La sociedad perdida. Cap. III. Adictos a las urnas y algunas cuestiones para la reflexión personal

 

Entiendo que a muchos les sorprenda y que les resulte raro que ahora venga alguien a decirnos que en España no hay democracia, que no hay constitución, que nadie elige ni decide absolutamente nada en las urnas, y el hecho es que España lleva sujeta casi un siglo a gobiernos o regímenes autoritarios y totalitarios como son la dictadura y el Estado de partidos actual basados en la mentira, la confusión y la corrupción, una tradición y costumbre en el modo sociopolítico, y también de convivencia entre convecinos, que se ha incrustado en la sociedad española, por ejemplo; el miedo y pasividad a todo lo que sea política, el servilismo voluntario, obedecer y arrodillarse ante el poder y no mover un dedo ante las injusticias gubernamentales. Estos rasgos sociales están ya en los genes, de manera que, hoy, cualquiera que vea que surgen desde los propios individuos ideas y motivación para protegerse del abuso de poder en España, es posible que los pueda resultar raro o algo inusual y hasta alguno le pueda parecer ridículo, ya que en los últimos más de 80 años pocos han sido los que hayan luchado verdaderamente, y los que lo han hecho no les ha servido para nada, y los que tuvieron oportunidad de hacerlo, mediante la traición a sus propios principios y a la Libertad y la Democracia, se apuntaron al carro del poder, me refiero al Partido Comunista de Carrillo, PSOE de Felipe González y otras facciones oportunistas para la idea de Reforma del franquismo en tiempos de la Transacción española.

Resulta que, ante todas las tropelías y anomalías que produce un Régimen basado en la corrupción de Estado como venimos viendo desde hace más de cuatro décadas en España, generalmente entre los individuos no se concibe otra solución nada más que participar de ello, de intentar cambiar las reglas de juego corrupto jugando a la corrupción individual de participar en el propio juego. Entiendo que se desconozca que nadie ha podido cambiar el sistema desde dentro, aunque muchos lo digan, eso es falso y no es cierto, eso no se ha dado nunca en la historia ni se puede dar jamás, pues toda fuerza o composición política que se añada al Régimen será para fortalecer o renovarlo con energías nuevas, desde el que participa votando hasta el partido que se incorpore de nuevas. Pero lo que no se puede entender nada más que como corrupción y sinvergüencería es participar y colaborar, tanto con un régimen que ha demostrado cada día que pasa ser un verdadero fraude, como ratificar y apoyar a partidos o facciones que han cometido delitos tanto de corrupción u otros crímenes de Estado, como por ejemplo en España el PSOE o el PP. No es difícil para una persona honesta y sincera decir que cualquier persona que eche una papeleta en la urna con esas siglas está más que podrido moralmente o es sin duda un verdadero oportunista, con lo cual un sinvergüenza.

En un estado de degeneración y putrefacción sociopolítica como la que trae España en sus espaldas desde hace varias décadas, considero que la no participación en ningún evento que se oferte desde el Estado, es una muestra de ejercicio en conciencia de uno mismo, de no mancharse y no ser cómplice de un verdadero fraude, se tenga la ideología que se tenga y se piense como se piense; solo aquel que se declina en aportar su fuerza con el voto a cualquier facción participando en la urna, es aquel que solo puede tener un pensamiento sucio y poco sincero, para él mismo y para con el convecino. Es también una muestra de que no se está de acuerdo con las maneras, con las reglas de juego, con las formas ni con los resultados de estas, que como podemos ver tras la experiencia son paupérrimas cada día más, y cada vez es peor todo. Participar es echar leña a la lumbre, es decir que el juego no acabe nunca, en cambio, la abstención entendida como tal, y especialmente si es en conciencia de lo anterior escrito, supone tanto a los partidos todos estatales y órganos del Estado como al Régimen, una muestra y una demostración de oposición en conciencia de la sociedad, de rechazo, de moral limpia, y esto es lo que no se quiere entender en España, no es que no se entienda, es que se prefiere estar sucios y ser cómplice de la degradación a gran escala de todo y de todos.

Si uno no vota, no pasa nada, ¿Quién es el creído que piensa que el gobierno será mejor o peor si él no vota?, en España, al contrario de lo que se cree, no existe oposición política entendida como tal, pues todos los partidos son estatales, son órganos del Estado y ya tienen ellos el poder repartido en cuotas, no existe pues oposición entre ellos ninguna ni la puede haber, la razón, porque hay consenso. Donde está la oposición, irreal y ficticia, es en la mente y la moral entre individuos, las estúpidas ideologías obsoletas e inexistentes y el revanchismo de tiempos pasados, que impiden que de manera colectiva se llegue a una conciencia nacional como pueblo unido, ese es el único lugar donde existe la oposición de ideas, pero oposición política no la puede haber, aunque algunos se quieran estar toda una vida engañándose y viviendo de la mentira.

Si uno no vota, gana, y gana en ambos aspectos, en lo personal y en colectivo como convecino, lo primero porque no te corrompes y nadie podrá decir que esa persona es cómplice del fracaso constante y de la corrupción infinita. Es un privilegio y una suerte ser consciente en España, entre tanta podredumbre institucional y confusión social, que si votas, apoyas algo que no es la democracia, ya que España no es una democracia, el primer Presidente del Tribunal Constitucional en España García Pelayo, sanciona en la Carta otorgada del 78 (equivocadamente llamada constitución), que España es un Estado de partidos, atendiendo a la Máxima alemana; bien, pues lo que sucede al votar es lo mismo que cuando la mayoría de españoles votaban para apoyar la dictadura de Franco, se vota para legitimar lo que hay nada más. Esto, no son opiniones que tengan que sonar bien en los oídos de la gente, esto es así porque así funciona lo que está establecido como manera de funcionar y es igual para todos, es de estúpidos y de obsesos vivir diciendo que funciona según la opinión de cada uno, en España se funciona de una mara que es la misma para todos. Entonces sencillo de entender, votas, participas en un fraude, todos lo ven y saben que esa es una persona corrupta y que lo hace sin prejuicios de ningún tipo a la luz de todos. Se vota para decir y mostrar a todos lo corrupto que puede llegar a ser una persona, porque ayudo y apoyo a los que roban, engañan y avasallan, imitando a la clase gobernante y siendo igual de sinvergüenzas que ellos.

No hay que tener la moral muy limpia ni tampoco conocer qué es la honestidad para creer y pensar que votando, sin poder elegir nunca a nadie ni poder decidir nada sobre nuestro futuro, podrá pasar otra cosa que no haya pasado o se lleva viendo desde hace cuarenta años, en que los votantes, una y otra vez, atienden a su fracaso constante y se manifiesten haciendo el ridículo y el sinvergüenza; cada vez todo es peor y aun se tiran a las urnas como perro hambriento, no creo que se vea más idiocia y sinvergüencería junta jamás. Y ahora, que han arruinado lo único que quedaba que era el sector hostelero y que van de camino en destruirlo más y más hasta su exterminio (con un fin claro y es vender ese sector a multinacionales extranjeras de grandes compañías de resorts como han hecho en los países sudamericanos), que estamos viendo que van a dejar a la nación española como un auténtico solar, lo único que se le ocurre al pueblo español, que con su sabiduría innata ya de creer saberlo todo, es votar. Pero votar bien, porque hasta ahora y durante cuarenta años se ha votado mal y en broma. Ahora el que vote, que vote bien y en serio, hasta que os elijan a un presidente bueno que en ninguno de los casos lo eligen los participantes en las urnas; estas consideraciones, al fanático, al cobarde, al soberbio y al ignorante, le son de muy poco valor, por eso, la sociedad española cae y vuelve a caer en lo oscuro, en la ruina, en la miseria y en la decadencia permanente, por eso, porque lo que abundan son eso valores. ¿En qué va a pensar el pueblo español sino en premiar el fracaso?, cuanto peor vaya todo mejor para los votantes. Y si algo puede ir bien, poneros bozales como moda ridícula y que enfermen a todos con inyecciones, porque ya ni la salud se puede consentir. Ahora la enfermedad es la norma y ley para todos, claro, para todos los que hacéis posible que todo siga a peor, si, los votantes.

 

Algunas cuestiones para la reflexión personal.

Algunas de las preguntas que voy a dejar aquí soy consciente de que muchos ya se las han hecho, y, aun así, han seguido participando del tinglado, lo sé. Pero voy a dejarlas por aquí, para ver si a alguno no se le cae la cara de vergüenza tan solo de tener la indecencia y la poca responsabilidad como ciudadano de apoyar a un Régimen que es una fábrica de corrupción incesante e infinita, que está dejando a la Nación española en aras de la miseria. Quisiera que, al contestarlas, al menos, que no se haga con las tópicas y típicas ridículas y falsas creencias y teorías oficiales y se atiendan a la más pura realidad contemplable.

¿Porqué se vota a la corrupción?; ¿quién nos representa en el Congreso?; ¿quién elige al Presidente del gobierno?; ¿Se cumple o se ha cumplido alguna vez la “constitución” tanto gobernantes como gobernados?; ¿quién hace las leyes y quien las ejecuta?; ¿están garantizados nuestros derechos?; ¿nos da miedo lo nuevo?; “lo menos malo” ha sido lo que nos ha traído hasta aquí, ¿qué es lo menos malo?; si sabemos que la tv miente(cualquiera de ellas), la prensa miente, la radio miente, ¿qué es lo que nos creemos entonces?; ¿de verdad queremos seguir votando el sistema que nos ha traído hasta aquí, o no sabemos hacer otra cosa?; ¿nos damos cuenta que hay algo que no encaja en España?; ¿de verdad hay alguien que quiera seguir con este sistema?; ¿sabéis qué es un periodo de Libertad Constituyente?.

En los siguientes años, no más de cinco, vendrá un periodo de decadencia como el que nunca hemos visto jamás desde la Guerra Civil, esto es lo que hemos querido, es lo que se ratifica y se legitima en la urna por parte del pueblo. El hecho de no votar es que el pueblo no legitima al poder o Régimen establecido y solo se sustenta en la legalidad, es decir, si no se vota no tiene poder moral ni apoyo ninguno porque nadie o una mayoría no lo quiere, así de simple, y eso precisamente se evita en todo momento desde los brazos del Estado, pues supondría que cualquier altercado o movimiento desde la sociedad civil, el poder se viera solo y sin apoyo de nadie o de una mayoría y eso le haría ceder o caer. Quiero añadir que cuando hay democracia la abstención no tiene efectos ningunos, en cambio en regímenes oligárquicos como el que hay en España, los efectos son devastadores, no solo para los partidos si no para el Régimen y sistema de poder, de ahí a la llamada a la participación absoluta de todos los partidos y de la clase estatal.

Lo triste es que hasta que no explote todo más de lo que ha explotado ya, nadie se dará cuenta de la mentira en la que vive, será una muerte lenta y dolorosa, donde el oportunismo y la sinvergüencería de algunos, el silencio cómplice de otros y la confusión constante en los medios e instituciones, será la que alargue este proceso de degradación de todo y de todos. La metástasis que es la corrupción y la prevaricación infinita y sin control ya la tenemos desde hace mucho, el cáncer se llama “Constitución del 78”.

Esto no se trata nada más que de una acción intelectual y moral de carácter colectivo, para despertar las conciencias personales e integrar en ella a la parte laocrática, esa parte del pueblo que se mueve para un cambio real y verdadero, es decir, la más dinámica, abierta, decente y digna, inteligente, generosa y valiente.

 

HR Antonio, a 25 de septiembre de 2021.

 

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