Sobre la cobardía.

Puesto que la política se basa en la específica y necesaria relación de poder que hay entre gobernados y gobernantes, quiero mostrar que, en España, existe una anomalía en esa relación, ya que la respuesta natural a la realidad de decadencia imparable social, económica y política, al abuso de poder y la corrupción cotidiana, no es la que correspondería a un pueblo responsable civilmente y libre; podemos apreciar que es una singular relación entre un pueblo servil voluntariamente al poder, sometido por el despotismo y la tiranía del que gobierna funcionalmente mediante la confusión, la mentira y la corrupción institucional de toda la clase dominante que lo somete. La respuesta del pueblo español a una forma de gobierno establecida hace cuarenta años, que se basa en el abuso de poder y la mentira y que se sostiene por la corrupción, incluyendo toda la clase estatal e instituciones sin excepción alguna, es sumisa, pasiva y de manera generalizada, como dar bofetadas a un muerto que nunca se va a levantar para defenderse. En este apartado del primer capítulo sobre la sociedad perdida, quiero tratar de hacer una reflexión sobre un tema protagonista entre la sociedad española, me quiero referir a la cobardía de los individuos y a un miedo generalizado. Me refiero no sólo al hecho de rechazo de una realidad palpable y cierta, que es vivir en la mentira de pensar y vivir como si hubiera Libertad o como si hubiera democracia y de participar en esa ficción de manera irracional y anormal, sino también, el hecho de no hacer nada para remediarlo o poner fin a esta anomalía social. Aunque soy consciente de que sería un tema muy complicado y extenso para desarrollar, el hecho real de que exista un grado de cobardía elevado en los ciudadanos cuando de lo que se trata es de hablar o entender sobre temas públicos y políticos, y no sólo de cobardía, también el grado de indiferencia está muy extendido, _este efecto de indiferencia a temas públicos y políticos me gustaría tratarlo y desarrollarlo en otros artículos más detenidamente_, lo que sí que podemos es atender y señalar el origen y las causas, decir el porqué está presente ese temor y también seguir unas pautas o directrices para, al menos, ser conscientes de ello y de esta manera nos inspire reflexión y motivación. Es evidente y natural que el hecho de que hoy el miedo aparezca de manera generalizada entre los individuos en todo lo que atiende a los asuntos políticos, públicos y sociales, no es algo que haya surgido de la noche a la mañana, ni siquiera de los fracasos o problemas que a lo largo de estas cuatro últimas décadas de Régimen de partidos los individuos hayamos traído en nuestras espaldas de la experiencia de la vida misma de cada uno, lo que ocurre viene naturalmente de hace bastante más, y viene marcado por décadas y generaciones enteras de represión, fruto de una dictadura que, precisamente fue el terror, uno de los pilares para que durara tan largo tiempo, nada más y nada menos que alrededor de cuarenta años. O bien prestamos atención a realidades y hechos que son, existen y que se pueden señalar o mostrar, o de lo contrario, tenemos que mirar para otro lado por vergüenza u orgullo y no aceptar el peso de esa realidad. Lo que sí que quiero señalar aquí es que, tras el miedo, subyace la convivencia con la falta de interés por conocer y saber, de acercarse a una realidad que sea homogénea en la conciencia pública de su forma descriptiva conceptual para todos como método natural para el avance y la prosperidad como sociedad, esto es, la convivencia con creencias, composiciones de lugar personales o tópicos absurdos, dando lugar a un grado de escepticismo que hace que cualquier mente termine psicótica y crispada, la verdad desaparece, todo se vuelve opinión y el criterio y la razón quedan en manos solo del que lo tiene, sin posibilidad de entendimiento ninguno con ningún sujeto cuando se pretende dar criterio y señalar o decir la verdad. Este artículo pretende entender ese miedo generalizado en la sociedad como una carencia de valores públicos y no salir de la comodidad mental evitando enfrentarse con la verdad social, además de manera consciente, comodidad que va arraigada y a la par en convivencia con esa ficción sociopolítica en la que se está viviendo. Sucede una evasión consciente del individuo de todo lo que sea el interés o la voluntad de estudiar o preocuparse por saber para poder entender, ya sea con creencias personales o tópicos, o inventando gobiernos mundiales, poderes ocultos, agendas globalistas y otras supercherías que nadie puede ver ni explicar; algo así como la antigua divina providencia que había en la Edad Media de creer que el poder venía de Dios y era otorgado por Dios, o como se hacía en tiempos de la dictadura del General Franco, cuando hablaba de contubernios judeo masónicos, quiero decir, hasta ahí llega y llegaba el alcance del estudio y el conocimiento en cualquier ciudadano de a pie, en cualquier caso, la ciencia queda fuera de juego y es totalmente nula.

Que exista el miedo en una sociedad ante dictaduras criminales y opresoras me parecería normal, de hecho en España existe la experiencia de ello, en todo caso, la sociedad tendría que defenderse de igual manera, o por el contrario, someterse voluntariamente al poder; como sucedió cuando dos tercios de la población española en la dictadura, a la hora de participar en las urnas, legitimaba el poder del dictador, o como sucede hoy en esas mismas urnas, legitimando el poder del Estado de partidos como forma de gobierno mediante la participación y la ratificación de las facciones estatales que son los partidos, órganos que componen en cuotas de poder el mismo Estado. En este artículo mostraremos varias cuestiones sobre el miedo, por ejemplo, ¿a qué es lo que se tiene miedo en una sociedad aparentemente libre?, ¿existe el miedo en la clase estatal?, ¿hay miedo al cambio verdadero? ¿de dónde proviene el miedo?, son algunas de las cuestiones que trataré de desarrollar de la manera más prudente y también resumida, pues es un tema, a la vez que delicado, bastante extenso que va subyugado a la psicología, las costumbres, tradiciones y la moral de las personas que componen la sociedad con relación al transcurso de los acontecimientos sociopolíticos del anterior y presente Régimen. Una sociedad que ha vivido momentánea y aparentemente dos o tres décadas de bienestar, con la mentira presente, pero con más libertades individuales y derechos que en la dictadura. Esos derechos y libertades individuales no se han aprovechado para bien común ni público ni para ninguna mejora sociopolítica, se han despilfarrado, quizás por el desconocimiento del fundamento y la funcionalidad de estos, hoy, sería un tema bastante capcioso el hecho de saber cómo utilizar esos derechos y libertades otorgadas que nos quedan o que están escondidos entre las miles de leyes que vienen y van y nadie conoce en beneficio del pueblo, porque, como tampoco están garantizados porque no hay Libertad Política Colectiva, esos derechos y libertades en plural, igual que les dan, les quitan, otra vez, como sucedía en la dictadura, los mismos que les dieron por la fuerza.

El miedo a la verdad.

Considero pues que cualquier persona con una inteligencia normal y que piensa de manera cabal, con buena fe, puede y tiene la capacidad de entender y describir algo cuando ese algo es únicamente la verdad, me refiero, sin entrar en valoraciones personales ni opiniones, simplemente en describir algo. No se precisa de ser superdotado ni ningún erudito para entender algo que cualquier persona instruida o conocedora de la materia puede explicar con sencillez y simpleza. Cualquier persona en España es capaz de escuchar y entender y puede ver, lo que aquí trato de decir es que la reacción sea mirar hacia otro lado cuando se trata de explicar o mostrar cualquier hecho real; el hecho sociopolítico en relación a la cobardía es, que no se tenga el valor de aceptar una realidad que es la misma para todos, esa es, que se participa de un fraude y una mentira y ya desde hace más de cuatro décadas, en ese caso, únicamente entra en juego el valor y la valentía personal para aceptar ese hecho que es real y existe, y es que, tiene mucho que ver con lo que aquí estoy diciendo la moral del individuo. La cobardía, un impulso generalizado a querer pasar desapercibido de lo que tenemos delante y que cualquiera puede ver, con la moral de no sentirse de esa manera implicado en la gravedad que trae el asunto, por eso se habla de opinión en muchos casos cuando se muestra la verdad, es una manera de escabullirse de la contemplación del mismo hecho y de no aceptarlo como algo propio personalmente y de nuestra sociedad, y que, al mismo tiempo, otras personas son conscientes de ello, ya lo están contemplando y lo intentan entender. El caso que nos lleva en la mayoría de las ocasiones, ya tradicional o por costumbre, es no hablar de la verdad nunca, para no implicarse en el marrón que supone reconocer la farsa en la que cotidianamente se vive y se participa.

También, de igual manera y para desentenderse del asunto y así pasar desapercibido, la confusión y malversación de terminología política para describir o hablar sobre algún acontecimiento, se da en la escusa voluntaria de mirar hacia otro lado, que funciona como justificación para poder seguir participando en el tinglado, o bien votando o bien obedeciendo y pretendiendo ser un ciudadano responsable, que implica naturalmente al orgullo personal; pero no el orgullo positivo del amor propio y de la atención a uno mismo, que es algo maravilloso y extraordinario en la persona, hablo del orgullo del autoengaño, de la evasión que hace cómplice a la persona de la implicación en la participación en tal asunto, vuelvo a la excusa de la opinión o directamente al acto de desentendimiento del hecho mediante la mentira o la confusión. Algo que sí tengo claro es que, lo que está a la vista de todos y todos podemos contemplar, que la reacción sea el no querer ver y fijarse por cerrazón personal, es prueba y buzón de que el hecho de reconocer que se está participando en un fraude y una mentira, nos pondría en el más grande de los ridículos y vergüenzas como individuos de una sociedad, por eso es por lo que implica el orgullo personal, a nadie le gusta que le miren como un corrupto o farsante o que participa y es cómplice de un fraude, como por ejemplo, lo podemos encontrar en cualquier votante que participa y apoya en la urna la Monarquía de partidos en España, votando a cualquier facción o partido estatal y legitimando la corrupción infinita de toda la clase estatal y partidista. Este hecho, palpable e irrefutable, todos ustedes y el más tonto del barrio, lo puede ver y lo entiende, ese es el hecho de votar a ladrones y a corruptos, ¿os suena?, esa es la corrupción moral, _que consideramos hablar y tratar en otros capítulos_, corrupción moral del individuo que desemboca en la corrupción material como factor de gobierno desde el primer momento del Régimen actual de 1978. La ratificación en las urnas con el voto a cualquier partido estatal se refiere únicamente a decir que, lo que se pretende cuando se vota es que se está de acuerdo con lo establecido, es decir, con las reglas de juego, las mismas que permiten la corrupción sistemática y sistémica de la clase dominante, y precisamente por ese motivo, por lo que se evita entender todas estas cuestiones y lo que implica aceptar su complicidad y relación con ellas.

Todo lo que sea entender y ser conscientes de todo esto, la atención a la realidad en la que viven las personas en España, supone saber que llevamos más de cuatro décadas engañados, que seguimos siendo engañados, supone asumir una responsabilidad individual y personal, supone cargarse a las espaldas una responsabilidad como ciudadano y dejar de depender de lo que marque y dicte el Estado o el Régimen de poder que esté establecido, supone tomarse a sí mismo y adueñarse de su propio comportamiento y dejar de vivir tutelados por nadie esperando órdenes de cómo debemos andar y por dónde, y es que, cuando se trata de hablar de la Libertad en singular, requiere y precisa de una responsabilidad personal de cada individuo tal que todo lo que pase después de practicar el ejercicio de la misma Libertad, es decir, de elegir o revocar gobernantes, se dé el resultado propio de una sociedad, que asumiendo todas las consecuencias de su elección, elige su futuro y lo decide. Lo primero tomar cartas en el asunto en primera plana, aceptar el hecho real que todos podemos contemplar, de manera objetiva y desapasionada, hasta poder ser merecedores de llevar consigo esa Libertad, que es la capacidad de constituir la estructura de poder y la elección o revocación de los gobernantes; las consecuencias serán el resultado real de la moral y de la intención e integridad moral de esa sociedad mediante su acción. Eso son palabras mayores para un pueblo que aún no ha conocido jamás lo que es ser libre.

 

Origen del miedo.

El miedo y el temor tienen su principal hábitat en el principio de gobierno despótico, es naturaleza de este, y además principio, el que predomine y sea protagonista en la sociedad el miedo y el temor. Principio y herramienta durante la dictadura del militar Francisco Franco para, durante casi cuarenta años, someter al pueblo español en una dictadura aparentemente benévola con el pueblo español. La educación de carácter religioso y militar, basada en la ignorancia, necesaria para crear lo que conocemos como obediencia ciega, una educación servil, que es necesaria en dictaduras y otros Estados de carácter autoritario o totalitario, incluso para el jefe de Estado, pues nadie es tirano sin ser a la vez esclavo. Una ignorancia ciega creada a lo largo de varias décadas de represión, especialmente los quince o veinte primeros años de la dictadura, hace que el pueblo español sucumba ante el poder del dictador y este no reciba ni el más mínimo átomo de resistencia; un militar inteligente pues a pesar de algunos intentos de conspiración contra él supo mantenerse en el poder, labrando la ignorancia popular con excusas como los contubernios judeo masónicos y otras historias supercherías que mantenían al pueblo tranquilo, pasivo y servil; dos tercios de la población legitimaban en las urnas el poder del dictador, un tercio de manera fanática y otro tercio acomodaticio sin prejuicios ni presto a la oposición al Régimen. Donde la tradición y educación en las familias se consolida e infunde mediante técnicas religiosas especialmente, nociones elementales de religión católica, pues sería un gran riesgo para el poder la más mínima noción de sabiduría y de conocimiento, no solo en la enseñanza, sino en el ámbito familiar, donde estaba bruscamente limitado la natural relación con los demás iguales de la sociedad, cada familia un mundo. Régimen basado en el poder, nada más, en el mantenimiento del poder del mismo dictador, que termina únicamente y tras la pasividad del pueblo el día de su muerte. Una sociedad formada durante décadas en la desdicha del miedo, del prejuicio, de la temeridad social, del complejo a los demás, del sentimiento de inferioridad popular hacia la clase religiosa y política, desemboca hoy día en una tradición de complejo a todo lo público y político; en el cambio de forma de gobierno de la Dictadura al Estado de partidos, se añaden técnicas burocráticas y se da colorido al escenario político e institucional imponiendo así un sentimiento de miedo y complejo de inferioridad del ciudadano, que más que ciudadano se encuentra bajo la calidad social de siervo. Tras una Guerra Civil donde, en términos generales, los valores del pueblo desaparecen, unos por muertos, otros por torturados y otros por exiliados, lo que tenemos hoy es el resultado de una sociedad aplastada por el despotismo y la tiranía, la mentira permanente, mentira que se trasforma en tiempo de la transacción política (llamada la Transición) a la muerte del dictador en confusión, pues hoy el pueblo español vive pensando que hay democracia y que hay Libertad, y eso, es totalmente falso. Al igual que lo que mantuvo a Franco en el poder fue la fuerza y la mentira, hoy es la confusión y ese mismo complejo de inferioridad y de miedo pensando que se vive en democracia. Jamás hubo por parte del dictador interés real de aflojar los resortes de gobierno hasta el último día de su vida, naturalmente, para no exponerse a perder el poder, hoy sucede exactamente lo mismo pero con otros medios, los medios del miedo, de la confusión y del complejo de inferioridad hacia todo lo que se refiera a asuntos públicos y políticos.

Una sociedad como la española llena de pensamientos confusos provenientes de creencias y tópicos de un largo período de represión mental, de mentiras y manipulaciones, es una sociedad equivocada, infantil y cobarde, sin criterio, llena de relativismos y subjetivismos en ausencia de criterio individual y colectivo, tímida e ignorante en cuanto a asuntos políticos se refiere, de ninguna manera puede ser una sociedad feliz. Una sociedad atada a su cerrazón y fanatismo ideológico, a sus romanticismos de modelos de vida, que actualmente a consecuencia de no haber Libertad Política Colectiva, es una ridícula ficción mental basada en falsas ideologías; las ideologías no existen porque no hay Libertad Política. Es hoy el Estado el que toma las decisiones y no el pueblo, usted puede pensar como desee y cuanto desee, usted no elige absolutamente nada en lo político ni puede cambiar nada. Tenemos delante de nuestros ojos una sociedad perdida.

 

Consecuencias del miedo y el miedo al verdadero cambio.

La mayoría de las personas se han acomodado y viven en una ficción de carácter ideológico, se responde en las urnas en relación a la aparente ideología personal, digo aparente porque no puede existir al no haber Libertad Política Colectiva, en cambio, respondiendo a la ausencia de Libertad Política y en prueba de ello de que no existe, la actitud de los individuos en el terreno político o público consiste en la aceptación de todo lo que desde el Estado se dicte y, como no hay oposición política real de ningún sujeto nada más que el sujeto del pueblo como nación, y también como los individuos no conocen actuar propiamente como sociedad unida en esa verdadera lucha contra el poder abusivo del Estado, se reconoce y se acepta, hasta se teme y se considera como forma de vida la oficialidad del Estado. Esto quiere decir que el concepto de nación ha quedado marginado e inútil y que todo lo que vemos es propio de lo que el Estado dicta y nunca de lo que el pueblo pueda pensar o decidir, simplemente el pueblo español vive o subsiste con lo que se le otorga desde arriba. Hay una realidad de fracaso en el individuo español constante y perpetua especialmente en el ámbito público, a no ser que seas un corrupto, un mentiroso o un traidor, que son ese tipo de personas que triunfan en una sociedad como la española, basada en la mentira y la corrupción.

Que lo preferimos así de eso no cabe duda, se prefiere ser esclavos, siervos, no hay responsabilidad de ciudadanos libres, eso es otra galaxia para los españoles, se prefiere el servilismo y que sea el Estado quien cambien el pañal sucio, claro, que con el Régimen de carácter autoritario y descendencia franquista y unas instituciones podridas de corrupción y mentira, donde la sangre de estas es la prevaricación y malversación de todo y de todos, ya no viene nadie a cambiarnos el pañal y cada vez vienen menos. ¿Qué sucede?, que nos estamos comiendo nuestra propia porquería y despojos acumulados ya desde hace 40 años de Estado de partidos y nos gusta, porque seguimos votando cada 4 años en la urna, sin pensar, sin criterio ninguno y de manera irracional nunca mirando si se vota a ladrones y corruptos, cuando lo normal y lo que corresponde y tiene sentido común en España es no votar a nadie solo por dignidad.

Ese es uno de los motivos por lo que el pueblo español rechaza decir la verdad o acercarse ella, siempre con excusas relativistas y subjetivismo para aceptar realidades de Perogrullo. Es la mentira el pan de cada día, la desconfianza entre convecinos, la traición y la malversación el fundamento de convivencia de la sociedad española que vive en un Régimen legitimado por la Victoria del General Franco en la Guerra Civil, siendo actualmente los partidos el sujeto en ejercicio de tal poder. La sociedad española ha aprendido a vivir tras varias décadas en la mentira, por eso es una sociedad asustada y cobarde, no le interesa lo público, no quiere saber nada de lo político, le asusta decidir, les asusta participar y decir la verdad y es por la gran responsabilidad que eso supone, le aterra lo político, es un pueblo que hoy en día no merece su Libertad Política porque no la quiere conquistar, prefieren ser siervos del poder. Algo que es cruel y triste es que una sociedad se engañe así misma y a sus generaciones venideras, quien en un futuro pagarán la brecha de la cobardía que las generaciones actuales tienen y contienen. (En la imagen, ilustra en algún lugar de la Europa del siglo XVIII la política del miedo).

Es algo que podemos estar de acuerdo que no es fácil aceptar tantos años de ser partícipes de las corruptelas del Estado, pero peor será mantener y seguir viviendo de y con ellas por muy grande que sea el ladrillo que tragar. Lo anómalo es rechazar y evitar un verdadero cambio, pero no de gobierno, sino de la estructura de poder y todas sus instituciones que subyacen al poder del Estado. Cuando ya no hay ni quedan razones para compartir este juego tramposo, cuando la sociedad española no tiene excusas para ir a corroborar esta barbarie, cuando está demasiado visto y vivido el mal uso y abuso de la política en nuestras propias carnes y hoy en día más que nunca, pues es natural que cuando un régimen está podrido y en decadencia como el Régimen del 78, los resortes gubernamentales apesten a tiranía y opresión social. Lo anómalo es que nadie mueva un dedo, que se tema al cambio, que no va a venir a cambiar nadie ni mucho menos desde el mismo poder del Estado, es decir, que ningún partido estatal que conforma ese poder dentro de las cuotas legales va a cambiar lo que le ha hecho llegar hasta ahí naturalmente. Resulta que no queda otra alternativa que decir que la sociedad española tendrá que pagar, porque es lógico que después de haber estado generaciones varias ratificando y refrendando ladrones tenga sus repercusiones, esa podredumbre moral en términos públicos como sociedad, tiene que dar sus frutos no tardando y desembocando no precisamente en una balsa de aceite. Y es que, como dijo el humorista y periodista estadounidense Samuel Langhorne Clemens, más conocido con el seudónimo de Mark Twain; “es más fácil engañar a las personas que hacerlas creer que las han engañado”.

El miedo en el poder.

Naturalmente como todo sujeto político, la clase dominante que conforma por cuotas de poder el margen del Estado en España, tiene temor, de otras características pero le tiene, le debe tener. Dicen los antiguos textos que en los climas más cálidos reina el despotismo, España podría ser un ejemplo, las pasiones se dejan sentir más pronto y se amortiguan antes; que quiere decir esto, que la pobreza y las fortunas en los gobiernos autoritarios como el actualmente establecido en España, la inseguridad de las fortunas es lo que vuelve natural a la usura, esto es, aumenta el interés de dinero por el mero hecho de perderlo, es ahí donde reina el miedo en la clase dominante. No hay un camino en la desgracia de los gobiernos tiránicos y despóticos que no termine en la miseria, de hecho, hoy podemos contemplar que el mediano y pequeño comerciante o empresario está desapareciendo o ha desaparecido, la naturaleza del Régimen actual de poder no acepta tal clase social y es reacción a ella, por eso y cada día más, las relaciones comerciales pasan a ser parte de las grandes empresas o multinacionales dejando al ciudadano de clase media fuera de juego; así es que no interesa, en el Estado de partidos o Partitocracia, invertir o ser emprendedor, no es rentable de ninguna manera.

Es por eso que cada día más, el entramado empresarial y económico se mueve en torno a la clase dominante, que mediante la corrupción de sus instituciones y la utilización de leyes ilegítimas, legalizan las reglas que siempre les beneficia y les hacen que, en ninguno de los casos, pierdan el poder; estas técnicas legislativas contribuyen no sólo a la corrupción de la clase estatal, sino a la posibilidad de una permanencia más longeva de la corrupción de todos y de todo en peso y beneficio único del poder. Como el voto es fuerza, cada vez que se vota en un régimen de poder de carácter tiránico como es el Estado de partidos se está dando más poder al poder, se está consintiendo que desde el Estado se organicen las instituciones, que están ahí precisamente y sólo por y para la corrupción, de hecho, es así como puede funcionar un Estado de partidos como lo que hay en España, mediante corrupción sistemática.

Las exageradas subidas de impuestos, la corrupción de la Monarquía, la corrupción de la clase estatal, un factor de gobierno, un fenómeno cotidiano al que los españoles refrendan y apoyan en las urnas de manera irracional. Si prestamos atención, es necesario que el miedo predomine en el Estado de partidos, la indignación es carne de cañón para los partidos que, mediante la demanda pública, crean la oferta política dando en forma de órganos o nuevas instituciones a sus siervos, los votantes, que voluntariamente van a dar poder al que le somete. Es necesario y natural que para mantener el poder quien lo posee se precise de miedo; la clase dominante, que mediante la propaganda partidista evita cualquier tipo de oposición real al poder del Estado que lo tienen repartido en cuotas por los partidos, y los siervos, los votantes, para que dicha clase dominante les someta y no sea de mucho trabajo mantenerlo debajo de su pie, vemos que de manera recíproca permanece el miedo tanto en unos como en otros. La llamada a la participación en las urnas es un claro ejemplo del miedo, del auténtico miedo que trae consigo todos los partidos políticos y toda la clase estatal que los conforma, a menos participación menos reparto y, si atendemos al pilar del poder de la legitimación, en una alta abstención, ese poder estaría en una situación crítica. Si de lo que se habla es de una deslegitimación mediante la abstención y la no participación en conciencia en un régimen de poder oligárquico como el actualmente establecido en España hay, ya que el poder depende de dos pilares que son la legalidad y la legitimidad, es la legitimidad en las urnas la que permite o no que ese poder sea más o menos extenso y fuerte, es el permiso moral del pueblo. Es auténtico horror para la clase estatal que no se vote, que no se participe, porque en la realidad y en el hecho político del Estado de partidos, es la única oposición a lo establecido, la única acción para cambiar algo, ya que entre los órganos estatales que son los partidos no hay oposición real política sino una simple competición que queda dentro del Estado por puestos, dinero y poder.

¿Qué sucede con las leyes?, se precisa que haya leyes ilegítimas, de hecho todas son nulas de pleno derecho ya que la Constitución prohíbe el mandato imperativo, no hay una ley de las miles y miles de leyes hechas y dictadas por el gobierno en funciones que no sea en un Decreto ley con mandato imperativo, todos son nulas de pleno derecho jurídicamente hablando, es una prueba para cualquier juez o para cualquier jurista de que no hay constitución ni lo que hay puede estar en vigor, de hecho, la Carta Otorgada de 1978 nunca lo estuvo. Sucede en las leyes, que únicamente se tratan para que la necesaria corrupción pueda llevarse a cabo de manera legal, es decir, como sucede en las tiranías, lo que es legal para el gobierno, es ilegal para el esclavo. Es una manera de combatir ese miedo que naturalmente tiene la clase dominante actual a cualquier tipo de oposición política, apoyando así a que todo el entramado burocrático y empresarial que comporta también el entramado económico y político no tenga deterioros y pase lo que podemos ver en la vida cotidiana como la relación constante y necesaria para el funcionamiento de todo, la relación ente político, bancas y empresarios. Es el miedo a que este entramado de dinero y poder caiga lo que le obliga al gobierno en funciones inventarse leyes a cascoporro para que la corrupción sea legal y sea protegida de hecho. Con esto podemos decir que, en la clase dominante el miedo es tan abundante como en la sociedad civil pero con otras características con relación al poder naturalmente, que, en la clase súbdita que vota, una sociedad que mientras repare en los partidos y su propaganda, estará atendiendo al despotismo del poder del Estado de manera servil y voluntaria.

 

Reflexión personal.

La sociedad española va a sangrar sobremanera, y hoy estamos viendo que sí, que eso es cierto, que en España ya no se vive, se sobrevive, a no ser que se sea un oportunista que le venga bien que todo siga corrupto y nada cambie por intereses personales. Es el miedo personal un complejo de temor en el terreno público de no tener valor ni el criterio para poner un stop y un fin a esta porquería en la que el pueblo español está inmerso, y aceptar que llevamos engañados 42 años, y ahora, cualquier persona que no esté ciega y sin ser un erudito, de buena fe, puede describir el estado social y político real en primera línea de cine, y sin embargo, seguimos con la democracia en la boca, hablando de constitución, admirados por una Monarquía y por un rey corrupto hasta la médula e institución ilegítima sin honor ninguno; ¿pero se puede ser más sinvergüenza?. Porque no se trata ya de ser monárquico o de ser republicano, ni se trata de ser de izquierdas o de derechas, se trata de valores humanos, de convivencia, de patria, de tener dignidad, y remarco la palabra dignidad; de cuidar las generaciones venideras y de ser digno, de ser persona al menos. ¿Aun pensando en ir a votar las siguientes elecciones?, ¿Cuánta basura y corrupción hace falta ver para no seguir comulgando en este Régimen?, no tiene otro nombre ni justificación ninguna que se comparta esto, me da igual el partido o facción que hablemos.

Son muchos años de dictadura y de Estado de partidos, todo lleva un proceso cuando se habla de revolución, y naturalmente y por fuerza mayor el pueblo español desistirá de soportar la tiranía y el abuso y mal uso del poder. Porque el Régimen del 78 le quedan 2 telediarios y se explica por el descaro que todos podemos ver en cuanto a corrupción y saqueo de dinero y sometimiento de la sociedad. España, lamentablemente sangrará y sangrará mucho por su cerrazón y fanatismo, y sobretodo uno de los factores que va a alargar el sufrimiento de la sociedad española es la sabiduría innata, el español lo sabe todo y no sabe de nada. El fanatismo y la soberbia, el orgullo de no ver ni querer ver, de cerrarse en la banda, como dijo el filósofo estadounidense Humboldt; _las puertas de la mente se abren desde dentro_, y es que, quien si no uno mismo va a entender lo que tiene delante y a describir lo que le hace sufrir, pues solo un estúpido o un masoquista estaría martirizándose sin atender a las causas del dolor, a no ser, que suceda como sucede a muchas personas en España, que para no aceptar el peso de la realidad se tienen que inventar historias o creencias y otras composiciones de lugar propias para así entender con mayor comodidad lo que realmente sucede, y es esa la verdadera hipocresía y cobardía que carcome al pueblo y sociedad española, ya no solo en lo público sino en lo personal también, porque así es como se ha aprendido a vivir y a convivir durante tantas décadas de sometimiento y opresión moral y mental. Así que con esto, podemos decir que todo es mentira, tanto lo que se cree como lo que se vive.

Es una realidad que existe una gran cobardía del pueblo español de asomarse a lo nuevo, al cambio, a lo desconocido, a abordar horizontes nuevos con el corte limpio, algo que solo puede suceder tras un período de Libertad Constituyente y tras una conquista que nazca desde la sociedad civil nada más, y no una conquista cualquiera, sino la conquista de la Libertad Política Colectiva y tras una verdadera revolución; porque si no hubiera un cambio real y no se atreve a dar el paso, el paso a retirarse de lo indeseable, de la ignominia, de la barbarie y el despotismo, de retirarse de la servidumbre y de la corrupción, pues el pueblo español sigue soportando los efectos de esa servidumbre voluntaria en las urnas refrendado el Régimen que les somete. Valentía, dignidad y honestidad, salvarán a la Nación española de las fauces del Estado que ha sometido a esta sociedad durante casi un siglo a la esclavitud moral, mental y económica y el pueblo refrendándolo, y estos serán los valores como estandarte del camino a la conquista de la Libertad Política Colectiva que actualmente no hay en España.

Llamo pues a todos los españoles lectores de esta web y también a todos aquellos que lean mis escritos o que dichos escritos lleguen a oídas de.., a la conciencia colectiva para un cambio, pacífica y civilizadamente, de nuestras instituciones políticas, llamo a una revolución, sin miedo y con honestidad, para un cambio no de partidos ni de personas sino del sistema, un cambio del régimen actual de partidos, porque considero tras haber comprobado ya incontables veces que el sistema actual no ha garantizado nunca una estabilidad formal ni duradera al pueblo español. Porque la corrupción ha sido factor de gobierno desde el primer día; porque no tenemos los derechos y libertades que no están garantizados porque no hay Libertad Política; porque no hay constitución porque no hay separación de los poderes Legislativo (Nación) y Ejecutivo (Estado), lo que hay es una Carta otorgada que proviene de un poder ya constituido que es el poder del dictador Franco; porque no hay democracia y el pueblo no está representado por nada ni por nadie; porque no elegimos nada en las urnas y el poder no depende de los electores con lo cual no está controlado; por todo esto entre otras cosas, el pueblo español debe hacer un examen interior de sí mismo y mirar por un cambio en su conciencia y su moral y tirar lo que hasta hoy hemos tenido a la basura para aprender a vivir en libertad como pueblo y sociedad; y porque es necesario y es urgente, dada la crisis de Estado existencial en este momento y desde hace varias generaciones, que sólo puede derivar y terminar en la destrucción del pueblo español como nación y el empobrecimiento abismal e incontrolado del mismo llevándonos a una dependencia como ya lo estamos, de las oligarquías europeas y del mercado internacional.

Por todo ello y por responsabilidad moral lucho y lucharé por un período de Libertad Constituyente para el pueblo español y un cambio mediante una revolución pacífica basada en la cultura y conciencia de la Libertad Política Colectiva y de la democracia.

HR Antonio, 27 de febrero de 2021.

 

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