En la imagen, (Pintura “Juego de pelota”, Jacques-Louis David)

 

 

La verdadera izquierda y la verdadera derecha actual. Los conservadores y los progresistas del siglo XXI en España

 

Lo que un niño se daría cuenta, un fanático, un sinvergüenza y un ignorante no ven, o no lo quieren ver; en España, es más lo segundo, la soberbia. Bien, pues hay un tipo de personas en España, esas personas que votan sin democracia; que votan a partidos con una naturaleza, cualidad y condición jurídica estatal, exactamente como lo fue Hitler, Mussolini o Franco, que mantienen y participan en la degeneración real y evidente de la que todos somos testigos, diciendo en las urnas, que las reglas de  juego sean las de la Partitocracia, las del sistema proporcional de listas de partido, las de la Monarquía de Franco y la Reforma de las Leyes fundamentales del Reino franquista; lo que, en términos políticos se denomina la degeneración de la Dictadura

Estas personas, los votantes, no es que tengan el reparo pertinente para observar estos detalles, que cualquier persona desapasionada podría ver, sino que tampoco se detienen a ver algo que afecta directamente a todos, pasando por todas las clases de la sociedad, y es el detalle de que, no es que la característica del Régimen de partidos sea la corrupción, o que haya personas corruptas, o que los mismos partidos estatales sean corruptos, o sea el gobierno de turno el culpable de todos los males, sino que, la corrupción, en el Estado de partidos, es necesaria y fundamental en todas sus formas para el equilibrio funcional de todas sus instituciones, es decir, que sin corrupción no se podría funcionar, que la corrupción en la Partitocracia es sistemática y sistémica, es la sangre de todos los puntos sociales y políticos, en toda situación y momento. Por eso, ninguna Reforma o ninguna Ley fundamental puede cambiar absolutamente nada ni el cambio de personas o partidos es la solución al problema. 

El que vota en un Estado de partidos, no tiene ni la más mínima consideración hacia su convecino, consciente o inconscientemente, ya que votar sin democracia perjudica al resto de la Nación y favorece al necio y perverso oportunista, sacia al fanático e irresponsable y ensucia las almas del que vota para impedir que salgan “los otros”.

Esta trayectoria partitocrática, muestra con evidencia el carácter degradador y destructivo de esta forma de gobierno, especialmente en lo que tiene que ver a lo relativo con la Nación, subordinada, o más bien marginada por el Estado en todo lo que se refiere a los asuntos de la Corte; degradada tanto en lo material como en el espíritu y la moral. 

Es evidente que esta forma de gobierno del Estado de partidos no cuida de la tradición; que las costumbres no las respeta; que el lenguaje lo degenera y deforma por una necesidad inmoral de consenso entre las facciones estatales; que la cultura la elimina; y que crea un sentimiento de culpabilidad y vergüenza al individuo que se mantiene desde su origen y comienzo en la Transacción española

Aunque suene escandaloso, y a alguno le suene ofensivo, el votante, es enemigo número uno de la Nación española y de España, es su calamidad y su enfermedad. Porque cuanto más se intente arreglar la decadencia generalizada votando, más se empeorará todo. El Estado de partidos son las arenas movedizas que cuando más te mueves para salir votando más le impulsan a uno hacia dentro. 

Esta reflexión, que no son opiniones personales, sino que son hechos ciertos contemplables a la vista de cualquiera, es la realidad que llevamos viendo las últimas más de cuatro décadas, que cuanto más se ha votado ha sido todo peor. Es lo que, muchos españoles, por miedo y cobardía a dar un paso a lo desconocido, por no saber e ignorar hacia dónde dirigirse y qué sucederá si se derrumba el tinglado, o mismamente por puro miedo que corre por su sangre tradicionalmente cuando se trata de los asuntos públicos o políticos, son incapaces de levantarse de la silla y mover un dedo para que sus generaciones venideras tengan la esperanza de una vida mejor y próspera. No es sólo eso, y esto lo he comprobado yo mismo, hablando con un gran número de personas, que no muestran el más mínimo interés de lo que sucede, ya que ellos tienen la nevera llena y con ellos no va la cosa pública, eso son los de “tonto el último”, y luego, van a votar. Hay cientos de casos reales de personas, diferentes entre ellos, que les es indiferente absolutamente todo, lo que facilita la permanencia en el poder de cuatro canallas y sus “colegas” y enchufes.

Considero pues que los enemigos de España son los votantes y los que muestren indiferencia a los asuntos públicos y políticos; que la verdadera izquierda y derecha del siglo XXI, no es la tradicional que conocemos de la Guerra Civil, aquellos republicanos y nacionales en armas, eso ya está más que apartado dentro de la verdadera realidad política actual y la acción política que ejercen los que sustentan el poder que son las facciones del Estado, aunque por ignorancia y atender a la propaganda de los partidos, y por los romanticismos ideológicos de cada cual, en la sociedad civil se mantengan estos sentimientos ideológicos recalcitrantes que ya no existen. Esto que escribo, muestra la ignorancia y la confusión real y existente de los españoles, que viven pensando que la oposición son los “rojos y los fachas”, algo totalmente obsoleto. Lo cierto es que, los españoles no saben de qué se trata el juego político actual y desde la Transacción española verdaderamente, perdidos, anclados y atrasados en un pasado ideológico obsoleto, demuestran estar a años luz de saber dónde se encuentran, de cuál es el juego de sus gobernantes y cómo se desarrolla el juego político hoy y desde hace más de cuatro décadas, dando así más margen de tiempo a la clase estatal para organiar su estrategia política y al rearme de sus tropelías y sus defectos, inherentes a la forma de gobierno, así, estos van siempre por delante de sus siempre atrasados súbditos.

Claro que, los hay que viven conscientemente sabiendo la mentira y no lo dicen o la esconden. Los fanáticos. Los verdaderos fascistas conscientemente de hoy.

Este juego de colores propagandístico habitual al que los españoles se han anclado, se sustenta en unos principios y valores políticos que no existen ya, porque mueren en el mismo momento en el que todos los partidos aceptan en unanimidad de pensamiento y voluntad de acción política, desapegándose de lo que realmente eran en su origen, para dar comienzo a un principio ideológico único para todos, desde los famosos “pactos de Moncloa”, ese es el consenso político; en ese momento nace en España la ideología de la socialdemocracia. Los romanticismos ideológicos tradicionales de la sociedad civil, se sustentan en la propaganda partidista de un teatro fingido, una ficción de la realidad política verdadera, esa que se encuentra designada y se defiende en la acción política de todas las facciones estatales, es decir, lo que están haciendo y cómo se funciona realmente, que olvidaron con aquellos pactos, y que mantienen en la ficción con los símbolos y logotipos que hoy utilizan para su propaganda. Los españoles viven en un pasado de principios morales ficticio y ridículo, que no corresponde a la acción política actual de ninguna facción estatal. (En la imagen, Inauguración de los Estados Generales, 5 de mayo de 1789 (cuadro de Auguste Couder, 1839)).

La oposición real y cierta está, entre aquellos que votan, que muestran públicamente su intención de seguir con la Partitocracia, los conservadores de lo hay, la verdadera derecha social actual, porque eso es la derecha, los que conservan lo que hay. ¿En contra de quién?, muy sencillo, de aquellos movimientos civiles, y todas aquellas personas que, no votando como medio pacífico y civilizado en conciencia de no marcharnos con la corrupción, y consecuentes de nuestro acto en la búsqueda de la apertura, perentoria y necesaria, de un período de LIBERTAD CONSTITUYENTE, se cambie el Régimen del 78 y se elimine la Monarquía corrupta e ilegítima de origen franquista, es decir, la verdadera izquierda política actual, la revolución al poder establecido, porque eso es la verdadera izquierda, esa parte de la sociedad civil gobernada en movimiento para un cambio o revolución sociopolítica. Izquierda que lucha para conquistar la Libertad, para que esa Libertad Colectiva hable y defina las formas políticas y quiénes deben de ocupar esos cargos, y sobretodo, para hacer una constitución, ya que hoy, todo lo que vemos es porque no existe constitución.

Revolución que impiden a toda costa todos los partidos estatales, a los que votan la derecha social española, Monárquicos y de derechas, conservadores del Régimen que sustentan y los mantiene en el poder.

La prueba y defensa de lo que yo he escrito aquí, es la evidencia de la degeneración de todo y de todos y de la perversión de la sociedad española, la material y la moral. No queda en España nada vivo, todo está muerto. Y lo que no está muerto está podrido de corrupción.

 

Antonio HR, 5 de agosto de 2022.

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