decir lo que le venga en gana, ser solo son lo que son, según el Tribunal Constitucional de la Jurisprudencia de Bonn, órganos permanentes del Estado. La izquierda y la derecha no son ideologías, son posiciones políticas, y la izquierda como estandarte fundamentado en el principio de libertad de la sociedad civil, nunca puede vivir dentro del Estado, es decir, donde se encuentra el poder, que es donde se encuentran todos los partidos estatales. Jamás un partido estatal puede ser de izquierdas, eso es falso rotundamente. eso no existe. Hoy, lo que se llaman partidos, realmente son organismos de autoridad, legalmente además, pagados y financiados por el Estado. La corrupción es inevitable.

En pleno siglo XXI, en Europa tras la Segunda Guerra Mundial y en España a la muerte del Dictador, todos los partidos abandonan su punto de origen y su naturaleza civil, que es la sociedad gobernada,  y se instalan en el Estado, dejan de ser partidos como tal, en virtud de su etimología (parte- partido de la sociedad, partes o sectores de la sociedad), se hacen facciones estatales, es decir, pasan a ser órganos de una UNIDAD DE PODER que no se puede partir que es el Estado. Quiere decir esto que, el poder lo tienen ellos, especialmente las cúpulas de estos partidos (Ley de hierro de las oligarquías”, Robert Michels), rompen sus principios civiles originarios en la sociedad civil como puente de unión entre los individuos y el Estado. Traicionan a la sociedad civil de donde proceden para instalarse precisamente en el lugar del cual la sociedad civil debe protegerse, en el Estado. Las facciones en España han robado la libertad Política de los individuos y ostentan el poder el Derecho público, se guardan dentro del coto de la legalidad estatal, que impide la libre asociación de las personas, y eliminan toda posibilidad de nuevas ideas. Nadie es legal si no se está dentro del consenso entre órganos del Estado. Poseen la acción política legal y esta es la prueba de que no hay democracia, de que no hay Libertad y de que todo en España es falso y es mentira.   

 

Solo la honestidad intelectual puede generar un espíritu público limpio. De tal manera que no se aferre ni obceque en sentimentalismos ideológicos y atender a la realidad observable. Sin miedo, se puede asomar la cabeza a lo que nos rodea y considerar hasta qué punto estamos dispuestos de seguir permitiendo la destrucción y la corrosión de todo y a qué precio, porque si es antes el cinismo que nuestra libertad y sentido común como individuos, la ideología ha vencido a la vergüenza pública; ideologías todas falsas sin libertad Política. Sin libertad Política no hay ciudadanía, hay servidumbre, que se hace voluntaria en el ejercicio en la urna cuando no hay Democracia como sucede en España. 

 

El conformismo y la pereza, pecado capital. La pasión de tranquilidad termina en quietud, propia de los cementerios, distante y divergente de la natural inquietud del ser humano a lo largo de su vida en lo que le acontece y lo que le rodea. La costumbre de convivencia con la corrupción y la prevaricación de los gobernados con clase estatal, su complicidad en las urnas de la Partidocracia, hace que el delito ya no sea un escándalo, puesto que siendo inédito el escándalo, lo escandaloso, en España, sería que los gobiernos estuvieran en la cárcel todos. El miedo tradicional de los españoles, hereditario, a todo lo que es política, que ha pasado de generación en generación hasta la fecha durante casi un siglo de gobiernos autoritarios, el constante sometimiento mental, la inherente tiranía del consenso, de coacción en la moral y la mente en las sociedades de las apariencias desde la dictadura hasta día de hoy en el Régimen de partidos estatales, constituyen un resultado que sí podemos ver y observar. Es normal la incapacidad y la soberbia propia de aquellos que no admiten aceptar la verdad pública de los españoles, ya que los pondría a todos ellos en evidencia ante toda la sociedad. Probablemente, es por eso por lo que los españoles ya no creen en nada, más que en el dinero y en la obediencia ciega y resignación al que los miente, los humilla y les roba a diario en su cara.

La servidumbre voluntaria. El sometimiento voluntario de aquellos individuos que, no solo miran para otro lado ante las injusticias gubernamentales, la corrupción o el crimen de Estado, sino la corrupción moral de participar y ser cómplices de aquello en las urnas. Esto resume el grado absoluto de corrupción moral de la sociedad española, votando a quien les somete sin posibilidad de elegir absolutamente nada, sin elegir a sus representantes ni a quien les tiene que gobernar. Al igual que sucedió en la dictadura, hoy no haya el más mínimo átomo de oposición a lo que hay, porque en el mayor de los casos se ignora, y si se sabe, muchos son los que miran para otro lado o lo niegan por oportunismo, cerrazón y soberbia. Ya ni vergüenza de ir a votar a facciones sumidas en la corrupción e infectadas hasta la metástasis por el crimen de Estado es motivo de vergüenza. 

(“Deja de servir y serás libre”. Étienne de La Boétie).

 

Denuncio, pues, la falta de valor y consideración de aquellos que se niegan a aceptar haber estado participando en un fraude toda su vida, porque son cómplices y culpables de tal ignominia social y política. 

 

(En la imagen, “el Puente Viejo”, situado entre el municipio de Alcazarén y Hornillos de Eresma viendo el paso de los años en compañía del rio Eresma).

 

Pero amigos, no es el inventarse palabras lo que crea la realidad, como hace el ethos de este Régimen autoritario, es al contrario, la realidad es la que crea las palabras. No son las leyes creadas por los hombres las que mandan y determinan el futuro, hay leyes mucho más potentes, esas son las leyes de la naturaleza, esas no fallan nunca, y señalan al traidor, al mentiroso, al oportunista, al abusón, al corrupto, al acomplejado, y también señalan el principio último en que se basa la libertad política Colectiva que es el principio y valor de la verdad, sin verdad no habrá jamás Libertad, por eso hoy en España es falso hasta el aplauso. 

España está en una constante crisis de Estado desde la Transacción española, no de gobierno, de Estado. Imparable e incuestionable, en los propios términos políticos, ineludible e inexorablemente, vive la degeneración de la Dictadura por otros medios en la línea del poder, que responde perfectamente a la teoría de las degeneraciones de las formas de gobierno que definen los clásicos como Aristóteles. De la dictadura se pasa a su degeneración que es la oligarquía, lo que hay hoy en España, una oligarquía de partidos dentro del Estado, no es democracia. Esto, los españoles, podrán o no querer seguir mirando para otro lado o engañándose a ellos mismos y a los demás negando la evidencia de los hechos que tienen delante, pero es la naturaleza misma de las cosas y los hechos observables y contemplables los que dictan el futuro de España, y si realmente se quiere o no la libertad Colectiva que permita salir del marasmo y la confusión del leganal del Estado de partidos. Solo la apertura de un necesario periodo de libertad Constituyente para todos los españoles, el cual se debió hacer y no se hizo durante la “Transición” española, dará paso a la democracia y a la luz al final del túnel.

España pagará, y pagará su cerrazón, su carencia de espíritu y conciencia colectiva como nación, esa sabiduría innata de creer saberlo todo sin saber de nada (Síndrome de Duning Kruger). Pagará su corrupción moral y su servidumbre voluntaria en las urnas. Sólo el principio de lealtad entre individuos, la valentía y la dignidad serán factores fundamentales para traer a España la libertad política de todos y con ella la Democracia formal como reglas de juego constitutivas, reconocida en otros países como EE. UU. Una conciencia limpia será aliciente principal para abrir un periodo de libertad Constituyente y sea el comienzo para forjar, desde la sociedad civil, una conciencia común, un amor a la patria, la ruptura total con el pasado, con la tradición franquista que está hoy en los genes de las nuevas generaciones mediante el miedo, el complejo y la vergüenza de ser libres, mediante las espinas recalcitrantes provenientes de creencias y tópicos ridículos heredados del pasado. La libertad Colectiva arregla y produce una energía moral totalmente nueva e innovadora, fruto de esa libertad, ya como ciudadanos y no como esclavos. Construirá de nuevo su futuro social y político, descubrirá y devolverá la implicación en las ciencias y la cultura y traerá implícito la recuperación y mantenimiento de los recursos naturales. Tirará la casa vieja y desgastada por los temblores de la corrupción y el abuso constante y sistemático de poder, que mantiene arruinada y humillada moralmente a la sociedad española, bañada hoy en el cinismo como principio moral, y construirá una casa nueva desde los cimientos de la sociedad civil que dará al nuevo edificio la personalidad, el carácter y la sabiduría que la libertad de los españoles decidan tener; espíritu que está atrapado y arrebatado hoy en la noche eterna, laberíntica y oscura del Estado de partidos.

En España millones de españoles van a la urna para que nunca haya democracia, para decir que todo siga igual, para decir “miren, yo también me corrompo”, para decir que están de acuerdo con el Régimen y las reglas de juego, legalizando la corrupción de todo y de todos. Van a la urna para tirar su dignidad como individuos e instituir amos que no conocen y no saben cómo llegaron hasta ahí. Van a aplaudir a sus verdugos, a entregar cheques en blanco. Van a la urna a dar permiso para que la corrupción de la clase estatal sea legal y legítima. Van a votar a quienes les llevan al matadero con cánticos de democracia y libertad, con los colores de la mentira, con ideologías propagandísticas que ya no existen. Millones de españoles votan a partidos con un nivel de corrupción infinito e ingente de manera tradicional, es decir, sin raciocinio. Votan para no ser convecinos, es decir, ciudadanos, sino esclavos voluntarios, pues votar sin democracia es un signo de servidumbre y de complejo, el cual asume en virtud del vano prejuicio, que el pueblo no es capaz de caminar en libertad, y eso es rotundamente falso, pues basta con dejarlo que camine en libertad para que se caiga y aprenda, como un bebe (Kant).

Y así, andando de pie y no de rodillas, se forja y se sostiene la posibilidad de madurar como pueblo y no vivir en un estado de infantilidad, de complejo de inferioridad absoluto, esperando a que el Estado venga a cambiarnos el pañal cada tanto, pues lo que sucede hoy es que, el Estado, ya no vienen a cambiar nada y cada vez viene menos, y lo peor y los valores más negativos de cualquier pueblo, se reúnen en España y relucen por los poros, desde la sociedad gobernada hasta la clase estatal gobernante. 

 

Redactado por Antonio HR, domingo 7 de noviembre de 2021.

4 comentarios de “De la servidumbre a la Libertad. A los vecinos de la localidad vallisoletana de Hornillos de Eresma.

  1. Alfonso dice:

    Antonio sigo pensando que este vocabulario, no llega a la gente, digo que hay que hablarles un lenguaje , que el pueblo llano entienda, y me imagino que tu pueblo será de personas mayores y estos se cansan mucho, si ven los párrafos demasiados largos, hay que simplificar y ser mas directo, no se como hacerlo, pero ni los mayores por mayores y los jóvenes por jóvenes suelen leer mucho, un abrazo desde El Puerto, el lunes voy para León

    • admin-antonio dice:

      Los artículos están destinados a la lectura, es decir, requieren un mínimo de atención y dedicación que revela la voluntad del lector de informarse. Este artículo, en concreto, es un poco más largo porque fue una entrevista que me hicieron en el periódico de la propia localidad, de ahí su extensión. Pero más que un artículo, este escrito es una carta o mensaje del que, como ve, trata de varios asuntos que un artículo convencional no podría soportar. De ahí su extensión. En cuanto al lenguaje, aquellos que tengan alguna duda en cuanto a términos y concetos utilizados, no tienen más que preguntar, y yo con mucho gusto atenderé sus dudas. De hecho, no se puede vulgarizar más el lenguaje, que en esta web está hecho precisamente para todos los públicos. Buen viaje pues, y espero pronto poder hablar contigo querido Alfonso. Que todo vaya bien en la familia.

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